@TeatroSolis en Montevideo

Cultura para los jóvenes

Juan Pablo Vasconcelos @JPVmx

“Leo a Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, comprometerse para que, en los próximos meses, los docentes y jóvenes de entre 16 y 18 años tengan una tarjeta de acceso a bienes culturales”.

Acceso a la cultura para los jóvenes

(www.eloriente.net, México, a 12 de febrero de 2018, por: Juan Pablo Vasconcelos @JPVmx).- Entusiasma siempre que un gobernante coloque entre sus prioridades a los programas culturales. Despierta la sensación de que alguien está volteando hacia el lado correcto: el que favorece la libre expresión de los ciudadanos; el que trata a los habitantes de una demarcación como personas y no únicamente como contribuyentes; quien favorece el disfrute de la vida de miles, sin anteponer los intereses personales de uno solo: el gobernante en turno.

Por ello, al leer que Horacio Rodríguez Larreta, Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se está comprometiendo a crear una tarjeta de acceso a bienes culturales para docentes y jóvenes de entre 16 y 18 años, decidí compartirlo contigo de inmediato, con toda la intención de reflexionar juntos sobre la necesidad de impulsar en nuestras demarcaciones ejercicios gubernamentales o ciudadanos que hagan verdadero el acceso a la cultura de todas y todos.

Lo anterior, considerando que en nuestras capitales y municipios, suelen postergarse los programas culturales, bajo la reiterada argumentación de permanecer sometidos a la dictadura de otras prioridades y urgencias, desde las relativas a satisfacer servicios públicos elementales hasta el pago del salario de los trabajadores.

Es verdad que este tipo de tarjetas han existido desde hace mucho tiempo en diversas ciudades y ayuntamientos del mundo. En otra capital sudamericana, Montevideo, existe desde hace algunos años la Montevideo Libre, originada por la promesa de permitir el acceso a eventos culturales a cerca de 50 mil estudiantes, según cifras iniciales, pero en total a las y los estudiantes que cursen el bachillerato en secundaria pública y otros sistemas equivalentes.

Así, 40 salas de espectáculos de la capital uruguaya se abren a la juventud de forma gratuita y cada año se puede disfrutar allí de espectáculos nacionales e internacionales de teatro, danza, cine, carnavales.

Eso sí, con una contraparte que deben cubrir los jóvenes: estudiar.

“Nuestro propósito es que puedas enriquecer tu formación, desarrollar tu sensibilidad y tu pensamiento crítico a través del contacto con las artes, y así, contribuir al ejercicio pleno de tus derechos y obligaciones como buen ciudadano y mejor vecino”.



Si hay un mejor propósito que las administraciones públicas locales pueden fijarse, sería bueno compartirlo con los demás, porque es complejo superar en sus términos estas palabras. Quizá, incluir en algún sitio junto con el término sensibilidad, el de “expresión”, palabra sobre la cual ya te he dejado numerosas líneas en otras semana y que considero el corazón de la cultura.

Es cierto que este tipo de programas no son suficientes para asegurar el acceso y deben ser considerados como parte de un sistema más amplio con la misma vocación. Pero también lo es que pueden cumplir además con otros fines adicionales al mero descuento preferencial e incluso la gratuidad. Por ejemplo, en la localidad española de Calatayud, la tarjeta es considerada en un 70.5% de sus usuarios como un “servicio excelente para la difusión de la cultura y el ocio”, pues con la tarjeta se abren canales especiales de comunicación, desde grupos de WhatsApp hasta correos electrónicos de divulgación.

De la misma forma, funcionan como una herramienta de inclusión social, especialmente entre grupos que requieren acciones directas y favorables como adultos mayores, personas con discapacidad, niñas o niños, entre otros.

En la Generalitat Valenciana, la Tarjeta Cultural de la Tercera Edad se integró hace un par de años a una Tarjeta del Mayor, incluyendo desde entonces, entre otros beneficios sociales y económicos, a los culturales. Así, los titulares pueden disfrutar de descuentos en cines, en actuaciones musicales especiales y por supuesto en los teatros Arniches de Alicante, Principal de Castellón y el Principal y Rialto en Valencia.

Recientemente, en Madrid, España, también se puso en circulación JOBO, un bono cultural para jóvenes del Ayuntamiento, entre los 16 y los 26 años. Allí, solo con inscribirse en la web respectiva, se puede tener entrada gratuita a propuestas culturales y artísticas en Naves del Matadero, Teatro Español, Teatro Fernán Gómez, Conde Duque, Teatro Circo Price o la Cineteca.

Dejo los nombres completos, también con el afán de propiciar su consulta y se compruebe con ojos propios de que se trata de inmuebles hechos y derechos, algunos con historia amplísima y otros recién rehabilitados, pero en todos los casos, centros culturales gestionados profesionalmente.

Podemos debatir sobre la gestión y conveniencia de estos ejercicios, algunos más eficientes que otros en Iberoamérica. Pero el verdadero tema no es ese. Sería corto e inútil.

El tema central es sacudir las políticas culturales y propiciar se imaginen otras formas de difusión, fomento y promoción. Es imposible continuar sumergidos en la inacción y en los proyectos tradicionales. Nuestras ciudades, entidades, nuestros países en general requieren creatividad para impulsar la creatividad; conocimiento y experiencias para fomentar el arte y mejorar nuestras sociedades.

Quienes hacen sonar sus tambores de cambio necesitan saber que ningún cambio es posible postergando la identidad, la creatividad, el conocimiento y la sensibilidad de los ciudadanos.

Ningún cambio es posible sin personas, menos aún, sin la juventud.

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cultura arte por Pavel Bibiksarov