El hombre en llamas-Clemente Orozco

Quizás el encanto de la pérdida sea la consciencia, la regeneración.

31 de mayo de 2019, por Vania P. Rizo

Incendios

Uno va agotando su rostro y lo borra.

La imagen toma forma del enfoque. Y si te encuentras con la penumbra, comienzas a obscurecerte hasta incendiar.

Las noticias contienen incendios recurrentes, de patrimonios consumidos, lamentados por masas. En la naturaleza, el fuego es necesario para moldear, apoya su proceso. Pero si bien es cierto, hay un espacio entre lo trágico y lo necesario. Quizás el encanto de la pérdida sea la consciencia, la regeneración.

La llama fecunda la vanidad que se vuelve costumbre, nos anuncia que nada o poco es necesario. Tu cuerpo aunque cansado, no concibe el descanso. Amas pero no hay fe de regreso. Te ofrecen alimento pero no hay nutrición. El silencio que se forma entre un límite y otro, hace combustión y te susurra con voz seca: procura y sabrás.

Es por eso que cuando miramos una fogata, el crujido y la danza nos hipnotiza, nos revela un secreto exclusivo del estado de la materia. La llama habita, es el misterio de nuestro movimiento, la liberamos y acontece la vida: incendio.

El hombre en llamas-Clemente Orozco