¡No más Elefantes Blancos!

(www.eloriente.net, México, 9 de marzo de 2015, Por: Alejandro Cruz Pimentel).- El léxico de la política mexicana define a un “elefante blanco” como una obra con infraestructura que tiene muy poca utilidad para la ciudadanía o que de plano no sirve. Así lo define Julio Franco Corzo, Director de la Consultoría Evaluare.

Ha llegado a varias conclusiones pero considera 2 más importantes: 1) que no es privativo de algún nivel de gobierno o de algún partido político; y 2) seguramente ningún presidente de la república, un gobernador o un presidente municipal deseaba ver esas catástrofes, pero todos tenían a uno o más colaboradores cercanos con intereses personales en que se realizara la obra y lo consiguieron gracias a sus habilidades de comunicación. Una vez anunciada y puesta en marcha la obra, era muy costoso políticamente echarse para atrás.

Hoy el Gobierno del Estado de Oaxaca, ante la carencia de proyectos que consideren tanto la perspectiva de la autoridad como las expectativas sociales y que además, prevean los posibles escenarios a mediano y largo plazo; en lo que lleva de su gestión 2011-2015 ha construido TRES elefantes blancos: 1) el Complejo Deportivo Zona Poniente; 2) el Centro Recreativo y Acondicionamiento Deportivo “Venustiano Carranza”; y 3) el Centro de Iniciación Musical de Oaxaca (CIMO). Pero lo que es más lamentable que piensa dejarnos otros dos: el Centro Cultural y de Convenciones y la Ciudad de los Archivos.

En los tres mencionados la inversión quedó a medias y ya no hay recursos frescos para hacerlos funcionar, dicho de otra manera, están en el abandono; y todo debido a la falta de estudios de preinversión que garantizaran los escenarios futuros posibles en caso de algún caso fortuito o de fuerza mayor. Quién conoce de obra pública está convencido que una escasa planificación o la existencia de procedimientos inadecuados, hacen que las obras carezcan de estudios previos. Estos tres elefantes blancos los adjudicaron de manera directa con la obra y el proyecto ejecutivo incluidos, o sea, el contratista que realizó el proyecto ejecutivo definió el costo de la obra.

Los “elefantes blancos” tienen esta característica, requieren de una inversión de capital inicial en el corto plazo (para pago de moches, comisiones, anticipos) y una ejecución del proyecto a largo plazo. Por eso la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó irregularidades en los pagos realizados a los contratistas de estas obras, todas recibieron pagos al inicio de los trabajo; pero claro había que pagar los favores y en consecuencia se descapitalizaron las obras quedando inconclusas. Hoy en el 2015, su avance físico no llega ni al 50% a pesar que fueron iniciadas en el 2013.

El informe del resultado de la Cuenta Pública 2013 presentado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) pone de manifiesto el estancamiento de la obra pública en nuestro Estado. Las observaciones encontradas muestran claramente acciones deliberadas y reiterativas de funcionarios responsables de la planeación, programación, contratación y ejecución de la obra pública en la Secretaría encargada del sector.

La participación ciudadana ha quedado en el margen, me refiero a ciudadanos, al gremio constructor y a los organismos colegiados de profesionistas. Durante los 4 años hemos visto posicionamientos en contra, y a veces a favor, de la manera en que se asigna la obra pública. El anterior secretario desdeñó a los constructores oaxaqueños al sostener que “no tenían la capacidad técnica ni económica para realizar estas magnas obras”, hoy “elefantes blancos”. Debido a la falta de transparencia y canales efectivos de participación ciudadana durante la etapa de planeación, la ciudadanía toma contacto cuando nos enteramos que la obra va iniciar o ya están colocando la primera piedra. Es por esto que vemos la resistencia de los afectados, la exigencia de permisos y la falta de consenso de la obra, terminando siempre en una obra mediática, con detractores y paladines.

A sabiendas que la falta de planeación conjunta y coordinación en la contratación de la obra pública genera ineficiencia en el aprovechamiento de los recursos y con la experiencia palpable de la red hospitalaria de los SSO, donde más de 30 clínicas quedaron en obra negra. A finales del 2010, se impulsó un nuevo esquema para la contratación de las obras. La propuesta de mejora en la gestión administrativa a efecto de fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas, fue un organismo especializado que coordine y supervise el procedimiento de la contratación de obras con cuatro principios fundamentales: equidad, integridad, economía y eficiencia. La visión era ser líder con un sistema de contrataciones caracterizado por erradicar la corrupción y contar con servidores públicos capacitados para honrar el precepto 134 de nuestra Carta Magna. Todo se fue al bote de la basura.

La realidad es lo que estamos viviendo, el tiempo nos vuelve a dar la razón. La contratación de la obra pública está en entredicho, está estancada. El gobierno ha perdido legitimidad en este tema, la corrupción se refleja en los tres elefantes blancos que nos heredaran. Otra vez, le fallamos a Don Benito Juárez, quien consideraba a la administración pública —como un asunto de moral pública, de vocación para el bienestar del pueblo— hoy el BIENESTAR se quedó en unos cuántos. La obra pública sigue siendo una asignatura pendiente, la mayoría de los funcionarios carecen de una formación en políticas públicas, prevalece la falta de análisis de factibilidad presupuestal, socioeconómica, legal, social, política, ambiental y administrativa. ¡ALTO A LOS ELEFANTES BLANCOS!

* Consejero Ciudadano de la COTAIPO

@acruzpi

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