“Escribo estas líneas cerca de 48 horas antes de realizarse el debate entre aspirantes a la Presidencia Municipal de Oaxaca de Juárez en el IESO.

Aunque se publiquen 72 horas después del mismo.

Veamos si algún deseo se habrá cumplido.”

(www.eloriente.net, México, a 11 de junio de 2018, por: Juan Pablo Vasconcelos @JPVmx).- Es más sencillo escribir sobre conclusiones. Uno se ahorra arriesgar un poco a la hora de ensayar sobre algún tema y por lo tanto la ventaja es notoria, limitándonos a contar lo sucedido.

No he querido hacerlo así esta vez. Sobre todo porque en el caso del debate sobre Oaxaca de Juárez, yo espero que sucedan cosas concretas.

Tres, al menos: 1) que los candidatos y candidata realicen su exposición teniendo conciencia de lo que para mí es su más grande reto: qué hacer para que este municipio deje de ser un apéndice de las administraciones estatal y federal, es decir, para que puedan ejercer a plenitud la organización política y administrativa de Municipio Libre que les confiere la Constitución de la República.

2) Que adelanten no solo sus propuestas generales en sentido temático, sino una visión de cómo organizarían su administración para la atención de necesidades concretas, pues es bien sabido que, sobre todo a nivel municipal, suele cambiar de una administración a otra la estructura orgánica del gobierno, según el énfasis que cada presidente prefiere imprimir a tal o cual tarea; y en consecuencia, 3) ¿Cuál sería ese énfasis? ¿Qué asunto, materia o área tendría el mayor peso los próximos tres años, y aún seis, si se pretende una reelección?

En general, es un asunto de visión

La ciudad requiere un liderazgo que tenga clara en su mente, en sus planes e inclusive en su equipo, una imagen futura de Oaxaca de Juárez que le mueva poderosamente, que le entusiasme de tal manera que esté dispuesto a cruzar el duro camino de la administración municipal, repleto de pequeñas dificultades desde burocráticas hasta presupuestales.

Es imposible gobernar aquí sin fuerza emocional y un convencimiento absoluto de lo que se desea lograr. En las últimas décadas, no han sido pocos los personajes que no han podido superar las primeras de cambio. Por ello, es vital una visión poderosa, alejada de las fórmulas simplonas como las manidas “trabajar cerca”, “solucionar las necesidades de los que menos tienen”, “llevar los servicios a las agencias más alejadas”.

Porque estas cuestiones, que podrían parecer verdades de a kilo, no lo son si consideramos la realidad, el estado del arte en el cual se debate la administración, que es producto precario de una herencia histórica y una visión corta, pequeña, de la capital, donde presupuestalmente por ejemplo se depende de la Federación y aún del gobierno del estado en casi todos los aspectos, desde el territorial hasta el político.

Ramos como salud, educación, transporte y movilidad, seguridad, son asuntos del despacho en sus principales aspectos de los otros niveles de gobierno, aun cuando sean los de mayor preocupación ciudadana, dejando al municipio en un papel de gestor o administrador en el mejor de los casos.

Sin embargo, la percepción de los habitantes es que el municipio sí tiene la obligación de garantizar esos y otros temas, que redunden luego en una mayor calidad de vida para sus personas y sus familias.

El municipio no puede resolver nada de eso.

Quizá convenga dejarlo claro desde el principio, para no generar expectativas equivocadas: el municipio no puede resolver nada de eso, al menos como está en este momento y como ha estado en las últimas décadas.




Liderazgo con plena conciencia

De allí que se haga necesario un liderazgo con plena conciencia de este contexto y que proponga una manera legal, administrativa y política, para que el gobierno municipal se haga un adulto, alcance la mayoría de edad, se reforme, y tenga la posibilidad de ejercer verdaderamente esas numerosísimas atribuciones que en el papel le confieren las leyes —solo el artículo 43 de la Ley Orgánica Municipal le atribuye expresamente 56 de ellas.

¿Cómo hacerle para tener una mayor intervención en la educación de las niñas, niños y jóvenes, sabiendo que el grueso de la problemática le corresponde al Instituto Estatal de Educación? ¿Cómo intervenir activamente en la política de transporte, más allá de operativos conjuntos de control? ¿Cuál debe ser el nuevo papel de la policía municipal, a la luz sobre todo del nuevo sistema de justicia y de que la inseguridad se ha convertido en un asunto que repercute incluso en la salud, la economía y la convivencia entre vecinos?

Mientras los aspirantes no expliquen, a este nivel, su propuesta de administración, se continuará tejiendo en la administración de lo urgente, en el día a día, apagando los incendios de gobernabilidad muy frecuentes por cierto en todos los gobiernos de la demarcación, y aún más, se seguirán proponiendo las mismas fórmulas, que solo palian los afanes populares pero no resuelven de fondo ciertas problemáticas, incluso de sostenibilidad de la ciudad.

Por ejemplo: iluminar la ciudad, una propuesta multicitada por la mayoría de los aspirantes. Ninguno, sin embargo, ha explicado si conoce sobre el cobro que ello representaría para las arcas municipales en materia de energía, incluyendo las deudas relacionadas con este servicio. Ninguno ha presentado un plan bien elaborado por demarcaciones que le ponga un límite al crecimiento desordenado o anárquico de la mancha urbana, lo cual dificulta un programa de alumbrado eficiente y a mediano plazo, pero también uno de pavimentación, obras, seguridad y aún financiero y fiscal.

Por eso resulta tan importante el segundo punto planteado: la propuesta orgánica, pues debido a las limitaciones presupuestales y a la presión burocrática, el candidato o candidata que pretenda gobernar esta ciudad tan compleja, requiere un nivel de organización, experiencia y ejecución de primer orden.

Aquí se requiere un personaje que articule una visión y anime a la ciudadanía a implicarse con él o ella en su puesta en práctica, pero también un nivel de eficacia y eficiencia administrativa óptimo.

Y finalmente: su proyecto necesita un énfasis, un acento, tanto en términos de organización como en términos de época. Me explico: ¿qué tipo de gobierno municipal requiere Oaxaca de Juárez en este momento específico de su historia? De allí, abundantes respuestas: un buen administrador, un honesto ejecutor de obras, un estupendo tramitador, un animador de las fuerzas ciudadanas, un conciliador y pacificador político, un vendedor de la ciudad en México y el mundo, un ‘hermoseador’ urbano, un defensor social, entre muchas otras. De hecho, recordamos alcaldes con unos y otros énfasis.

Lo fundamental es que el liderazgo que gane las elecciones tenga la preparación, la visión y la sensibilidad para saber cuál es el énfasis que la ciudad necesita en este preciso momento de su historia.

Ni más ni menos. Ardua tarea.

 

Colofón

Por lo demás, espero haber salido el pasado viernes del debate pensando que alguna o alguno de los participantes, está cerca de estos ideales. Espero que también te haya sucedido lo mismo.