Por: Adrián Ortiz Romero

+ Hoy, la falta de proyecto se institucionaliza

Una vez que quedó prácticamente configurada la boleta electoral que se entregará a los ciudadanos de la capital oaxaqueña el próximo siete de julio para que elijan a la próxima autoridad municipal, los oaxaqueños debemos evaluar no sólo a los abanderados, sino también a los partidos, y sobre todo exigir que ahora unos y otros expliquen cuál es la razón de sus postulaciones y qué proyecto le ofrecen a la ciudad. Eso es fundamental para no continuar perpetrando la nociva práctica de que se postula y gana el más popular, pero sin que eso signifique que es quien ofrece las mejores alternativas para el lugar que pretende gobernar.

En efecto, hoy el panorama político de la capital oaxaqueña nos deja cuando menos dos cuestiones en claro: la primera, que al margen de los colores partidistas que han gobernado la capital (PRI, PAN o el antiguo Partido Convergencia), ésta tiene fuertes inercias (la mayoría de ellas negativas) que prácticamente no han cambiado en los últimos tres lustros. Y la segunda, que a pesar de que esas inercias continúan existiendo y “dando frutos”, los partidos no han dejado de estar empeñados de sólo postular a candidatos “populares” aunque ninguno de ellos haya ofrecido, en realidad, una sola respuesta viable para los problemas de la ciudad. La combinación de esas dos cuestiones ensombrece el panorama para Oaxaca de Juárez.

Veamos lo primero. La ciudad presenta problemas que no han sido resueltos a pesar de las variadas alternancias de partidos en el poder. Desde que en 1995 la ciudadanía oaxaqueña votó por la primera alternancia, hasta ésta última en la que el poder municipal regresó a manos del Partido Acción Nacional, la capital ha enfrentado problemas tan comunes, y tan complejos, que lo único que tienen en común es que no han sido resueltos.

Temas como la destrucción y falta de mantenimiento adecuado a las vialidades, el ambulantaje, el tratamiento de la basura, el nulo desarrollo urbano, el cuidado de los espacios públicos y las plazas públicas citadinas, y la incapacidad para atender las necesidades de seguridad, servicios y atención a las agencias y colonias populares, son sólo algunos de los temas que integran una agenda amplísima de temas que hoy están pendientes, pero que lo han estado a pesar de que distintos colores políticos han gobernado la capital oaxaqueña.

Esta es una cuestión que los oaxaqueños no debemos dejar de ver: que en estos momentos podemos afirmar que todos los partidos han mostrado una misma capacidad para gobernar, y que ésta ha sido insuficiente por el solo hecho de que todos los problemas han estado, y siguen ahí sin ser resueltos. Ello, además, nos demuestra otra circunstancia que muchas veces no alcanzamos a distinguir: que como los problemas y las inercias nocivas han sido mucho más fuertes que el potencial político de los sucesivos gobiernos municipales, entonces lo que la ciudad necesita es un cambio de fondo, o resignarse a vivir con esos problemas de forma permanente.

¿De verdad debemos resignarnos? Porque eso sería tanto como claudicar frente a problemas que sí tienen solución, pero que hasta ahora a Oaxaca no han llegado porque las administraciones municipales no han tenido el suficiente respaldo y atención del gobierno estatal en turno; porque las autoridades municipales han preferido resolver lo urgente y lo que les permite obtener ganancias políticas en el corto plazo, desdeñando los temas importantes.

Además, porque la política ha jugado siempre un papel determinante en los asuntos administrativos y de relevancia para la vida pública de la ciudad; porque los diferentes munícipes siempre han llegado con más ganas de ser “algo más” (gobernador, por ejemplo) antes que servir a la ciudadanía en ese encargo. Porque nosotros los ciudadanos hemos sido una masa desorganizada de forma permanente. Y sobre todo, porque pareciera que todos vemos con más amor a Oaxaca de Juárez, que quienes la gobiernan.

 

CANDIDATOS ¿SIN PROYECTO?

Ahora lo importante debiera ser dejar de ver las encuestas, y nosotros los ciudadanos dedicarnos a ver el proyecto. ¿De qué sirve que Javier Villacaña, Francisco Reyes o Raúl Bolaños digan que son “los más aceptados” en las encuestas, cuando nadie sabe en realidad qué perspectiva tiene cada uno de ellos para la ciudad, o qué posibilidad de entender y resolver los problemas de la capital plantean esos y los demás candidatos, a la ciudadanía de la capital oaxaqueña?

Por esa razón, además del ejercicio democrático de acudir a votar a las urnas el día de los comicios, por respeto a nosotros los ciudadanos de la capital oaxaqueña los partidos debían explicar por qué razón postularon a sus candidatos, y qué ofrecen unos y otros para atender y resolver los problemas de la capital oaxaqueña. Eso debían hacerlo, porque si vemos en sentido estricto a cada uno de ellos, podremos ver que ninguno de los aspirantes más competitivos tendría argumentos sólidos, y antecedentes, para creer que pueden dar solución cuando menos a algunos de los problemas de la ciudad.

Y es que el PAN, por ejemplo, ya gobernó la ciudad en tres administraciones, y los resultados no son dignos de presumir. Francisco Reyes, el candidato actual por la Coalición, fue parte del último gobierno. Y si su proyecto es la continuidad, entonces algo anda mal. Pero también, ¿qué planteamientos distintos tendrá a los que él mismo tuvo oportunidad de implementar en la capital como servidor público municipal, y no hizo? Eso lo pone en un auténtico callejón sin salida, si lo que pretende es hablar en serio y no tratar de ganar comprando votos o valerse de la estructura municipal.

Algo similar pasa con el PRI. Pues más allá de que sea popular, ¿qué propone Villacaña, en serio, para resolver algunos de los problemas de la ciudad? Porque eso va más allá del solo triunfo electoral conseguido a través de las dádivas que permite la gestión de beneficios sociales. ¿Por qué el PRI lo prefirió a él? ¿Qué de distinto tiene él para la ciudad, frente a otras gestiones del PRI en el municipio citadino?

 

TIEMPO DE PROPUESTAS

Qué interesante sería escuchar propuestas serias sobre cómo la ciudad podría salir de las inercias que lleva. Hasta hoy, no se han notado las alternancias en la capital. ¿Cómo resolverán el ambulantaje, las invasiones, el abandono, la basura? Si votamos en función de eso, tendremos una oportunidad mejor. Si no, llevaremos al poder a populistas, a demagogos o a gente como Hugo Jarquín, que va exactamente en sentido contrario a lo que necesita Oaxaca.