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19 de julio de 2012

Con motivo del Día Mundial de la Población, el Instituto Nacional de Estadística (INEGI) en Oaxaca, preparó este reporte especial que comparte con los lectores de EL ORIENTE. Lo publicaremos en partes para facilitar su lectura. Revisa las entregas en este sitio los días 12, 17, 19, 20 y 22 de julio de 2012. Si quieres revisar las anteriores da click a continuación

PARTE 1

PARTE 2

PARTE 3

FECUNDIDAD

En Oaxaca, la segunda fase de la transición demográfica puede ubicarse a partir de 1990, cuando el descenso de la fecundidad se acentuó, como se observa en la gráfica, a principios de los noventa las mujeres tenían en promedio poco más de cuatro hijos, actualmente en 2012, la fecundidad es de 2.1 hijos por mujer[1] y su descenso ininterrumpido durante estas últimas décadas la colocan como uno de los componentes demográficos que más ha influido en el monto y estructura de la población, de acuerdo a estimaciones del  CONAPO.

 

 

 

 

 

 

Un aspecto que fortaleció las políticas de población establecidas en la Ley de población de 1974, fue el aumento paulatino de la escolaridad, de la mujer en particular, la educación ha sido un factor estratégico para que ésta alcance una mayor autonomía y poder de decisión, al tiempo que contribuye a mejorar su calidad de vida, al ampliar sus opciones y perspectivas.[2] La información estadística confirma que la proporción de usuarias de métodos anticonceptivos, aumenta conforme su escolaridad: en Oaxaca, en 2009, sólo 36.9% de las mujeres unidas en edad fértil sin escolaridad usaban algún método para controlar su fecundidad, en tanto que 68.2% de las mujeres con secundaria o más eran usuarias, es decir, entre unas y otras hay una brecha de 31.3 puntos porcentuales.

Porcentaje de mujeres unidas en edad fértil que usan métodos anticonceptivos por nivel

de escolaridad

2009

Fuente: ENADID. Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica, 2009

Es importante señalar que a pesar de los esfuerzos por ampliar el acceso a los servicios de planificación familiar en las comunidades más alejadas y dispersas, aún persisten segmentos de la población que no cubren su demanda; existe un gran número de mujeres que están expuestas a un embarazo y no hacen uso de ellos a pesar de su deseo expreso de querer limitar o espaciar su descendencia.

La nupcialidad es un aspecto demográfico que influye directamente en el comportamiento de la fecundidad y en las últimas décadas se observan tendencias asociadas a la postergación de la edad a la primera unión y un aumento paulatino en la proporción de mujeres separadas, divorciadas o viudas. Respecto a la postergación de la primera unión, ésta se acentúa en un grupo de mujeres que consideran que las metas relacionadas con el trabajo, el estudio y los logros profesionales son elementos importantes en sus proyectos de vida;[3] datos de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2009, indican que entre las mujeres de 15 años y más alguna vez unidas en Oaxaca, la edad promedio a la primera unión es de 24.2 años,[4] es decir, cinco años más respecto a 1995. Por otra parte, la situación conyugal de las mujeres de 15 años y más indica que entre 1990 y 2010 la proporción de separadas, divorciadas y viudas se ha incrementado de 10.5 a 15.0%, es decir, en veinte años esta proporción aumentó cerca de cinco puntos porcentuales.

Porcentaje de mujeres de 15 años y más por situación conyugal según grupos de edad

1990 y 2010

 

Nota: La suma en la situación conyugal es menor a 100 debido al no especificado.

Fuente: INEGI. XI Censo General de Población y Vivienda 1990.

Censo de Población y Vivienda 2010. Cuestionario básico. Consulta interactiva de datos.

Estas tendencias en la situación conyugal de la población femenina no sólo inciden en la fecundidad, sino también en la composición de los hogares, en la actualidad un mayor número de mujeres son jefas de hogar; entre 1970 y 2010 la proporción de hogares[5] con jefatura femenina pasó de 17.2 a 25.7%, información censal de este último año señalan que 38.1% de las jefas del hogar son viudas, 21.1% están separadas o divorciadas y 16.3% son solteras; sólo una de cada cuatro (24.4%) está casada o unida.

Los cambios en la configuración familiar al disminuir la fecundidad también impacta en el número de sus integrantes, al reducirse, los progenitores pueden tener una mayor posibilidad de cubrir sus necesidades básicas de mejor manera, no obstante, estas expectativas no necesariamente se cumplen en todas las familias, pues están estrechamente vinculadas con las grandes desigualdades y rezagos sociales y económicos que no se han podido superar, de modo tal que un menor número de hijos no ha garantizado el logro de mejores condiciones de vida ni una mayor atención hacia ellos.[6]

 


[1]   Tasa correspondiente  a indicadores demográficos del CONAPO, 1930-2030.

[2] CONAPO. La población de México en el nuevo siglo. CONAPO, México, 2001.

[3]     CONAPO (2001). Op.cit.

[4]    Se estima con datos de la ENADID 2009, aplicando para ello, un método indirecto propuesto  por Hajnal, John. Age at  marriage and proportions marrying.

       http://faculty.washington.edu/samclark/Soc433/Syllabus/Readings/4/1/Hajnal-J_1953_Age-Marriage-Proportion-Marrying.pdf, mayo de 2012.

[5]     El concepto de hogar censal en 2010 difiere de la definición de hogar utilizada en otros ejercicios censales, ahora se define como el grupo de personas vinculadas o no por lazos de parentesco, que residen habitualmente en la misma vivienda; mientras que en otros ejercicios censales se refiere al conjunto formado por una o más personas que residen habitualmente en la vivienda y se sostienen de un gasto común, principalmente para alimentarse y pueden ser o no ser parientes.

[6] CONAPO. Familia. http://www.conapo.gob.mx/publicaciones/SaludReproductiva/Epob/08FAMILIANB.pdf, mayo de 2012.