Por: Alfredo Woolrich

La victoria ante Málaga instaló al Barcelona en la semifinal de la Copa  del Rey y le ha brindado a la afición el primer clásico español del año 2013. Con la Liga virtualmente pintada de blaugrana, los dirigidos por José Mourinho apuntaban sus esperanzas a la competición copera doméstica y a la obsesión que ha sobrepasado la década: la Champions League.

El camino se torna sinuoso para los merengues. Aparte de toda la polémica suscitada en los últimos meses debido a la personalidad de su director técnico, habrá de enfrentar la ida de esta eliminatoria sin Sergio Ramos por suspensión, Casillas y Pepe por lesión, así como la duda de Marcelo debido a su forma física.

La nota del día la dan los respectivos guardavallas que fungirán como titulares en el cotejo. José Manuel Pinto llegó al club catalán en 2008 y bastante curtido en Primera División proveniente del Celta con 33 años de edad. Tras cuatro y media temporadas como relevo de Víctor Valdés, el arquero nacido en Andalucía llegará al encuentro con la misma cantidad de temporadas que los partidos jugados por Adán en el Real Madrid, 16.

La inactividad suele pasarle factura a Pinto, así como la inexperiencia fue presa de Adán en el partido ante la Real Sociedad. La responsabilidad para ambos es gigantesca, pues más allá de ser el soporte de garantía defensiva de entidades ganadoras, tendrán que suplir a los dueños absolutos de los marcos del Camp Nou y Santiago Bernabéu desde hace más de una década. Precisamente desde los primeros años de los 2000, no ha habido un Madrid – Barcelona o Barcelona – Madrid sin al menos uno de los dos porteros más laureados en la historia de estos clubes.

José Manuel Pinto, nacido en 1975, llegó con la veteranía a cuestas para enfundarse la casaca del Barça. Desde entonces, ha jugado en las contadas ausencias de Víctor Valdés y se hizo un habitual de la Copa del Rey en la era de Pep Guardiola, llegando a la final en 3 ocasiones y levantando 2 títulos.

Por el contrario, a Antonio Adán Garrido (generación 1987) ha vestido el escudo merengue desde niño. El destino ha jugado en forma misteriosa ante él, aunque es uno de los pocos canteranos predilectos de José Mourinho, los fanáticos merengues solo reconocen a Iker Casillas como amo y señor de la meta blanca. La lesión del ídolo madridista, ubican a Adán como titular por al menos 8 semanas.

Mientras Pinto reconoce que su lugar en el Barcelona es limitado a su rol como sustituto en copa, Adán enfrentará la forzada titularidad, que paradójicamente se traducirá en la oportunidad soñada para cualquier arquero; a menos que las excentricidades de Mou lo conduzcan a buscar un emergente en el agonizante mercado de invierno.