Hay olores que el gusto no olvida
Por: Rodolfo Naró
No sólo los cachorros reconocen a su madre por el olor. El olfato es, de los cinco sentidos, el más primitivo. Recuerdo que cuando era niño mi...
En el jardín de Melibea los árboles viven de pie. II PARTE
Por: Rodolfo Naró
Esta es la segunda parte de mi ponenecia en el XIX Coloquio Internacional de Bibliotecarios, "Yo leo, tú lees, leyendo en la biblioteca", realizado en la pasada...
Monsiváis y su Mito Genial
Por: Rodolfo Naró
Con discreción le pidió que se fuera. Era un chico que acompañaba a Mario Velázquez y, por supuesto, no estaba enterado de quién mandaba en esa casa,...
Charro completo
Por: Rodolfo Naró
Un hombre llegó corriendo al lienzo charro, iba ensangrentado y pedía ayuda a gritos, clamaba por un médico. Mi padre, que estaba al fondo del partidero esperando...
Fronteras de silencio
Por: Rodolfo Naró
La peor de mis fronteras es quizá la del idioma. A lo largo de mi vida he tomado clases particulares de inglés, cursos intensivos, he estado estudiándolo...
Toledo, el hechicero
Conversar con Francisco Toledo era escuchar sus silencios, ver el movimiento nervioso de sus manos de uñas largas, pintar en cuclillas o arreglar, sentado en la entrada del IAGO,...