Por: Adrián González*
¿Cómo serás?, ¿cuál será tú nombre?, ¿cómo será ese momento, ese instante? Me pregunto tanto que quisiera saber…
Aún no llegas, aún no. Solo sé que cuando estés aquí & te reciba en mis brazos, recibirás el mundo; un mundo en el cual quiero que cada instante que pase por tu vida sea para ti una gracia & un milagro irrepetible. Quiero, que desde el primer instante en que abras tus pequeños & hermosos ojos, pueda mostrarte tantas cosas a tu lado que ni siquiera yo conocía, que tal vez en mi llegada nunca me mostraron que existían, porque quizás pensaban que no eran importantes para mí. Quiero, desde ese instante, ver contigo las cosas tan maravillosas que jamás he visto en éste mundo -o no he creído aquí habitan-; quiero verlas, sentirlas a tu lado & contarte mi sensación de lo maravillado -que sé, lo estaré en ese momento- mientras te cargue en mis brazos. Prometo también intentar convertir -aunque tú mi pequeña no lo entiendas-, transformar en palabras esas emociones, esas sensaciones que en el instante conciba & que alguna vez estoy seguro sentí, pero me dijeron cuando logré recordarlo & entender las palabras, que lo olvidara.
Deseo que cada día cuando pueda contemplarte en tus siestas sin hora, contarte tantas historias que nos maravillen, donde soolo tu & yo, -& a tu lado como tu fiel guardián mi pequeña-, seamos los únicos héroes que rescatemos princesas, derrotemos místicos dragones en tierras olvidadas en el fin del mundo, donde ni los más valientes se atreven a viajar. Vivir juntos las más grandes aventuras a través de los mares: de este a oeste, de norte a sur, descubriendo tesoros desde la tierras más bajas hasta las nubes más altas que parezcan inalcanzables &, ¿por qué no mí pequeña?, del cielo hasta el espacio exterior & siempre, siempre recordándote que tú & sólo tú, eres la única que le dará vida a nuestras historias: porque tú serás la pequeña más grande heroína de nuestra propia historia juntos, la que siempre, siempre podrá salvarme en un mundo donde serás la más grande razón e inspiración para rescatarme a mí mismo de la adversidad, cada vez que lo necesite.
Espero tanto verte en tu andar, en un andar en el cual pareciera que durará sólo un corto tiempo. Un andar donde caerás & darás pasos tiernamente sin sentido recorriendo -como si creyeras gigantescos– largos caminos a través el mundo; pero que a la larga descubrirás que la vida es así, que nunca hay pasos demasiado firmes que sean seguros, ni caídas demasiado fuertes que puedan derrumbarte totalmente. Quiero que sepas que desde que vea tus primeros pasos, siempre aplaudiré cada uno de ellos como un logro plenamente tuyo, así como tus pequeñas caídas en las que te ayudaré a levantarte cada vez que sea necesario para motivar tu diminuto andar. Así que no dudes mi pequeña, que el resto de mi existencia desde que vea tus primeros pasos, siempre estaré ahí para aplaudir cada uno que des & nunca olvides que alguna vez en la vida siempre se cae, pero no importa cuántas veces puedas caer, siempre estaré ahí para ayudar a levantar a mi pequeña.
Llegará el momento en el que ya no serás más mi pequeña, serás mi niña, & cuando eso pase quiero aprender contigo todo lo que tu bello & puro ser pueda enseñarme. Quiero aprender & disfrutar tantas cosas que tu inocencia logre descubrir: porque ahora sé mi niña, que cuando se es padre o madre, el verdadero significado es transformarse, convertirse constantemente en un nuevo ser, el que antes no nos permitieron, pero que ahora es nuestra oportunidad de hacerlo con ayuda de otro pequeño ser que no nos niegue el darnos esa libertad de comenzar a rescatar con valor aquello que nunca estuvo perdido, aquello que un hijo trae al presente contenido en otra forma; algo que olvidamos & enterramos como si jamás debiera salir al descubierto, porque ese pequeño ser, es la representación misma de la inocencia & pureza que alguna vez habitó dentro de nosotros. El solo ver crecer a los hijos es en realidad como apreciar un paisaje desde las afueras, un paisaje en el cual no te adentras a conocer & no permites maravillarte de la gracia con la cual esa naturaleza sigue su curso, un curso que no se necesita querer cambiarlo, porque es ahí donde comienza el verdadero disfrute de lo que la vida en realidad nos ofrece, el goce de los cambios.
Pero como humanos que somos, nos cegamos ante caprichos e inconformidades que no son más que miedos & frustraciones que nos adentraron muy en lo profundo de nosotros desde mucho tiempo atrás, disfrazados de principios, moralidad, altos ideales, reglas, religión & un doloroso “deberías ser”. A final de cuentas preferimos cambiar todo lo exterior, menos lo interior, porque creen erróneamente muchas personas que lo de afuera siempre será más importante que arreglar lo que habita dentro de uno mismo. Pero de alguna forma me he dado cuenta del significado que es ser padre. Cuando se es padre es crecer dos veces, es crecer de nuevo para darnos la libertad de amarnos a nosotros mismos -como habitualmente no hacemos- , para tener el valor de que merecemos perdonarnos a nosotros mismos por nuestras acciones en el pasado & que las cargamos como una enorme piedra sobre nuestras espaldas restándonos oportunidades de avanzar, porque hemos creído -como algo incuestionable- que recordar & mantener frescos nuestros errores en la vida, es más valioso que enfrentarlos & renovarnos; porque se piensa que es mejor rechazarnos & odiarnos por ser lo que no podemos ser, ser uno mismo; cuando solo hay que darnos la oportunidad de amarnos para luego, aceptar el significado de esa libertad & poder permitirnos ser quienes somos genuinamente.
