Por: Luis Colunga Dabussy

Hace unos días la marca de ropa y accesorios King Monster a través de su
página de internet dio a conocer la convocatoria de un reto que ayudaría a romper un récord mundial en México. Dicha convocatoria, bajo el eslogan «imponiendo un divertido récord mundial en México», proponía grabar a un hombre agarrando el trasero de 666 mujeres en el Distrito Federal, con su previa autorización, el evento se realizaría el día 9 de febrero del año en curso.

De inmediato diversas asociaciones civiles, observatorios ciudadanos y demás organizaciones encargadas de vigilar el cumplimiento de derechos humanos, de erradicar la violencia y vigilar la equidad de género tanto en medios de comunicación como en la sociedad en general, alzaron la voz e hicieron un llamado al estado mexicano y a la propia marca King Monster, argumentando que dicha actividad representa un acto de violencia sexual hacia la mujer. Las quejas se hicieron presentes ante “El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación” (CONAPRED) y ante la misma marca de ropa. Finalmente, el día del evento un grupo de activistas impidió larealización del mismo.

Ahora bien, conviene hacer una reflexión acerca de este caso ¿Cómo es posible
que un evento, aparentemente divertido, represente violencia sexual hacia las
mujeres?

En primer lugar, cabe aclarar que la violencia sexual no sólo consta de la agresión física hacia alguien, sino también el ejercicio de elementos coercitivos en la conducta que degradan a la persona, en este caso a las mujeres. La manera en que un evento así fomenta este tipo de violencia es exponiendo el cuerpo de la mujer como un objeto sexual que puede ser tocado, cuando el hombre así lo desee, con o sin su autorización, favoreciendo el estereotipo de género que avala la agresión como una práctica social cotidiana.

El hecho de que un hombre toque 666 traseros sólo habría contribuido a la
trivialización y normalización de la violencia y la cultura del acoso a través de la publicidad, es decir, incorpora la violencia, de tal forma, que se le considera como algo divertido e incluso como una manera de conseguir reconocimiento, de ahí el eslogan «imponiendo un divertido récord mundial en México».

Si bien en nuestro país, existen manifestaciones diarias de violencia, más graves, tales como feminicidios, trata de blancas y crímenes de odio (entre muchas otras más), situaciones como esta también favorecen a un proceso de desensibilización que disimula y maquilla cierto tipo de prácticas violentas, de manera tal que son digeridas como algo cotidiano y parte de un discurso social que no requiere de mayor atención.

Es de suma importancia prestar atención y reflexionar sobre todo aquel acto de violencia que se nos presente de manera disfrazada. Muchos de los comerciales que vemos a diario, canciones que escuchamos, anuncios publicitarios en la calle, refranes populares, propaganda, concursos, etc., contienen mensajes, tanto explícitos como implícitos, que alientan a agresores sexuales a cometer delitos, por lo que nuestro deber social y humano es promover la reflexión y sensibilización ante este tipo de casos, logrando así la prevención de la violencia así como el impulso de una convivencia, entre géneros, sana y equitativa.