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11 de agosto de 2013

Por: Omar Alejandro Cortés

A Gastón Pereyra

Las siguientes páginas son el

recuerdo de un olvido.

-Luis Cernuda-

Con el silencio de la tarde, el cansancio -en más de un sentido- del día, la pesadez de la digestión y el sutil, pero constante, recuerdo; el sopor resultaba inminente. De ahí, lo demás fue silencio, oscuridad.

            31 Julio

Saltos, ruido, incomidad. Tren. Recuerdo. Había decidido caminar de casa a la estación. En el camino, me contemplo ante el reflejo de los ventanles y, poco a poco, (re)conozco. “Flaco” llegará más tarde de lo previsto. No hay colectivos. Llego, en efecto, antes a la estación. Leo a Bioy, su diario de viaje en el Brasil. ¿La sinceridad con la que escribe -al menos en esta obra- será sincera? intriga, atrapa. Pienso, como buen aprendiz copión, en hacer uno, también. Unos cuantos días porteños, se me ocurre.

 

1 Agosto

Tren (como las 14 horas -18, precisamente- previas). En el viaje “conocimos” a dos jipis. Lindas, crotamente lindas. Analepsis. Ella escribió. No sé cómo lo hace. Tengo una especie de odio enternecido y resentido; aún no sé si a Ella o al hecho de que escriba. ¿Me hará eso mala persona? Mala persona Ella, grandísima…

Vuelvo a lo previo. Una de las jipis, mientras dormía, acariciaba mi pierna. Ventajas del invierno, supongo. Al menos eso me pareció. Tal vez fue el sueño. Villas a la entrada de Buenos Aires. ¡Cartones con aliento y calidez de hogar! Cuánta inmundicie. A Chuzena antropóloga le interesaría esto.

En CABA. Se me ocurre un dibujo sobre la piel, ¡Girondo, motivo de vida, oculto! Caminar, caminar… Ventanas con brazo y alientos de mujer. Flaco es buen amigo. Cocinamos y devoramos empanadas. Vino, charla; ambos, sin duda, con la exquisitez de la virginal sorpresa.

 

2 Agosto

Transpiración uvácea matinal. Madrugo, desde mi perspectiva matinal, a las 10 am. UBA, biblioteca equivocada de la FfyL; afortunadamente, El error nos permite conocer a una linda y efusiva, realmente efusiva, cordobesa-sa. Qué ojos. Pienso, sin querer, en Domenella de joven. Único referente literario-cordobés. Comida en “casa”. ¿Desde cuándo decidimos llamarle así? en tal caso, si aquél edificio, si esa pequeña pieza con ocho camas y más desconocidos es casa, Flaco es familia, es hermano.

Vuelta (más bien ida) a la verdadera biblioteca. Girondo. Reliquias valiosísimas para el incomprendido e incomprensor literato, arrumbadas en el peor rincón, como mi sentir. Por eso es que tenemos tanto en común (¡hablaba con Girondo el loco!). (Re)conozco en vivo el manuscrito del planeamiento de “Martín Fierro”. Girondo, Girondo y Girondo volando por doquier.

Caigo en la cuenta del “levante” de mi acento. Chale.

Y, a lo lejos, veo una zebra, en esa zebra, unas nalgas y en cada nalga, otra zebra.

 

3 Agosto

A punto de ser inmigrante ilegal en la Argentina. Sólo espera a que me deshaga de este inmigrante ilegal y volveremos a estar juntos los tres. Pitonisa hija de re mil… Río de la Plata. Escape. Las chicas del buque tienen senos bizcos que se asoman por el barandal en busca de algún acuático famélico capaz de libarles, y unas nalgas merecedoras de sucumbir ante aleteos, de mariposas, potros, leones, gatos, monos, humanos.

Al fondo, un rostro similar a Ricelli. Strogonoff y la brisa salada de un recuerdo. Levrero. La mujer que me prestó la birome me ve feo. Mucha tinta he gastado ya. Uruguay, Colonia.

            ***

¡Frenen el mundo que quiero bajarme! Frenen el frenético frenesí. San Telmo. Piazzolla, Gardel, Villoldo. Yo, por una cabeza, / si ella me olvida, / ¿qué importa perderme?, / mil veces la vida, / ¿para qué vivir? Mujeres, música, vino, amistad. En el tabaco, en el café, en el vino, / 
al borde de la noche se levantan / 
como esas voces que a lo lejos cantan / 
sin que se sepa qué, por el camino. “El amor, las mujeres y la vida”.

Frenen el frenético frenesí.

Con el silencio del bullicio, el alegre cansancio, la embriaguez del alma y el sutil, pero constante, recuerdo; el sopor resultaba inminente. De ahí, lo demás fue silencio, oscuridad.