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30 de octubre de 2012

eloriente.net (Oaxaca, Oax.) 30 de octubre de 2012.- La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) publicaron el día de ayer de manera conjunta, el Atlas del Clima y la Salud que ilustra algunos de los problemas más urgentes en estos ámbitos y ofrece ejemplos prácticos de los posibles usos de la información meteorológica y climática para proteger la salud pública.

Paralelamente al cambio climático que sufre el mundo, aumentan los peligros para la salud humana; sequías, inundaciones y ciclones están afectando a la salud de millones de personas cada año.

La variabilidad climática y fenómenos extremos como las inundaciones pueden además desencadenar epidemias de enfermedades tales como diarrea, malaria, dengue y meningitis, que matan y hacen sufrir a muchos millones de personas más.

«La prevención y la preparación son el núcleo de la salud pública. La gestión de los riesgos forma parte de nuestro trabajo diario, y la información sobre la variabilidad del clima y el cambio climático es para nosotros un instrumento científico de enorme ayuda para esa tarea», dijo Margaret Chan, Directora General de la OMS. «El clima tiene una profunda influencia en la vida y la supervivencia de la gente, y los servicios climáticos pueden tener un profundo impacto en la calidad de esas vidas, en parte como consecuencia de unos mejores resultados sanitarios.”

Por su parte, Michel Jarraud, Secretario General de la OMM expresó que «El refuerzo de la cooperación entre los profesionales de la meteorología y de la salud es fundamental para garantizar la incorporación de información actualizada, precisa y pertinente sobre el tiempo y el clima en la gestión de la salud pública a nivel internacional, nacional y local. Este Atlas es un ejemplo innovador y práctico de la colaboración que podemos mantener para servir a la sociedad».

Los numerosos mapas, tablas y gráficos reunidos en el Atlas muestran con especial claridad la relación existente entre la salud y el clima:

  • En algunos lugares la incidencia de enfermedades infecciosas como la malaria, el dengue, la meningitis y el cólera puede multiplicarse por más de 100 entre una estación y otra, y variar de forma considerable de un año para otro, en función del tiempo y el clima. En los países endémicos, unos servicios climáticos más robustos pueden ayudar a predecir la aparición, la intensidad y la duración de las epidemias.
  • Diversos estudios de casos muestran cómo la colaboración entre los servicios meteorológicos, de emergencias y de salud está ya salvando vidas. Por ejemplo, el número de muertos por ciclones de similar intensidad en Bangladesh se redujo de alrededor de 500 000 en 1970, pasando por 140 000 en 1991, a 3000 en 2007, gracias sobre todo a las mejoras introducidas en los sistemas de alerta temprana y preparación.
  • Olas de calor que normalmente se registran solo una vez cada 20 años podrían sucederse como promedio cada 2 a 5 años a mediados del presente siglo. Al mismo tiempo, el número de personas mayores que viven en ciudades (uno de los grupos más vulnerables a los golpes de calor) se casi cuadruplicará a nivel mundial, pasando de 380 millones en 2010 a 1400 millones en 2050. La cooperación entre los servicios climáticos y de salud puede activar medidas orientadas a proteger mejor a la población durante los fenómenos meteorológicos extremos.
  • La adopción de nuevas fuentes de energía doméstica más limpias tendrá el doble efecto de mitigar el cambio climático y salvar la vida de aproximadamente 680 000 niños cada año gracias a la menor contaminación del aire. El Atlas muestra también que los servicios meteorológicos y de salud pueden colaborar para vigilar la contaminación del aire y sus efectos en la salud.
  • Por añadidura, este instrumento excepcional muestra que la relación entre la salud y el clima depende de otras vulnerabilidades, como por ejemplo las creadas por la pobreza, el deterioro del medio y una infraestructura deficiente, especialmente en materia de agua y saneamiento.

Foto: OMS