Por: Vicente López Portillo

Cuando se terminaron las vacaciones de semana santa y pascua e inician nuestras preocupaciones para ver cómo vamos a pagar todo lo que gastamos, quiero platicarles sobre el crédito y cuándo lo podemos usar a favor de nuestro bolsillo.

Para empezar, un crédito es una cantidad de dinero que recibimos, que nadie nos regala y que tenemos la obligación de pagar en un plazo determinado. Con él podemos adquirir bienes y servicios que no podríamos pagar de contado. Recordemos, como hemos comentado en esta sección, un crédito, no es dinero extra, sino un préstamo que algún día tenemos que regresar, lo que implica comprometer parte de nuestros ingresos que ganaremos en el futuro.

Actualmente, los créditos que más utilizan los oaxaqueños son las tarjetas de crédito, los créditos personales y los créditos de nómina.

Algunos de los errores que cometemos al usar un crédito son cuando lo utilizamos como una extensión de nuestro salario, para “tapar hoyos” en el presupuesto familiar, por ejemplo, para solventar los gastos que no planeamos en las pasadas vacaciones. También, cuando adquirimos bienes y servicios que no necesitamos. Te pregunto, por muy baratos que estén esos zapatos ¿de verdad necesitas otro par?, y cuando el crédito lo destinas a consumo de productos que se deprecian rápidamente.  Es mala idea “dar el tarjetazo” para quedar bien en una cena, porque puedes durar meses pagando por un gusto que duró ¡sólo unos minutos!, Por último, no conviene obtener un crédito, cuando generas una deuda que no podrás pagar. Abusar de las promociones a meses sin intereses, puede causar que la acumulación de “pagos chiquitos”, se convierta en un pago mensual enorme.

Es muy importante, que antes de firmar con tu tarjeta o de contratar un crédito, te hagas 3 preguntas: primera, ¿el gasto es urgente o puede esperar?, conviértete en un consumidor inteligente y distingue si lo que vas a comprar es realmente una necesidad o es sólo un capricho porque está de moda; segunda, ¿cuánto te va a costar?, para eso compara el costo anual total o CAT del producto, asegúrate del monto total que pagarás e investiga si hay comisiones o gastos extra; y tercera, si ¿puedes pagarlo? asegúrate de que podrás cubrir todos los pagos futuros a los que te estás comprometiendo.

Pero en resumen, ¿cuándo me conviene adquirir un crédito?, ¿Cuándo ese crédito puede actuar a favor de la economía de tu hogar?  Un crédito lo usas a tu favor cuando te permite ser más productivo, por ejemplo, iniciando un negocio o haciéndolo crecer. Cuando creas un patrimonio: comprando una casa o haciendo mejoras a la que ya tienes. Y cuando financias la compra de bienes duraderos: como cuando usas tu tarjeta de crédito para comprar a meses sin intereses el refrigerador que, de todos modos, tenías que comprar.

Por último les comparto la siguiente frase de un anónimo: “No hay dinero más caro que el que no se tiene, ni crédito más caro que el que no se necesita”

Y recuerda, cuida tu dinero.