Normalmente, cuando se habla de psicología tendemos a pensar en un ámbito clínico, asumiendo que la psicología solo se enfoca en resolver problemas de salud mental, lograr que las personas se sientan mejor y aprendan a adaptarse a su medio, sin embargo, la psicología tiene muchas otras ramas y aplicaciones, que van desde la implementación de conocimientos psicológicos en ambientes laborales o educativos hasta procesos ecológicos y sociales, esto demuestra que en realidad, la psicología tiene mucho que decir y mucho que aportar.
Como un partidario de la salud mental, considero muy importante contribuir a generar una reflexión que ayude a ubicarnos de mejor manera y tener datos más precisos de lo que la psicología puede hacer por la vida de la gente, pues es común escuchar las críticas y los prejuicios tan repetidos como “es para locos” “yo puedo solo” “los psicólogos están más locos” “no creo en la psicología” entre otros.
Estas ideas evidentemente desacreditan la labor de la profesión, pero están basados en impresiones que cuando se repiensan caen por sí mismos, pues en primer lugar la psicología es una ciencia que tiene un método que le permite avalar y verificar resultados del quehacer psicológico en sus diferentes áreas, por ejemplo, actualmente la neurociencia está dando apoyo y fundamento a muchas de las concepciones psicológicas, lo mismo ocurre con la psicología social y la psicología evolutiva.
Entrando de manera más profunda en el tema, ¿Qué puede hacer la psicología por la vida de la gente? ¿Puede hacer algo por el dolor y la frustración que todos enfrentamos? ¿Puede ayudar a encontrar alivio a las condiciones que, en ocasiones, vemos cómo irreparables? Afortunadamente, la respuesta es sí, existe suficiente evidencia para aceptar que la psicología funciona y aplicándose de manera adecuada puede ocasionar mejoría en la vida de las personas, pero esto no implica soluciones rápidas o mágicas que exenten a la persona de trabajar consigo mismo y establecer el compromiso necesario para realizar las actividades que un proceso de psicología requiere.
Siendo observadores podemos darnos cuenta sin esfuerzo que la vida de todas las personas desde que nacemos, tiene momentos de bienestar y placer, así como momentos de frustración, negatividad y ansiedad, lo interesante es observar como dichos momentos se inscriben en la memoria e influyen en la forma en que nos adaptamos a diferentes circunstancias de la vida. Pues por razones propias del desarrollo y biología al inicio de nuestra existencia, los seres humanos no tenemos los recursos necesarios ni la madurez suficiente para sobrevivir por nosotros mismos, sino que requerimos el cuidado de otros para existir, esto también aplica al tipo de experiencias que podemos recibir, pues se necesitan recursos mínimos -o requisitos- para poder entender cosas de la vida.
A manera de ejemplo podemos citar, los temores infantiles, o el papel de la fantasía en los niños, pues lo niños aprenden de manera gradual a diferenciar entre lo que es real y no lo es, por ello, a los niños pequeños se les puede espantar con leyendas y cuentos como el coco, los monstruos y otras leyendas, relatos con los que los adultos difícilmente tendríamos una reacción de temor, porque tenemos más referentes que nos ayudan a interpretar la realidad.
Ahora entendiendo esto podemos deducir la importancia de los cuidadores en el desarrollo humano, pues los seres humanos tenemos en nuestro propio desarrollo personal procesos que son dolorosos tal cual, y que no se pueden evitar, tales como la separación del bebé de la mamá, la llegada de hermanos, las crisis de la adolescencia entre muchos otros. En realidad algunos de estos procesos tienen tal magnitud que la mente los niega, los reprime, “los olvida” con la finalidad de mantenernos lo más estable posible.
Y es precisamente en este punto donde la psicología puede hacer algo por la vida de la gente, pues puede brindarnos explicaciones, respuestas y esquemas que nos ayuden a reinterpretar la realidad, es decir, apreciar las mismas circunstancias que duelen, desde otro lugar, y con esto poder observar cosas que desde una posición inicial es imposible.
Como punto final, es esencial decir que el paso más importante para generar un cambio en nuestra experiencia de vida, es la motivación de mejorar las cosas, o dejar de darle vueltas a asuntos que nos duelen, como en alguna ocasión refirió un paciente: “vengo a sesión porque quiero dejar de huir y empezar a resolver”.