Por: Vicente López Portillo

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Todos estamos expuestos ante la probabilidad de que ocurra un evento inesperado de la noche a la mañana, que dañe nuestra persona, familia o bienes. Si otros dependen de ti, es una buena idea contratar un seguro, para que tus seres queridos puedan enfrentar las adversidades económicas en caso de que tú faltes.

Los seguros se definen como un contrato por el cual una compañía Aseguradora se compromete a compensar a una persona, asegurado o beneficiario ante un imprevisto como un accidente, robo, incendio, el daño a un bien, una  enfermedad,  un terremoto, o incluso la muerte, a cambio de un pago determinado que es conocido como prima, que es su costo.

Entre los seguros más comunes están el seguro de automóvil, el seguro de vida, el seguro de gastos médicos mayores y el seguro de daños para el hogar.

El primer paso, antes de contratar un seguro, es ubicarte exactamente en qué momento de tu vida financiera te encuentras, pues eso te ayudará a determinar con claridad tus necesidades, porque el seguro es un traje a la medida.

Procura contratar con agentes de seguros especializados y autorizados, ya que tendrá acceso a tu información confidencial y ten cuidado que sea alguien que se haya sabido ganar tu confianza.

Una vez que hayas identificado tus necesidades y contactado a un agente de seguros es preciso que compares entre las Aseguradoras existen en el mercado, en ocasiones la diferencia en costos y coberturas puede ser significativa.

El librito que te entregan al momento de contratar no es para que lo guardes de inmediato en la guantera de tu auto o en el librero de tu casa, sino es tu contrato y contiene la póliza del seguro,  documento con las normas generales, particulares y especiales que regulan la relación que tienes con la Aseguradora.

Léelo detenidamente y no te quedes con dudas, ya que buena parte de los problemas relacionados con los seguros derivan de que los contratantes no leen, y por ello desconocen las condiciones específicas en que su seguro los protege.

Paga a tiempo tus primas, ya que de no hacerlo el seguro se cancela automáticamente. Te recomiendo tener cuidado de no inventar datos ni hechos al momento de contratar o de ocurrido un siniestro, el omitir información o declarar cosas que no sean pueden resultar en que no se pague el seguro o en que la compañía pueda rescindir el contrato.

Por último, informa a tus beneficiarios sobre la existencia de los seguros y con esto evita dejar problemas en lugar de beneficios.

Y recuerda, cuida tu dinero.