Palabras a Rubén Vasconcelos Beltrán. Por Alonso Aguilar Orihuela

eloriente.net

11 de julio de 2016

*Palabras pronunciadas por Alonso Aguilar Orihuela durante el homenaje al maestro Rubén Vasconcelos Beltrán.

El día de hoy rendimos un merecido homenaje a don Rubén Vasconcelos Beltrán, la imagen de un Oaxaca bucólico, apacible; un hombre que nos mostró entre anécdotas y experiencias, la memoria de sus calles, el rumor de sus colonias, los colores de sus tradiciones.

Los medios relatan el día de hoy su partida, sus palabras, sus libros pero el día de hoy las líneas que hacen falta son las suyas, don Rubén. Harán falta sus reflexiones cotidianas sobre los oaxaqueños, sobres nuestras costumbres y la vertiginosa vida política y cultural que siempre lo admiraron y enorgulleció. Harán falta sus pláticas camineras mientras imaginamos sus crónica de la Virgen del Rosario, de las peregrinaciones a San Juan Chapultepec o las calendas que recorren la Verde Antequera.

Sin lugar a duda, don Rubén revaloró el noble oficio de escuchar, escribir y relatar las voces de los protagonistas del día a día en la ciudad de Oaxaca. Don Rubén tuvo la sensibilidad de acercarse a las historias de los hogares oaxaqueños, la precisión para escribir sus gestos, la claridad para encontrar los ritmos y matices  y la visión para ver los nuevos caminos de las costumbres y tradiciones.

Cuántos relatos contó usted, don Rubén, con este escenario, el Teatro Macedonio Alcalá, como refugio de sus anécdotas. Cuántas historias le confiaron gobernantes, políticos, artistas y líderes sociales para que se plasmarán con su tinta. Cuántos años, cuántos siglos, cuántos pasos escribió usted, don Rubén, para rejuvenecer la piel de cantera de nuestra ciudad.

El día de hoy nos reunimos para agradecerle, reconocerle y estimar con el valor del tiempo la herencia cultural que deja para los hijos de Oaxaca. Hoy quiero agradecerle por fortalecer los lazos que unen a las familias, a través de las costumbres y tradiciones, revitalizando cada historia en cada generación. Quiero agradecerle, don Rubén, por toda su paciencia, templanza, cordura y amor que tuvo por Oaxaca y los oaxaqueños, dejando en los corazones de quienes lo escuchamos y leemos el germen de un Oaxaca que te despide con honores.

Hasta pronto, maestro Rubén. Hasta pronto, don Rubén.

OTRAS ENTRADAS