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18 de julio de 2018

En el marco del aniversario luctuoso de Benito Juárez, el rector de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, el doctor Eduardo Bautista Martínez brindó unas palabras en las que resalta el legado que dejó Juárez a la entidad, y por supuesto, cómo su ejemplo sigue siendo la brújula que marca el camino de nuestra máxima casa de estudios:

Mensaje íntegro:

El Presidente Benito Juárez falleció el 18 de julio de 1872 en la Ciudad de México, murió justamente 5 años después de haber llegado triunfante tras la caída del imperio de Maximiliano y de la derrota de las fuerzas europeas y locales que lo apoyaron.

Era una época de luces y sombras que muestran que el prócer no quedó en la sepultura, sino que trascendió a su tiempo y que su memoria se extendió al mundo entero como el oaxaqueño más universal en un periodo de reconfiguración de los estados nacionales.

En la Ciudad de México la crónica (…) nos transmite el cúmulo de sentimientos pesarosos por el deceso del presidente en funciones, por lo que quedaba aun pendiente por hacer.

En Oaxaca, el Congreso del Estado emitió un decreto sancionando, entre otros puntos, la denominación oficial de su capital como Oaxaca de Juárez. Por su parte, la casa de estudios que lo formó profesionalmente, la institución predecesora del Instituto de Ciencias y Artes del Estado tomó el nombre del que fuera alumno distinguido, profesor esclarecido, y lo nombró Rector Supremo.

Así surgió el 17 de enero de 1955 la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, con el nombre de nuestro prócer, pero no se trata solamente de una denominación sino como el nombre de Don Benito Juárez se fue convirtiendo en fuerza inspiradora de generaciones de universitarios que aportaron a la construcción del México moderno, de sus leyes, de su valores cívicos.

El día de hoy, miércoles 18 de julio de 2018 que se cumplen 146 años del fallecimiento del político zapoteco, vale la pena reflexionar sobre la presencia en la actualidad del legado de Benito Juárez en nuestra institución.

Y no se trata de agotar la trascendencia en la serie de monumentos que se encuentran dispersos en los diversos edificios universitarios o en el acervo bibliográfico de su propiedad, resguardado en la biblioteca Francisco de Burgoa, sino repensar su aporte a la luz de los desafíos que enfrenta nuestra casa de estudios, así como de los retos que tiene el estado de Oaxaca y el país entero.

El concepto de la honrada medianía, acuñada por Benito Juárez en 1850, está hoy de regreso. Vale la pena recordar el párrafo completo: “Bajo el sistema federativo los funcionarios públicos no pueden disponer de las rentas sin responsabilidad, no pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes. No pueden improvisar fortunas ni entregarse al ocio y a la disipación sino consagrase asiduamente al trabajo, resignándose a vivir en la honrosa medianía que proporciona la retribución que la ley ha señalado”.



Y sin duda esta reflexión se encuentra como sustento en la propuesta del virtual jefe del Poder Ejecutivo de la República para combatir la corrupción que como cáncer ha devastado la esfera pública y la cultura política.

Otro pensamiento al que se vuelve el día de hoy es al concepto de la autodeterminación de los pueblos para trazar su destino soberano como norte de la política exterior mexicana.

Este par de temas nos remite a la vigencia del pensamiento de Don Benito Juárez en el horizonte del México del siglo XXI. Por ello es tarea de los universitarios recuperar el pensamiento juarista, los aspectos que deben hacer de nuestra casa de estudios, por sus realizaciones, motivo de orgullo para la sociedad oaxaqueña, sin olvidar que la instrucción es la base de la prosperidad de un pueblo, a la vez que es el medio más seguro para evitar los abusos del poder. Una sociedad educada es difícil de manipular.

Para nuestra máxima casa de estudios, recordar al prócer a 146 años de su muerte, implica abrevar de sus lecciones de vida, el legado de su memoria y de su trabajo a favor de la construcción de la unidad nacional en una etapa de rupturas y de desarticulaciones.

La visión de estadista se impuso sobre los sectarismos ideológicos en momentos de pugnas entre conservadores y liberales, y en medio de esa crisis se sentaron las bases del federalismo, de la separación de poderes, se impulsó la democratización del poder público y la creación de instituciones que configuraron al México actual.

Como líder, Juárez comprendió las ideas de su época, impulsó la educación laica, la separación del estado y las iglesias, la libertad de creencias y de culto, las garantías individuales y las libertades universales del ser humano.

Por su legado, los mexicanos de hoy, los universitarios asumimos el derecho de regir nuestros propios destinos con un aliento renovado para pensar nuestra autonomía; autonomía en el marco del estado del derecho, nada por la fuerza todo por la razón, todo por la ley.

*Versión de eloriente.net de audio original