Por N22/Ireli Vázquez

Desde la antigüedad, el ser humano ha estado en constante tránsito. Las primeras formas de supervivencia de los hombres fueron desplazándose a ciertos lugares en las que pudieran prosperar como cultura. Actualmente la situación no es diferente, aunque sí las circunstancias, algunas personas se desplazan en busca de trabajo o de nuevas oportunidades económicas, para reunirse con sus familiares o para tener acceso a educación, asimismo existen personas que escapan de sus lugares de origen por conflictos, persecuciones, violencia o abusos de los derechos humanos.

A nivel mundial, y según cifras de las Naciones Unidas, en 2019 el número de migrantes alcanzó la cifra de 272 millones, 51 millones más que en 2010. En la actualidad, sólo diez países albergan a un poco más del 50% de los migrantes de todo el mundo. De ellos, y de acuerdo con la BBC, Estados Unidos es el receptor de casi el 20% del total del flujo migratorio mundial en los últimos 25 años, le siguen Alemania, Rusia, Arabia Saudita, Reino Unido, Emiratos Árabes Unidos, Canadá, Francia, Australia y España.



De acuerdo con el más reciente reporte del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas, 46.6 millones de personas abandonaron sus países de origen para asentarse en territorio estadounidense por diferentes motivos y en distintas condiciones.

Migración en América: “El sueño americano”

La caravana migrante que se suscitó a finales del año 2018, donde casi siete mil centroamericanos provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador decidieron emprender una travesía andante, pasando por el territorio mexicano y teniendo como único fin el poder llegar a Estados Unidos, puede ser considerado el mayor movimiento de personas de la última década en América Latina.

Las causas principales por las cuales se sintieron motivados para abandonar su lugar de origen es la pobreza y la violencia. El Salvador y Guatemala tienen el promedio más alto de pobreza en la región de acuerdo con los datos del Banco Mundial. Mientras que Honduras tiene una tasa de homicidios de 43 por cada cien mil habitantes, lo cual lo convierte en una de las principales características del “modo de vida hondureño”. «El golpe de Estado contra Manuel Zelaya en 2009 se volvió un punto de inflexión para la violencia, así como hito reestructurador del despojo en ese país. El primer golpe suave en América Latina sería la puerta para la radicalización del despojo en Honduras, pues con el golpe vinieron una serie de reformas que incidieron en la concentración y destrucción de bienes comunes y comunidades. No es de extrañar, entonces, que la migración se haya constituido históricamente como una condición estructural de la vida en Honduras» explicó Libnny Espinoza, para el medio Sin Permiso.

Asimismo, Honduras en los últimos años ha logrado “crear nuevos pobres” como lo ha citado el Instituto Nacional de Estadística, según su encuesta permanente de hogares del 2017, el 65.7% de la población se encuentra en condiciones de pobreza durante las últimas décadas. El Foro Social de Deuda Externa y Desarrollo en Honduras (FOSDEH) señala que ha aumentado 1.5 % en los últimos años, pese a los programas del gobierno y su intervención millonaria en la creación de políticas públicas, en lugar de reducir la pobreza, ha incrementado.

A su vez, los precios de la canasta básica se encuentran en uno de los más altos de Centroamérica, equivale a unos 352.3 dólares (8 mil 326 lempiras o 6 mil 376 pesos mexicanos), mientras la mayoría de la población gana un salario entre 270-420 dólares mensuales, con ello debe cubrir alimentación, vivienda, transporte y educación, muchas familias tienen que ver la manera de subsistir diariamente, en especial en las zonas rurales, quienes viven en pobreza extrema con menos de 1.90 dólares al día, según el Banco Mundial en Honduras.

Elvis y Jessica: migrantes persiguiendo un sueño

En la división entre la Ciudad y el Estado de México está la Avenida Vía Tapo, ésta es colindante con el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Aquí se encuentran Elvis Noel Espino y Jessica Paola Hernández una pareja de migrantes proveniente de Honduras.

Foto N22/ Ireli Vázquez

Ellos llevan 28 días viajando. Para llegar hasta este punto tuvieron que tomar un camión que los trasladó de la Ciudad de Tegucigalpa en Honduras a Guatemala. Al llegar ahí emprendieron su camino a pie para poder entrar a territorio mexicano y tomaron el tren en Tenosique, Chiapas, hasta llegar a Ecatepec, en el Estado de México.

Elvis comenta que su principal impulso por querer salir de su país es la falta de empleo, pero también porque «queríamos conocer otros lugares donde hay más oportunidades, no conocíamos México, ni sabíamos que existía un país como este, que es bonito. Sólo sabíamos que existía un país llamado México y hasta ahora, y en estas circunstancias, lo estamos conociendo. El motivo que nos llevó a movernos fue la pobreza y que no hay empleos en nuestro país y como vemos que toda la gente de allá se viene, pues decidimos movernos, porque todo el mundo va para Estados Unidos, nuestra misión es llegar a Houston Texas, si Dios lo permite y si no nos deportan»

Mil 868 kilómetros existían de diferencia para poder cumplir su sueño desde que lo mentalizaron en su ciudad de origen, ahora el kilometraje disminuye, pero las condiciones empeoran con el paso de los días, el dinero se les acaba, la comida es más cara y los lugares para poder pasar la noche son contados.

«Nos venimos quedando de pueblo en pueblo, de lugar en lugar y si con el dinero que conseguimos podemos pagarnos un hotel de $200 pesos, ahí nos quedamos, si no, nos arrimamos a cualquier Cruz Roja o refugio, y así venimos día tras día», explicó Paola.

Ellos están muy seguros de querer llegar hasta su objetivo, dentro de sus planes no existe la posibilidad de quedarse a vivir en México y por ende un empleo. «La verdad no queremos quedarnos aquí en México porque tenemos familia en Honduras. Pobremente, pero preferimos estar con la familia, porque ¿de qué sirve estar en México solos?, porque estar en Honduras y estar aquí da lo mismo, porque el dinero no rinde. Si nos deportan preferimos regresarnos a nuestro país», concluyó Elvis.