Ahora que somos más libres para circular por las calles, sin necesidad de llevar un documento que justifique la salida, nos tomamos un poco más de tiempo para respirar fuera de la casa. Sin embargo, respirar se vuelve menos agradable por el uso de las mascarillas. ¿Será por eso que nos topamos con una gran variedad de máscaras y guantes por las aceras? Un infectólogo no explica por qué es vital deshacerse de ellas con mucho cuidado para evitar nuevos contagios y la contaminación.
El Dr. José Luis López Zaragoza, infectólogo en el hospital Henri Mondor, en París, hace un llamado al civismo ciudadano a través de RFI en españo“para evitar tirar en la calle los cubre boca quirúrgicos, los cubre boca en tela, los guantes de plástico y los pañuelos de un solo uso porque pueden estar contaminados por Covid-19”.



“Las mascarillas quirúrgicas”, explica este científico, “evitan la transmisión de la enfermedad porque, cuando una persona está enferma y la utiliza, las secreciones respiratorias y la saliva quedan atrapadas en la parte interna.  Pero si una persona sana está en el espacio público y la distancia física de más de un metro no puede respetarse, la máscara la protege porque las secreciones respiratorias y la saliva de otras personas quedan directamente atrapadas por la parte exterior de la mascarilla. Es por ello que esas mascarillas que vemos por las calles pueden estar contaminadas y pueden servir de vector de la enfermedad”.

Un peligro para los niños

“Si un niño la recoge, pero también el personal del aseo urbano, puede producirse un contagio. Es por eso que deben tirarse directamente en una bolsa que debe cerrarse, por lo menos, veinticuatro horas para luego desecharlas”, subraya el Dr. López Zaragoza.

“Igual sucede con las mascarillas de tela que deben tomarse directamente desde las ligaduras e introducirse en una bolsa plástica antes de mezclarlas con nuestras partencias o nuestra ropa”.



Guantes y mascarillas altamente contaminantes

“Los guantes de plástico en el espacio público no están recomendados porque son altamente contaminantes y son tóxicos para el planeta”, añade el médico quien advierte también que «una mascarilla quirúrjica puede tardar hasta 400 años en desintegrarse.

“Por último”, concluye el Dr. López Zaragoza, “en estudios recientes se ha demostrado la contaminación de los perros por parte de sus dueños infectados por coronavirus. No obstante, la transmisión del perro al humano no ha sido demostrada y es discutible, por ello es recomendable evitar que los perros jueguen o muerdan las mascarillas u otros desechos sanitarios encontrados en la vía publica».