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En la vida cotidiana estamos tan ocupados en las actividades que requieren la más pronta atención, que olvidamos actividades tan necesarias como estar en contacto con nuestro propio cuerpo, por lo tanto, no es de sorprenderse que los problemas más graves que se viven a nivel mundial estén relacionados con la salud, desde las enfermedades cardiovasculares hasta la obesidad, diabetes y síndrome metabólico, pues evidencian la desconexión que existe entre el cuerpo, la mente y la atención.

Si podemos hacer una pausa y observar como son las rutinas que día a día repetimos vamos a encontrar que gran parte de nuestra atención se enfoca en distractores como los medios de comunicación, las redes sociales, las noticias, las tendencias, los memes, los chismes entre otras cosas. Otra parte de nuestra atención, se centra en aquellas actividades vinculadas con el trabajo o la escuela, es decir, cuales son los pendientes laborales del día, qué actividades hay que realizar, cuáles son las prioridades o las tareas más importantes, etcétera, y una tercera parte, probablemente estará enfocada en las frustraciones y preocupaciones, deseos que no se cumplen, anhelos que no se vuelven realidad, problemas que se repiten etc. Otros apartados de la atención, pueden ser las emergencias o situaciones que por su relevancia pasen a primer plano.

La pregunta aquí es: en medio de todas estas preocupaciones ¿en qué momentos somos conscientes de nuestro cuerpo o el tiempo presente? La respuesta es que casi no atendemos a nuestro cuerpo. No es difícil entender que la atención se centra en lo escrito anteriormente y, por lo tanto, desatendemos de manera muy marcada nuestra alimentación, la cantidad de agua que tomamos, el ejercicio necesario diario e incluso dolores que surgen como pequeñas molestias y que con el paso del tiempo se transforman en malestar crónico –se han encontrado casos en donde enfermedades como el cáncer inician con señales de malestar pequeñas pero que, por desatención, no se les toma importancia hasta que adquieren intensidades mayores de malestar.

Este problema es muy interesante, pues tiene muchas variables que lo conforman, como el estilo de vida, las presiones de la economía, los modelos de consumo, etc. Para analizar la situación de manera práctica, es necesario retomar los aspectos que están en nuestro campo de acción, pues un pensamiento optimista nos permite cambiar lo que está en nuestras manos. De manera parecida a un proceso psicológico es esencial empezar por las preguntas ¿Por qué ponemos tan poca atención a nuestro propio cuerpo? ¿Realmente las cosas que asumimos como fuentes de estrés lo son? ¿Podemos cambiar nuestros hábitos?

Una respuesta para la primera pregunta, tiene que ver con la forma en que somos educados y la falta de consciencia de nuestra propia corporalidad. En oriente se dice que el cuerpo humano es un templo de sabiduría en movimiento. Dejando de lado la interpretación mística que esta frase tiene, el sentido práctico es que el cuerpo por sí mismo nos indicara que necesitamos, que alimentos comer, cuánta agua tomar, en que momento dormir, cuanto ejercicio hacer, etcétera. Esto es un proceso natural que no solo le pertenece al humano sino a toda la naturaleza, por ello los perros por ejemplo saben en qué momento comer pasto para purgarse, la clave aquí está en tener una pausa a nuestro día para escuchar a nuestro cuerpo.

Respecto a la segunda pregunta, la respuesta tiene que ver con que la realidad se interpreta a partir de nuestro mundo interno, es decir los problemas no necesariamente tienen la importancia y relevancia que nosotros creemos. Si tenemos la capacidad de poner en perspectiva aquellas situaciones que nos frustran, probablemente encontraremos otro enfoque para verlas, por ejemplo, exponer frente a un grupo es una situación común de estrés para muchas personas, pues se asume que habrá burlas o equivocaciones, si uno se detiene y piensa ¿Qué es lo peor que puede pasar? uno encontrara que la situación no atenta contra la vida propia y que incluso está permitido equivocarse en la curva de aprendizaje.

Finalmente, respecto a si podemos cambiar nuestros hábitos, eso es un proceso posible pero que requiere de ingredientes como la motivación interna, sistemas de recompensa y claridad de que se desea cambiarlo para que se logre, y el ingrediente más importante: el tiempo.

Para terminar, es muy importante que generemos espacios de conversación y discusión que nos permitan ver la importancia de nuestro cuerpo y la salud en la vida diaria, pues un gran porcentaje de las enfermedades crónico-degenerativas tienen como fuente el estilo de vida, por lo tanto podemos hacer cosas para estar saludables, plenos y felices.