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23 de julio/2012

Por César González Gómez

El 29 de junio pasado se corrió una de las carreras de velocidad más esperadas del año: el selectivo preolímpico de Jamaica en los 100 metros planos. Ahí, Yohan Blake apabulló a Usain Bolt y todo apunta a que el oro de los 100 metros planos en Londres 2012 irá otra vez a Jamaica. Usain Bolt, Yohan Blake y Asafa Powell, tienen 7 de los 10 mejores tiempos en lo que va del 2012.

No sería novedad. En Juegos Olímpicos, Jamaica ha impuesto una hegemonía en la velocidad, especialmente en los 100 metros planos varoniles. En 4 de las últimos 6 justas olímpicas, el más rápido del evento nació en Jamaica.

El infame Ben Johnson, dopado, llegó primero en los 100 metros planos de Seul 88 compitiendo por Canadá, pero nacido en Jamaica. En Barcelona 92, ganó Linford Christie, también jamaiquino de nacimiento compitiendo por Gran Bretaña. En Atlanta 1996 fue Donovan Bailey, jamaiquino representando a Canadá y no fue sino hasta Beijing 2008 cuando Usain Bolt ganó los 100 metros planos defendiendo los colores de Jamaica.

La buena forma de la velocidad jamaiquina se extiende a pruebas como los 200 y 400 metros planos, así como relevos 4×100. Desde Sidney 2000 a la fecha, Jamaica ha ganado 25 medallas olímpicas, 8 de ellas de oro en esas distancias.

Un país con menos de 3 millones de habitantes y con una economía lejana al primer mundo ha podido producir velocistas de élite consistentemente, superando a países con una población y capacidad económica mucho mayor. ¿Cuál es el secreto?

La Dra. Rachel Irving, investigadora de la Universidad de las Indias Occidentales en conjunto con la Universidad de Glasgow, se metió a indagar en forma científica y llegó a resultados sorprendentes que publicó en el libro “Jamaican Gold”.

Una de las conclusiones a las que llegó la Dra. Irving es que los jamaiquinos tienen una “predisposición genética” para la velocidad. En su investigación analizó el ADN de 120 velocistas olímpicos jamaiquinos y los comparó con 200 ciudadanos jamaiquinos ordinarios.

“La investigación”, refiere la Dra. Irving en el libro, “demostró que el 75% de los velocistas olímpicos jamaiquinos tienen la variante fuerte 577RR del gen ACTN3, que es un gen que se ha comprobado que está asociado a las fibras musculares de rápida flexión lo que permite la velocidad alta o los sprints con potencia”.

Para producir el ACTN3, el gen de la velocidad, es indispensable la variante 577RR fuerte o la 577RX, pues las otras variantes no producen ese gen. Esto viene desde la migración antigua, pues son los países de Africa occidental los que tienen estos perfiles y los heredaron al nuevo mundo. Los jamaiquinos tienen esta variante en mayor concentración que otros países como Estados Unidos, por ejemplo. En las pruebas se encontró que el 75% de los ciudadanos jamaiquinos tienen la variante fuerte 577RR, esa que permite el desarrollo del gen de la velocidad. Es decir, que al examinar a velocistas y ciudadanos ordinarios se confirmó que los jamaiquinos, efectivamente, tienen una predisposición genética superior al resto del mundo para correr rápido.

Pero un taxista jamaiquino no necesariamente correrá tan rápido como Yohan Blake, argumenta Irving, porque el gen de la velocidad tiene que ser activado por factores ambientales y el acondicionamiento físico.

La Dra. Irving plantea que estos factores ambientales podrían estarse dando en la región occidental de Jamaica, particularmente Cockpit Country, cerca de Trelawny. De esa región han surgido velocistas estelares como Usain Bolt, Veronica Campbell-Brown (triple oro olímpico), Donovan Bailey o Deon Hemmings (oro olímpico). Irving asegura que ha encontrado que además de los velocistas locales, hay un amplio número de velocistas de otras regiones cuyos padres nacieron en Cockpit y que habrían heredado el perfil. Un fenómeno, asegura, que sería similar al que se da en el Gran Valle del Rift, en Kenia, de donde ha salido una gran cantidad de atletas sobresalientes en las pruebas de largo aliento.

Para demostrar esto, la Dra. Irvingo hizo comparaciones entre los perfiles genéticos de 300 pobladores del área y 100 velocistas del equipo nacional, cuyos perfiles resultaron asombrosamente similares.

“Postulamos que hay ciertos minerales en el área de Cockpit Country”, argumenta la Dra. Irving, “tales como la bauxita, que impreganan a las plantas y que luego consumen jamaiquinos de la región en forma de tuberculos como el ñame”.

De hecho, la investigación sugirió que el ñame, parecido a la papa, estimula y acentúa proteínas tales como el ACTN3, el gen de la velocidad, ese que acelera las flexiones de los músculos.

De esta forma, la Dra. Rachel Irving parece responder esa pregunta de por qué los jamaiquinos, con todas sus carencias, son tan prolíficos en las carreras de velocidad. Concluye que, efectivamente, a los jamaiquinos les podrán faltar muchas cosas, pero tienen las esenciales para correr muy rápido. Primero, una predisposición genética; segundo, la alimentación que activa esa predisposición; y tercero, un programa cada vez más ambicioso para entrenar velocistas.

En Londres 1948, Arthur Wint ganó la primera medalla olímpica para Jamaica: oro en los 400 metros planos. Desde entonces, Jamaica ha ganado 55 medallas olímpicas, 52 de ellas en la velocidad, donde Jamaica promete otra vez arrasar con los oros en Londres 2012. Ya se vislumbra una batalla épica entre Usain Bolt y Yohan Blake en el Estadio Olímpico de Londres. Habrá ñames de botana.

 

                                                                                Foto: Eviltomthai, Algunos derechos reservados