“El jueves 6 de diciembre se presentará el cortometraje El Vacío en el Teatro Macedonio Alcalá, a las 18:30 horas. La entrada es libre”.

 

Presentaremos ‘El Vacío’

(www.eloriente.net, México, 3 de diciembre de 2018, por Juan Pablo Vasconcelos @JPVmx).- Siempre me preguntan porqué recuerdo exactamente el día cuando comenzamos el rodaje de El Vacío. Un 6 de agosto de 2012. La respuesta natural es resaltar el gozo de hacer cine, cuyo poder de conjunción de diversas artes lo hace una experiencia por la cual se podría dar hasta la vida.

Desde la concepción de una historia, su escritura, la construcción de una realidad que va tomando carne y hueso en las y los actores elegidos, la puesta en escena, la selección de los vestuarios y de cada detalle en las locaciones, hasta la fotografía final, resultan un viaje de extremo trabajo pero también un placer inigualable.

Sin embargo, en este caso, la fecha también la recuerdo por un asunto más sencillo y mundano. Fue un lunes previo al 7, cuando entonces cumpliría 34 años. Así que no fue sino hasta esa edad cuando incursionaría por fin en la dirección de cine. Tarde, podrían pensar algunos. Temprano, dirán otros. Para mí, resultó el mejor momento, entre otras cosas porque se conjuntaron una serie de factores favorables para su realización.

Incluyendo la posibilidad de grabar el filme en el emblemático Teatro Macedonio Alcalá, cuyos pasillos y escondrijos resultan absolutamente seductores. Ha sido la primera historia de ficción que se graba en su totalidad en el Teatro y no creo que después de este primer corto sea la última.

Por el contrario, el enigma del recinto, su profundo significado histórico y los secretos que resguarda lo hacen no solo una locación inmejorable sino incluso, como sucede en El Vacío, un personaje casi con vida propia.

De hecho, el Teatro ha sido ideado como una metáfora del personaje principal, Santiago Ibarra, cuya grandeza exterior y su maestría musical, es inversamente proporcional a su interior descompuesto y soberbio. De allí que los solitarios pasillos y las oscuras bambalinas, resulten guiños al espectador, que acude a esos sitios como si paseara por la mente sombría de Santiago.

Personaje por cierto interpretado por el estupendo Ricardo Ramírez, cuya madurez actoral le han permitido alcanzar en El Vacío, instantes absolutamente magistrales. Contrastantes. Algunos de gran violencia escénica y otros de una humanidad entrañable.

Lo mismo la primera actriz Silvia Martell ha logrado aquí un trabajo muy destacado, interpretando a Gema, la pareja y agente del músico Santiago Ibarra. Convertida en una especie de conciencia del genio. Una conciencia que lo conoce desde jovencito y por lo tanto una ciencia que no puede ser engañada, ni deslumbrada.

Así sucede con familiares y amigos de toda la vida. A quienes difícilmente se les sorprende con desplantes. Nos conocen tanto —a veces mejor que uno mismo— y ellos bien pueden adelantarse a las tormentas, prevenir los desencuentros, y frenar con cierta autoridad nuestros exabruptos.

Inclusive los más autodestructivos.

Joaquín Maldonado, Diego Ángeles, Jorge Marín, Rebeca Morales, C. Spíndola y otros más, completan el reparto. Sin su generosidad y profesionalismo, hubiese resultado imposible darle salida a este proyecto, cuya gestación tuvo un origen meramente universitario, pero cuyo resultado nos orilló a ponerle riendas de mayor alcance.

Lo comentaba hace apenas unos días con Gustavo Mora, coordinador de aquel diplomado en la Universidad José Vasconcelos (UNIVAS) y ahora director de 100 Volando: se conjuntó un equipo tan entusiasta y comprometido, que el corto fue tomando unas alas que no tenía.

De hecho, si el rodaje fue complejo aunque bien transitado, la posproducción resultó aún más compleja. Debieron efectuarse una serie de trabajos técnicos no contemplados en 2012, y nos lanzó a un periplo por el cual debieron participar estupendos especialistas. En el color, Eyder Montaño; Juan Carlos García en Audio; Martín Hernández en diseño y la asistencia continua de Teresa Castillo Ruiz, Iris Miriam Cisneros y Blanca Martínez Castillo, quienes nunca dejaron caer ni el ánimo, ni las intenciones, ni el deseo de concluir la tarea.

Abdiel Velasco, Nemesio Méndez, Alan Carreño, Daniel Nicolás, el personal del propio teatro con Esteban San Juan, el arquitecto Salomón, Yazmín, Sergio, Óscar, Roberto, así como el compromiso de Fernando Rodrigo y José Manuel Martínez, integraron un equipo de inmenso talento.

Es posible que, de forma absolutamente imprudente haya omitido a algunos o algunos de los nombres decisivos para esta producción. También saben que no ha sido de mala intención. Pasados los años ciertos detalles pueden escaparse. Sin embargo, el eventual olvido es pasajero. Porque en una tarea tan trascendente todas y todos ocuparán siempre la primera línea entre mi agradecimiento.

En esto incluyo a mi querido amigo Miguel Ángel Vásquez, con quien tuvimos la oportunidad de trabajar finalmente en la música del cortometraje, uno de los elementos más destacados. De un gusto fino, Miguel logra transmitir en la música el cuidado artístico que hemos querido marcar en El Vacío, donde cada toma tiene intención y vida propia.

De hecho, para la presentación del jueves 6 de diciembre, la música también tendrá un papel preponderante.

Luego de la proyección, se estrenará la pieza El Vacío de Miguel Ángel, y ahora acompañado de un ensamble dirigido por Héctor Díaz, uno de nuestros músicos y directores más destacados, acompañando las voces del propio Miguel y de la estupenda Marta Saenz, a quien desde hace mucho le guardo una profunda admiración.

El número que estamos preparando estoy seguro será inolvidable para todos.

Por ello, te espero, te esperamos en el Teatro Macedonio Alcalá a las 18:30 el jueves 6 de diciembre. Las puertas abrirán a partir de las 6 y la entrada es totalmente libre.

Gracias por tu compañía.