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16 de febrero de 2013

eloriente.net (Oaxaca, Oax.) 16 de febrero de 2013.-Estudios realizados por Investigadores de la Unidersidad de Ámsterdam (UVA) publicados en la revista científica Neuron en noviembre de 2012, revelan que el sentido del olfato estimula nuestra memoria.

La relación entre un olor y la memoria se almacena en la corteza orbitofrontal, una región del cerebro alrededor de las cuencas de los ojos.Investigadores de la UVA descubrieron un elemento importante en el mecanismo cerebral que se ocupa de su almacenamiento. Con esto, se puede explicar cómo el cerebro aprende a recordar el valor y la consecuencia emocional de los estímulos sensoriales.

El olor de un plátano puede provocar diferentes reacciones. ¿El olor indica que el plátano se sabe bien? ¿O en realidad indican que el plátano es nutritivo y, por tanto, valioso? La asociación entre un olor y su valor es importante al tomar la decisión de si debe o no comer la banana.

Los investigadores encontraron que en respuesta a dos diferentes olores, células de la corteza orbitofrontal ser más activos para uno de los olores, en función del acoplamiento de ese olor con una recompensa. Cuando el receptor de NMDA – una molécula de proteína importante para la transmisión de la señal química entre las células del cerebro – se bloquea, las células eran incapaces de hacer una distinción entre los olores.

Con este descubrimiento, un interruptor molecular importante para el desarrollo de las preferencias en respuesta a estímulos ambientales ha sido revelado.

Distinción entre olores

Los estudios realizados por el grupo de investigación mostraron que las ratas pueden distinguir entre dos olores diferentes. Los movimientos del animal en respuesta a un olor (por ejemplo, limón) fueron recompensados (por ejemplo azúcar con el agua), mientras que los mismos movimientos en reacción a otro olor (romero) dio lugar a un resultado desagradable (por ejemplo, solución de quinina). Mientras tanto, los investigadores midieron la actividad eléctrica de las numerosas células individuales en la corteza orbitofrontal. Un número de las células se encontraron para responder a ciertos olores.

Cada día del experimento, se emitieron nuevos olores. De esta manera, los animales fueron orillados a averiguar cuál de los dos olores era «positivo» (que recibe una recompensa), y que olor era «negativo» (que conduce a un resultado desagradable). Este experimento reveló cómo las células de la corteza orbitofrontal mostraron diferencias cada vez mayores en cuanto a la respuesta eléctrica a los olores, que corre paralela con la conducta de aprendizaje.

El segundo paso fue estudiar si una sustancia farmacológica tuvo un efecto sobre la actividad eléctrica. Esta sustancia actúa sobre un receptor que es importante para la transmisión de señales químicas entre las células cerebrales. La sustancia parecía bloquear la actividad de las neuronas orbitofrontal sin afectar a las propiedades «normales»de las células.

Por último, los investigadores descubrieron que el bloqueo del receptor NMDA también afectó a la sincronización del ritmo de las neuronas orbitofrontal. Este hallazgo es muy interesante para los trastornos psiquiátricos relacionados con la corteza orbitofrontal, como la depresión y los trastornos obsesivo-compulsivos.

Foto: Jonycunha, Algunos derechos reservados.