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17 de diciembre de 2013

Por: Juan Pablo Vasconcelos

Tu cuerpo era el único país en que me derrotaban

La muerte de Juan Gelman me hizo sentir una tristeza inesperada. Enterarme del suceso, no me cayó como un balde de agua fría, sino fue como ir vaciando agua tibia despacio sobre el pecho.

Perdurable, espaciado calor triste el ocasionado por la muerte de un hombre al cual saludé solo una vez en persona, allá por el año 2000, pero que forma parte de los seres que, al recordarlos, uno relaciona e identifica con ese cada vez más raro atributo que llamamos Dignidad.

Quizá por esta triangulación de sentidos, me di cuenta que a Gelman no se le puede extrañar desbordadamente, sino más bien con calidez y templanza. De hecho, sus poemas, pese a abordar temáticas tan extremas como el exilio y la pérdida, están escritos siempre desde la más auténtica humanidad: se respira sinceridad en esos versos, libres de pose, maquinarias eruditas, superficialidades.

A Gelman se le ha de extrañar por eso, porque era presencia que ponía en su lugar a los correctores de estilo y a los exquisitos. Se atrevía a intercalar la palabra ‘purga’ con Dios, y la palabra ‘mujer’ con ‘querendona’. Él supo (lo sigue sabiendo donde se encuentre), que solamente es digno quien reconoce entera y sin prejuicios su propia humanidad. El dolor agudo y el ánimo celebratorio, el tormento y el gozo, la pasión y la mesura.

Aunque por otro lado, es posible que no haya surgido por ninguna de estas razones aquella tristeza espontánea.

También pudo ser porque se añora tanto la Humildad en nuestros tiempos, que haber perdido a un Humilde como Juan, nos convierte en automático en sus discípulos: su pérdida nos ubica en la pequeñez que somos, aún cuando pasamos la vida creyendo lo contrario, peleando por lo contrario.

Pero, ¿quién puede saberlo? ¿quién lo sabe todo?

*El verso de Gelman citado en el título, lo recupera el poeta Evodio Escalante en un texto entrañable que introduce una antología de Juan Gelman (“En el hoy y mañana y ayer”) editada por nuestra UNAM.

**Juan Pablo Vasconcelos es Magister en Gestión Cultural por el Instituto José Ortega y Gaset.

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Foto: José Ramón Vega

 

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