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29 de agosto de 2018

El ministro de Ecología Nicolas Hulot anunció de manera sorpresiva su renuncia. Lo hizo en directo durante un programa de radio. Nadie –ni el presidente ni el primer ministro ni los periodistas en el estudio, ni siquiera su esposa– estaba al corriente de tal pronunciamiento.

«Es la decisión más difícil de mi vida», dijo Hulot en la radio pública France Inter con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos.

“Hulot fragiliza a Macron recuperando su libertad”, titula Les Echos. “Macron se queda sin coartada. Esta renuncia demuestra que el liberalismo del gobierno y la urgencia ecológica son incompatibles”, escribe L’Humanité.

Libération se pregunta si “Hulot podía estar al mismo tiempo a favor de los negocios y a favor del planeta. Ésa es la pregunta de fondo que plantea la renuncia radiofónica de un ministro que tenía la impresión de haberse convertido en un florero en el gabinete Macron”.

 




Hulot tenía rango de ministro de Estado y era un peso pesado del equipo gubernamental. También es uno de los personajes más populares en Francia.

«Hulot, estrella de la ecología, fue incapaz de imponer un nuevo modelo. El balance del ministro de la Transición Ecológica –que es su título oficial– es decepcionante en la mayor parte de los retos ambientales y climáticos», comenta Le Monde.

Macron comienza su segundo año de mandato y la renuncia del tercer personaje del gobierno “desata otra gran crisis política después de un verano marcado por el escándalo Benalla”.

«La renuncia de Hulot es un desaire en el peor momento para Macron», escribe Le Figaro. «Su partida es un revés personal para el mandatario, al cual se agrega la humillación del método».

“Macron era el hombre del eslogan ‘Make the planet great again’. Mientras que Trump abandonaba la lucha por el medio ambiente y Pekín seguía muy lento en este frente, el mandatario francés se había posicionado como el líder del combate ecológico”.

“El mandatario constata hoy que su determinación, sus convicciones y su compromiso fueron cuestionados por la persona que había creído en él. ¿Qué podría ser peor para Macron”, se pregunta también Le Figaro.