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13 de agosto de 2012

Por: Juan Carlos Gómez B.*

*Licenciado en lingüística y Literatura; Magíster en Educación y Comunicación. Bogotá, D.C. Colombia

La Declaración Universal de Derechos Humanos afirma: «Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz…» (Art. 26).

Atendiendo al derecho consagrado en la Declaración Universal surge la pregunta ¿Qué es lo elemental y lo fundamental en el siglo XXI? y ¿Qué méritos debe hacer un estudiante para acceder a la educación? Al reflexionar sobre el acto educativo debe comprendérsele en toda su dimensión, esto es como un proceso de construcción del ser humano el cual le permite formarse individual y socialmente. Un proceso que afecta de manera significativa al sujeto edificándolo en los diversos contextos de los cuales forma parte. Un proceso que le permite “ser en el mundo”, desde la perspectiva de un proyecto de desarrollo humano que, según el Plan de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), tiene que ver con el progreso de los sujetos desde el aprovechamiento de todas las oportunidades y recursos necesarios a nivel: económico, cultural, social, creativo, político, productivo, educativo, científico y demás, para alcanzar un nivel de vida cada vez mejor (PNUD, 1990; 1994).

Asimismo, el derecho a la educación debe pensarse como factor de desarrollo humano, su ejercicio resulta esencial para adquirir las herramientas que le permitan al sujeto desempeñarse en el medio cultural que habita, recibir y reconstruir la información que existe a su alrededor y ampliar sus conocimientos a medida que se desarrolla como individuo; de esta manera, la educación cumple una función social la cual busca que dicha garantía sea asumida como un derecho y un deber porque su tarea fundamental es la de construir sujetos éticos y políticos. En tal sentido, lo fundamental en el siglo XXI es la formación de niños, niñas y jóvenes no sólo en conocimientos y competencias, indispensables para su desempeño en el mundo, sino también en una formación axiológica que le permita comprender su papel como sujeto social, entendido ello como el ser humano garante de derechos y deberes, el ser tolerante y responsable, el ser que respeta la diferencia y promueve el consenso. Pero también resulta fundamental la formación de los docentes, su actualización permanente para brindar todo el conocimiento y las herramientas necesarias que requieren los estudiantes; formación que implica el compromiso del Estado y de las políticas públicas educativas.

 

Ahora bien, para el aprovechamiento de recursos económicos, políticos, culturales científicos, etc. Se requiere de iniciativas globales que promuevan no sólo la disposición de esos recursos para todos y todas sino también para que sean adaptados a los diversos contextos y se utilicen en beneficio de la sociedad. Es así como surge el proyecto Luces para Aprender en el marco de la Metas Educativas 2021 cuya meta fundamental es contribuir al acceso a la educación de las escuelas y sectores menos favorecidos, especialmente rurales, brindando la ayuda necesaria para que los centros educativos cuentes con acceso a la electricidad, haciendo uso de energías renovables y la dotación de equipos tecnológicos como computadoras y red internet para reducir así la brecha digital y mejorar la calidad educativa.

Las acciones que se pretenden llevar a cabo para hacer realidad el proyecto son: la dotación de paneles solares (tecnológico), la conectividad, la sostenibilidad del proyecto, la formación de los maestros y la participación de la comunidad. Al revisar cada uno de estas tareas se podría establecer lo siguiente: en relación con la dotación de paneles solares la iniciativa se encamina hacia el uso de energía fotovoltaica y a la dotación de al menos un computador por escuela. Es de entenderse que esta acción conlleva a su vez otros factores intrínsecos. En primer lugar, factores ambientales: si bien la energía fotovoltaica resulta amigable con el medio ambiente se requería la construcción de varios paneles para dar cobertura no sólo a la escuela sino en lo posible a la comunidad porque la escuela es un lugar de paso en la vida de los seres humanos que se complementa con las actividades que a diario realizan en la casa, en el barrio, con los amigos y en otros espacios como bibliotecas, centros comunitarios, etc. Es decir, la iniciativa debe partir de la escuela pero proyectarse a la comunidad en general porque el proceso educativo abarca todos los contextos en los cuales vive el ser humano. Asimismo, se requiere la capacitación para el mejor uso de otros residuos generados por el abuso en la contaminación, sectores mineros, transporte (Achkar y Domínguez, 2008).

