María Izquierdo, Gaceta UNAM

Gaceta UNAM

María Cenobia Izquierdo Gutiérrez, murió un 2 de diciembre de 1955. La pintora jalisciense fue la primera en exponer sus obras en galerías de otros países, y fue, además, un icono feminista, cuya obra forma parte del arte postrevolucionario.

María se casó muy joven, a los 15 años con un militar con quien tuvo tres hijos, y unos años después, antes de los 25, se divorció; un suceso poco común en la época, y muy criticado por la sociedad de ese tiempo. A los 25 años empezó a estudiar en Bellas Artes, entonces dirigida por Diego Rivera, pero la dejó poco tiempo después para un acercamiento más libre y menos académico a la pintura.

Entre sus mentores se encuentran Germán Gedovius y Rufino Tamayo.

Sus obras están cargadas de mexicanidad, colores brillantes y arte de vanguardia, lo que llevó a que fuera la primera mexicana en exponer sus obras fuera del país, en 1930 en el Art Center de Nueva York.



Icono feminista

En los años 30, María Izquierdo era parte de un grupo contrafascista, además que participaba en grupos y exposiciones con otras grandes mujeres de la época, como Lola Ávarez Bravo, Cordelia Urueta, Esperanza Muñoz Hoffman, Regina Pardo, Elena Huerta, Francisca Sánchez, Aurora Reyes, Celia Terrés, y Celia Arredondo. También contribuyó a la exposición petrolera de marzo de 1938 realizando una subasta de arte, e hizo activismo contra los ataques y problemáticas que enfrentaban las mujeres artistas.

Su obra también tiene una gran influencia en el feminismo, pues sus pinturas mostraban a mujeres como figura protagónica, la mayoría de las veces en expresiones dolorosas, o desesperadas, en contraste con la figura femenina materna y chovinista de la mayoría de las obras postrevolucionarias.

Sobre ella, Octavio Paz diría en una entrevista en 1988 “Parecía una diosa prehispánica. Un rostro de lodo secado al sol y ahumado con incienso de copal. Muy maquillada, con un maquillaje antiguo, ritual: labios de brasa; dientes caníbales; narices anchas para aspirar el humo delicioso de las plegarias y los sacrificios; mejillas violentamente ocres; cejas de cuervo y ojeras enormes rodeando unos ojos profundos… Pero aquella mujer con aire terrible de diosa prehispánica era la dulzura misma. Tímida, íntima”.

María Izquierdo murió apenas a los 50 años luego de varios episodios cerebrovasculares. Sus restos descansan en la Rotonda de las Personas ilustres en la Ciudad de México, desde el 22 de noviembre de 2012.