(www.eloriente.net, México, 9 de abril de 2015. Por: Víctor López Velarde).- Considero que esta película es una de las adaptaciones más perfectas que he visto en mi vida, aunque no he leído el libro, cada cambio de escena lo sentía como si cambiaran la página de este. No es una película fácil de ver, tiene un ritmo lento, es muy dura y tiene escenas crudisímas, pero vale la pena, pues es esperanzadora y se termina convirtiendo en un claro ejemplo que el arte del cine y literatura pueden ser perfectamente armonizados.

Para ser honesto, no creo que sea una película para ser disfrutada, su mérito recae es que el público la vive en carne propia y siente cada momento de ella, sumergiéndolo en cada secuencia en un torbellino de emociones. Es ante todo un filme para pensar y reflexionar, tiene momentos y diálogos muy conmovedores, otros profundos y filosóficos, otros verdaderamente emotivos y momentos desgarradores en los que es imposible que al espectador no se le haga un nudo en la garganta.

El guión es muy elaborado e inteligente, cargado de matices literarios y todo se relaciona perfectamente. Es injusto que perdiera el Oscar por mejor guión adaptado ante El Pianista, maravillosa película, pero no creo que superara en guión a ésta.

El directo Stephen Daldry nos muestra su habilidad como narrador, brindándonos momentos de buen cine y llevándonos de la mano en la vida de estas desconsoladas mujeres, él y el guionista David Hare son los responsables de dicha perfección.La banda sonora es increíble, hermosa y acompaña perfectamente cada una de las escenas, uniendo las historias y rematando la emoción en el espectador.

Y qué decir de los actores, todos muy bien: Toni Collete muy correcta en su pequeña pero crucial escena, Claire Danes está bien y Miranda Richardson se hace notar al igual que un conmovedor Ed Harris.

Párrafo aparte merecen las tres protagonistas, que logran un arte interpretativo en todo su esplendor. En tercer lugar pongo a Julianne Moore quien nos deleita con por su capacidad dramática y nos brinda escenas de incertidumbre, drama y enojo. En segundo lugar la siempre fantástica Meryl Streep, natural y carismática, logra una conexión con el espectador en todas sus escenas. En primer lugar me quedo con Nicole Kidman, ganadora del Óscar a la Mejor Actriz por esta película. Lo que la actriz hace parecer de otro, su interpretación queda marcada en tu retina mucho tiempo después de ver la película, perturbadora, desgarradora, se transforma en Virginia Woolf y nos entrega una de las mejores interpretaciones de todos los tiempos.

 

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