 

 

 

 

 

 

 

 

En segundo lugar están los factores económicos. Debido a que el proyecto Luces para aprender no puede ni debe quedarse como proyecto de unos cuantos años, es necesario establecer políticas a largo plazo para el acceso equitativo a las fuentes de energía. Hoy se conoce gracias a los datos arrojados por El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) que 1.400 millones de personas no cuentan con acceso a electricidad a nivel mundial. Esto es, según Achkar y Domínguez (2008), que el 20% de la población más rica del planeta consume el 80% de los recursos energéticos disponibles, generando procesos de acumulación de riquezas y especulación con la comercialización de la energía. En tercer lugar, los factores sociales dan cuenta precisamente de la exclusión que sufren poblaciones enteras por no tener acceso a las fuentes energéticas. El proyecto de Luces para aprender muestra en el documento esta realidad palpable, no tener acceso a la energía implica atraso el conocimiento y uso de nuevas tecnologías pero lo más importante es el rezago histórico que se verá a futuro en estas poblaciones por la imposibilidad de acceder a los adelantos científicos, tecnológicos y de conocimiento. No podría hablarse entonces de un derecho a la educación cuando las políticas gubernamentales no contemplan a estas poblaciones en los planes de desarrollo ocasionando discriminación.

Y en cuarto lugar, factores políticos, los discursos encaminados hacia el ámbito energético en las sociedades capitalistas, sostiene que para que exista un buen desempeño de la organización social se requiere del aumento de consumo energético a escala planetaria. De esta manera, “la disponibilidad de fuentes energéticas adecuadas, seguras y reservas probadas se convierte en un factor geopolítico y en un problema estratégico fundamental para los países industrializados” (Achkar y Domínguez, 2008; Ortiz, 2008).

Habría que señalar entonces, que si bien hay otros aspectos intrincados en lo que respecta a la educación, se celebra que la surjan este tipo de proyectos como el de Luces para aprender pensados para el bienestar de los seres humanos. Por supuesto, se requiere de la colaboración de todos los entes públicos en todos los países para que no sólo respalden este tipo de iniciativas sino que permitan que se proyecten y mantengan a largo plazo, es de entenderse que esto sólo es posible cuando los proyectos dejan de serlo y se convierten en políticas públicas de Estado lo que le daría el carácter de sostenibilidad.

Referencias
– Achkar, M. y Domínguez, A. (2008). La importancia estratégica del sector energético. Quehacer educativo, pp 67-73
– Declaración Universal de Derechos Humanos (1948). Adoptada y proclamada por la Asamblea General en su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre. Consultada el 13 de septiembre de 2011. Disponible en http://www.aidh.org/uni/Formation/02Charte_e.htm
– El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Noviembre de 2011http://www.fundacionluisvives.org/actualidad/noticias/archivo/2011/11/16/el_ultimo_informe_del_pnuma_recoge_nuevos_datos_estadisticos_sobre_el_avance_de_la_sostenibilidad.html
– Ortiz, C. (2008). La energía como factor geopolítico. Disponible en http://www.hidrocarburosbolivia.com/panorama-mundial-mainmenu-109/analisis-y-opinion-mundo/3199-la-energcomo-factor-geopolco.html
– PNUD, 1990, Informe sobre Desarrollo Humano 1990, Mundiprensa, Madrid. (Disponible en http://www.undp.org).
– PNUD, 1994, Informe sobre Desarrollo Humano 1994, Mundiprensa, Madrid. (Disponible en http://www.undp.org).
– XX Cumbre Iberoamericana (2010). Luces para aprender en el marco de las Metas Educativas 2021: la Educación que queremos para la generación de los bicentenarios, Mar del Plata, Argentina.

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