& esto he comprendido, que en la vida no se crece una vez, se crece dos veces. Sé ahora mi niña, que tengo otra oportunidad: sé que creceré nuevamente. Creceré para darle un significado más a mi vida & ¿por qué no?, a mí existencia también. Uno que antes no sabía siquiera que existía & que solo tu llegada a este mundo logrará ayudarme a descubrirlo. Sé que creceré una vez más, será a tu lado & solo puedo darte gracias por permitirme darme a mí mismo esa libertad de ser mejor.
La vida transcurre en un abrir & cerrar de ojos. Dejarás atrás los lentos pasos para ir más aprisa por el mundo, llegará el momento en que hagas demasiadas preguntas de las cuales, intentaré responder cada una de ellas sin hacer ninguna a un lado. Jamás te diré que lo olvides porque no sepa qué responder a tu intrigante curiosidad pura & que por mezquindad mía quiera obligarte a ignorar. Todo lo que no pueda responderte mi niña, admitiré con libertad & sin prejuicios hacía mí mismo, admitiendo simplemente: “no lo sé”. Pero te miraré cuidadosamente con una sonrisa para poder continuar & decir “no lo sé, pero podemos descubrirlo juntos”. Quiero ser tu guía, tu maestro, enseñarte todo lo poco que he aprendido hasta antes de tu llegada &, cuando nos embarquemos juntos en el camino del saber & el conocimiento, poder explicarte todo, todo lo que la sana curiosidad de una niña quiera conocer. Cuando eso suceda, sé que inevitablemente lideraré con partes mías -que inclusive ahora defiendo- por comodidad, por pereza, por egolatría, creyendo que sé todo lo que debo saber, no me permitan seguir en la búsqueda de respuestas, o mejor dicho, en plantearme preguntas que me saquen de mí confortable círculo de ignorancia, para poder ser diferente.
Si hay algo que sí podré saber mientras nos embarquemos en la búsqueda del saber & cuestionar todo aquello que podamos descubrir, es darme la oportunidad de aceptar mi ignorancia como ser humano & ponerle remedio. No sabré todo, porque en realidad mi niña, creo que de lo único que estoy seguro es que sé que aprenderé mucho a tu lado. Tampoco quiere decir que tenga que esperar a que llegues -porque no es después sino ahora-, el mejor momento para amar & entregarme al conocimiento.
No te preocupes de que alguna vez me enfade contigo por verte disfrutar tu infancia. Quiero que en cada lluvia, la disfrutes caer sobre ti, que te recuestes en el césped & sientas la libertad que hace tiempo atrás -me negaron quizás- diciéndome que “no debía jugar en la lluvia” porque la ropa se ensucia. Siéntete tranquila mi pequeña, quiero que hagas muchas cosas. Quiero que juegues, que inventes, imagines, que crees & me compartas todo lo que el pequeño gran universo en tu mente sea capaz de hacer &, siéntete tranquila de que nunca me excusaré dándote razones sin sentido, persuadiéndote a que lo olvides. Quiero que hagas travesuras, que liberes esa energía que llevas dentro, que no estés siempre en un solo lugar, tal como la naturaleza en ciertos tiempos libera fuertes tormentas & fuertes ventiscas porque siempre, siempre debe haber un equilibrio entre la tristeza & la alegría, entre la adversidad & la dicha. Deseo que dejes salir eso que sientes, que sepas que para mí, nunca será tonto e ingenuo, porque nunca será mi intención enseñarte el significado de la vergüenza & la burla, porque aunque seas mi hija, no tengo ningún derecho en enseñarte a sentir desprecio, vergüenza & burla por sentir lo que sientas en esos instantes. Nunca dejaré que reprimas algo importante que necesites dejar salir para liberarte & continuar, porque al igual que la naturaleza, necesita liberar fuertes tempestades, vientos & heladas, para poder renovarse en la llegada de la estación próxima de cada año.
Quiero que trepes árboles, toques & acaricies cada hoja que topes en tu trepar & recuerda que cuando llegues a la cima, a la parte más alta, jamás mires a los que están abajo -como si creyeras que no pudieran llegar tan alto como tú-, porque recuerda que para subir, siempre se comienza desde abajo. & que mejor, cuando ayudes a otros (as) a subir cada rama –no importando quien se adelante primero- pero siempre recordando que lo importante no es llegar más alto que los demás, sino seguir subiendo para descubrir lo que aguardan los cielos con tu mente. Quiero que crezcas sin que olvides a la pequeña que hay dentro de ti.
CONTINUARÁ…
*El uso del recurso & en vez de Y, es recurso de autor y se respeta tal cual por EL ORIENTE