Por: Omar Alejandro Ángel

Te escribo, porque no tengo otra manera, desde el fondo de la tristeza. Ahí de donde el miedo y la soledad, junto con las lágrimas mismas, huyen por miedo a perder la capacidad de destrozar a quienes pidan sufrimiento auténtico. Te escribo porque siento cómo me vacío, cómo escapas de mis venas y la incapacidad de retenerte me inunda. Intento seducirte con palabras -esas que amaste tanto- a kilómetros de distancia a mi lado, recostada. Te escribo por la incapacidad misma de llenarte, plenizarte.

Te escribo porque tienes un talón rozando la Tierra y porque, como alguna vez me dijiste a miradas, una burbuja cederá en algún momento a su elasticidad. Te escribo pidiendo perdón, por olvidar que allá fuera tienes una vida.