(www.eloriente.net; México a 9 de Septiembre de 2016) .- Por Jessica Lamadrid

La historia del atleta Henry Wanyoike, originario de Nairobi, Kenia, comienza el primero de mayo de 1995 cuando su vida cambió por completo debido a un infarto cerebral que lo dejó prácticamente ciego.

El cambio de vida fue muy difícil para él, tanto que pensó en quitarse la vida. “El día que perdí la vista pensé que era el fin de mi vida. Siempre había soñado con ser un atleta y pensé que todo había acabado, entré en una difícil etapa depresiva y llegué a considerar el suicidio como la única solución a mi sufrimiento».

De esta manera Wanyoide entró al centro de rehabilitación para invidentes en Machakos (Machakos Technical Institute for the Blind) donde, a lo largo de tres años, logró aceptar su condición física y pudo volver a correr pero ahora con la ayuda de un guía. Con esto Henry inició un camino que lo llevaría a convertirse en uno de los deportistas discapacitados más respetados de Kenia, ya que, además de ser un atleta paralímpico que ha ganado tres veces la medalla de oro en el maratón de invidentes, se dedica a defender los derechos de los discapacitados en su país.

Con esto Henry inició un camino que lo llevaría a convertirse en uno de los deportistas discapacitados más respetados de Kenia, ya que, además de ser un atleta paralímpico que ganado tres veces medalla de oro en el maratón de invidentes, se dedica a defender los derechos de los discapacitados en su país.

La relevancia que obtuvo por sus logros deportivos la utiliza para hablar de la importancia de una política de inclusión en la sociedad de Kenia. Siempre diciendo: «Es importante que la gente de nuestro país sepa que somos capaces de hacer todo, sólo necesitamos oportunidades para demostrarlo”.

En el 2005 creó la Fundación Henry Wanyoike, enfocada en la lucha contra el estigma que sufren las personas que poseen una discapacidad, pues una de las problemáticas a las que se enfrentan estas personas es el tener que vivir apartados de la sociedad. Henry Wanyoike menciona que “Hay familias que esconden a sus hijos discapacitados en sus casas, no los dejan salir por miedo y vergüenza, privándolos de todo derecho” .

Henry Wanyoike es un ejemplo de cómo una tragedia personal se puede convertir con esfuerzo en una motivación para impulsar un cambio social.

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