Por: Jesús Rito García

Hay ya demasiados libros.

Aun reduciendo sobremanera el número de temas
a que cada hombre dedica su atención,
la cantidad de libros que necesita ingerir es tan enorme que rebasa los límites de su tiempo
y de su capacidad de asimilación.

Ortega y Gasset, Misión del bibliotecario, discurso. 20 de mayo de 1935

“Para este libro no se hizo ningún depósito ni se acató ninguna ley.
Por lo tanto, sus derechos se van haciendo solitos y quieren crecer,
así que puede ser prestado, regalado, compartido, leído en voz alta, reproducido,
olvidado, fotocopiado, pintado, cantado, difundido y quemado”.

Alejandro Raymond. Que la noche nos encuentre viajando, autoeditado, 2010.

En México existen muchas editoriales independientes, que a pesar de las dificultades económicas y la falta de educación, que representa un bajo nivel en lectores, siguen publicando. No podemos olvidar que gracias a ellas se han dado a conocer escritores muy importantes en nuestra lengua. Y no sólo en México, podría asegurar que en todo el mundo.

Si tomamos como referencia a las editoriales comerciales, que bien sabemos que muchasiniciaron con procesos artesanales, podemos decir que ellas tienen todo a su favor. Aunque su eterno lastre será la selección. Dicha selección tiene que cubrir los requisitos de un buen trabajo literario, con mucho nivel y las posibilidades claras de ser rentable, por tal motivo,géneros como la poesía, la dramaturgia y el ensayo; difícilmente pueden alcanzar el tan anhelado éxito en ventas.

En el caso de Oaxaca y su situación editorial, diremos que después de haber pasado la primera década del siglo XXI, muchos años después del invento de Gutenberg, apenas comienza a tener un ambiente editorial básico y primigenio. En realidad existen pocas editoriales, es algo muy nuevo. Antes, todo dependía de las publicaciones gubernamentales, las cuales difícilmente se encargarían del trabajo de distribución o promoción, por tal motivo los libros perecían en las bodegas. Aunque las publicaciones eran insuficientes, no había otra forma de realizar el sueño de todos los autores, ver su libro impreso.Bien podría darse el caso, hoy en día, ya que si las publicaciones gubernamentales no persiguen fines lucrativos, de formar un área de libros electrónicos, otorgándoles a los autores unas regalías similares a la publicación de mil ejemplares y que el dinero que se invierte en impresión, se utilice en la edición y promoción virtual, además de crear propuestas de bibliotecas virtuales en las comunidades alejadas, donde con dispositivos de lectura, se promueva tanto a los autores locales, como a los de la literatura universal.Porque el fin último es promover el gusto por la lectura.

Citando a Virginia Collera en su artículo “El futuro de la lectura” publicado en El País(15/09/12), dice lo siguiente: “En la biblioteca Pública de Nueva York, dos millones de volúmenes, que hasta ahora ocupaban ocho plantas de su sede central, serán trasladados a dos almacenes externos para así poder crear un nuevo espacio público[…] Donde antes había estanterías, habrá hileras de ordenadores, cafeterías y zona wifi.” Por tal motivo, ahora el gobierno puede invertir en bibliotecas virtuales de calidad y promover el uso del internet en las comunidades alejadas, donde difícilmente habrá una librería o biblioteca pública bien equipada.

Viendo las posibilidades que plantean las nuevas tecnologías, se abren las puertas al mundo editorial oaxaqueño y a todos aquellos lugares que antes estaban olvidados por el libro impreso. A nuestro estado ya no le tocó vivir la problemática de las metrópolis del mundo a principios del siglo XX. Como lo menciona Ortega y Gasset en su discurso Misión del bibliotecario*: “Si cada nueva generación va a seguir acumulando papel impreso en la proporción de las últimas, el problema que plantee el exceso de libros será pavoroso.

Por tal motivo, es interesante cómo las editoriales independientes, ahora siguen la línea dela estética punk del “hazlo tú mismo” incluyendo prácticas colectivas y explotando la experimentación de una manera infinita. En ocasiones haciendo uso del copyleft, dejando a un lado los fines comerciales del copyright, que sólo beneficia a las grandes empresas que utilizan los bienes culturales a su antojo, propiciando el betselerismo que no ayuda en mucho a la literatura.

* Misión del bibliotecario, discurso inaugural durante el Segundo Congreso Internacional de Bibliotecarios de la International Federation of Library Associations and Institutions(IFLA), en el paraninfo de la Universidad de Madrid, el 20 de mayo de 1935.

 

Foto: Hiperkarma, algunos derechos reservados.