Por Guadalupe Zarza

El día de hoy recibí la invitación a escribir por enésima vez, me dije para mis adentros, a lo mejor agrada que soy afecta a charlar o que me desenvuelvo relativamente fácil.

En un inicio, el pretexto fue la falta de práctica, ¿de qué voy a hablar? Me decía a mi misma y prefería hacer otra cosa. Una vez decidida, empiezo por dar las gracias a mi amigo Juan Pablo Vasconcelos por creer en mi y ver lo que yo todavía no alcanzo a ver.

La Confianza, es el tema con el que empiezo esta faceta de mi vida. Palabra sencilla que involucra los mejores sentimientos que alguien deposita en ti y en contraparte te obliga a responder de la misma manera. La cosa es sencilla, si crezco, creces conmigo, y cómo no lograrlo si al comprometerme me elevo y te elevo.

Damos, recibimos, nos abrimos a la posibilidad de ser vulnerables, un riesgo que bien llevado nos magnifica como seres humanos y como profesionistas.

Para los que somos papás y por primera vez sentimos la pequeña mano de nuestro hijito aferrarse a nuestro dedo, se genera el sentimiento de dependencia total, entra en nosotros el choque eléctrico  de la Confianza; quién no lo ha sentido, a quién no le provoca ser una mejor persona, darse y superar las expectativas de quien deposita en ti su vulnerabilidad, su vida.

Para los que no lo son y alguien les tiende la mano con un primer empleo o un favor concedido, depositando la confianza en tus habilidades o simplemente en ti como persona, te obliga a corresponder en el mismo sentido y de la mejor manera.

De ese modo sencillo, es como vamos construyendo una cadena de valor, que en cada acción se refuerza mas y mas, solo que ¡cuidado!.

Ese sentimiento tira en ambas direcciones, si desconfío me devalúo y te devalúo, la espiral de la mala vibra entra como hongo a apoderarse de lo más valioso que tenemos como personas, es la autoestima.

Por eso mucho cuidado con lo que se hace, debemos saber que la energía buena y mala nos alcanza y depende de nosotros mismos el que decidamos ser personas confiables que generemos credibilidad con cada uno de nuestros actos.

Alguna vez escuché que la verdadera personalidad es la que sacas cuando crees que nadie te ve.

Por eso queridos lectores, los invito a realizar un ejercicio sencillo que genera un gran compromiso de amor, generar confianza a nuestros hijos, a nuestra pareja, a nuestros jefes y a nuestros gobernantes, segura estoy que la cosecha será siempre para bien; tendremos una mejor familia, un mejor trabajo y una mejor patria.

Tan fácil como hacerlo, como decirlo, saber insistirles en que tienen nuestra confianza, nuestro destino, nuestra vida y con nosotros la de ellos, la de todos.

¿Acaso no es lo que deseamos para vivir mejor y para dormir igual? ¿Acaso no buscamos un mejor lugar en donde convivir? ¿Acaso no merece México ser un país confiable? Empecemos por nosotros y nuestros seres queridos, todo se irá eslabonado, estoy segura.

¿Qué mejor regalo nos podemos dar? Nuevamente gracias Juan Pablo, mi respeto y mi cariño.

¡Un abrazo para todos!