(www.eloriente.net, México, 15 de diciembre 2014; por Jaime Palau Ranz).- El béisbol profesional llegó a Oaxaca en el año 1996, antes, solo había oportunidad de disfrutar de ese espectáculo a través de la televisión o de la radio, con la aclaración que muy pocos partidos eran transmitidos al año en televisión abierta y básicamente de las Grandes Ligas ya que del béisbol de Liga Mexicana era prácticamente imposible, de tal forma que había que pagar por una señal satelital y no todos en Oaxaca lo podían hacer, en el caso de la radio, era posible captar en las noches las transmisiones de partidos de los equipos mexicanos con la narración estupenda de Oscar Esquivel, Mago Septién y recientemente de Antonio de Valdés, de esa forma podíamos los aficionados conocer los nombres de los jugadores y sus hazañas sin tener un rostro claro con sus facciones correspondiendo a cada apellido.

Durante la temporada de debut de la los Guerreros de Oaxaca en Liga Mexicana, al término de cada partido salían por la puerta principal del estadio, en primer lugar los aficionados asistentes, después los peloteros del equipo visitante ya que su autobús se estacionaba sobre la carretera internacional justo afuera del terreno de juego y finalmente se retiraban los jugadores Guerreros, era el momento esperado por los fanáticos de conseguir un ansiado autógrafo, con los visitantes era más sencillo reconocerlos porque salían uniformados y se bañaban en su hotel, de tal forma que si no tenían su nombre en la camisola al menos por el número eran identificables, solo que los locales ya se retiraban bañados y vestidos de civiles, la gente pedía autógrafos sin saber si eran peloteros, couches o simples espectadores que pasaban por ahí.

Recuerdo perfectamente la siguiente anécdota, en esa época yo participaba en un equipo de softbol de la liga local que se llamaba Centro de Idiomas, muchos de los integrantes eran americanos ya que lo dirigía Mark Leyes, Cónsul de los Estados Unidos en Oaxaca, entre los extranjeros se encontraban el arqueólogo Marcus Winter y un par de ex peloteros profesionales que vivían en Oaxaca, Mark Torrance y Willie Darkis, los integrantes más jóvenes del equipo eran alumnos del Centro de Idiomas, su interés por aprender del idioma y las tradiciones americanas los llevó al equipo y a empezar a jugar ese deporte hasta entonces desconocido para los estudiantes, no conocían las reglas ni habían usado un guante en su vida, pero como lo importante no era ganar sino jugar y pasarla bien, todos participábamos con gusto, entre los muchachos había tres hermanos de nombres Oscar, Sergio y Carlos, contrastaba su poca habilidad deportiva con su presencia física, eran grandes y fuertes, varias veces acudimos a presenciar los juegos de Guerreros en palomilla y al término de los juegos, les pedía la gente autógrafos a Torrance, a Darkis y a los hermanos, ellos firmaban las pelotas con un gusto enorme sin desengañar a nadie, los primeros estaban acostumbrados con algo de añoranza de sus tiempos de peloteros, pero los hermanos se la pasaban muy divertidos firmando ilegiblemente pelotas y cuadernos.

Hoy día el autobús visitante se guarda dentro del estadio y ya es muy difícil obtener la foto y la firma ansiada por los fanáticos, los locales salen por puertas laterales o en sus vehículos y es la misma circunstancia, se ha perdido esa hermosa costumbre que acercaba a los peloteros con la gente despertando sueños inolvidables en los niños, lo digo con conocimiento de causa, cambió mi vida algo tan sencillo como que los peloteros del Cafeteros del Córdoba de 1972 me firmaran en su visita de pretemporada a Oaxaca y después salieran campeones de Liga Mexicana.

Lo arriba comentado sirve para entender el gran mérito que tiene haber sido promotor o conocedor de este juego desde tiempos anteriores a que llegara profesionalmente el béisbol a Oaxaca, cuando la información había que conseguirla con lupa, es el caso de Don Juan Corres González, impulsor de equipos de béisbol desde principios del siglo pasado en la Soritana, Ejutla, con toda paciencia y meticulosidad fue recortando en periódicos y revistas todos los reportajes, notas y crónicas que se publicaran, decenas de cuadernos de pasta gruesa con los que se llevaban los libros contables de las empresas, fueron llenados de recortes, dibujos, comentarios, fotos, etc. son unos documentos extraordinarios que desde su fallecimiento, cuida celosamente su hijo el Dr. Marco Antonio Corres Ezeta, quien ha incrementado ese acervo con el paso del tiempo, con libros y revistas especializados, tarjetas, pelotas firmadas y miles de artículos relacionados, a su vez cuidó de cerca la formación y crecimiento de su hijo, formando y dirigiendo equipos infantiles y juveniles donde pudo transmitirle esa pasión, disciplina y conocimientos, incluso uno de los muchachos, Ricardo Vázquez, llegó al béisbol profesional con los Tigres de Quintana Roo.

El martes de esta semana fui invitado a escuchar una charla que se ofrecía en la sesión mensual de la Sociedad Oaxaqueña de Radiología e Imagen, AC. no imaginaba entender del tema, grande fue la sorpresa que era impartida por el Dr. Corres Ezeta, se llamó “béisbol en frases”, que interesante enfoque, alternaba la presentación de imágenes en el proyector, con frases relacionadas al béisbol y su explicación del juego, pasando por las reglas elementales, las posiciones, la ropa y accesorios necesarios para su práctica, dimensiones del campo, ampáyers, fanáticos, las transmisiones, la Serie Mundial, la historia desde el siglo pasado, jugadores famosos, mexicanos y americanos, todo con un toque enfocado a la radiología para que la información fuera relacionada y comprendida, por ejemplo, mostraba fotos de los mejores lanzadores y el detalle de cómo se tensionaban sus tendones y músculos por el esfuerzo al tirar la bola, no solo explicaba el efecto que tomaba la bola y la velocidad, sino también las posibles lesiones, el ojo de un experto radiólogo en toda su dimensión, muy interesante todo el enfoque de la plática, la mayoría de los integrantes de ese gremio no eran conocedores del tema deportivo, sin embargo consiguió captar su interés y despertarles el gusto por querer ir la próxima temporada a un estadio a ver un juego, para conocer eso que era capaz de despertar pasiones en alguien, siempre falta gente que ame el béisbol y se dé tiempo para motivar a otros a conocerlo, felicidades.

A mi querida hija Ana Karen, feliz cumpleaños.

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Seguiré comentando la próxima semana.

guerreros de oaxaca

Foto: Archivo El Oriente

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