¡Hace falta una silla!, por Alejandro Cruz Pimentel

(www.eloriente.net, México, a 2 de septiembre de 2015, por Alejandro Cruz Pimentel).-  Los momentos coyunturales por los que pasa la educación pública en Oaxaca, hoy, la sociedad civil no puede ser espectadora de la disputa de la rectoría de la educación. Hoy el gobierno del estado debe pronunciarse por un debate público y abierto; debe sacudirse la publicidad oficial de la federación y disminuir considerablemente su publicidad oficial en los medios impresos, visuales y auditivos. Hoy el debate ya no debe ser, sobre quiénes son más, o menos, culpables de la debacle educativa de nuestro estado. Ahora tendrá que ser sobre el diseño de políticas públicas que permitan entregar logros sobre la calidad de la educación. Debemos acabar con la numeralia de los insumos, en especie y monetarios, y pasar a la evaluación de resultados. Se han anunciado millonarios presupuestos para que Oaxaca atienda la reforma educativa, no podemos seguir viendo cómo se dilapidan los recursos públicos.

En esta tesitura, es obligatorio reconocer que alguien hace falta, y es la sociedad civil, se hace impostergable ampliar la cantidad y calidad de los interlocutores en la nueva política educativa. La discusión tiene que subir de nivel, tiene que ser mejor, tiene que contemplar todas las ideas y convicciones para que podamos consolidar una estrategia, que conforme a la reforma educativa, será garantizar una educación de calidad a los miles de niñas y niños, que hoy se les ha negado.

Es momento de acercar la silla de la sociedad civil, a la mesa de las grandes decisiones de la nueva política educativa. El rol de la sociedad debe dar un giro diametral, de ser de ausente, aplauso y comparsa a inclusión, vigilancia y corresponsabilidad. Por eso aplaudo la convocatoria pública para tratar de acercar a los padres de familia, a los académicos y a la sociedad civil, mediante un consejo consultivo, como un contrapeso razonado en el proceso de toma de decisiones.

En la reorganización del sistema educativo oaxaqueño, la sociedad civil debe dejar de ser el convidado de piedra para pasar a una participación más activa que pulverice el binomio –viejoIEEPO-S22 – que ralentizó la implementación de programas a favor de la niñez oaxaqueña. Queremos que cuando se hable del IEEPO, se escuche calidad educativa, no rencillas con el sindicato.

Como sociedad civil, tenemos la capacidad de aportar, ofrecer, entender y discutir, políticas públicas en materia educativa. Como oaxaqueños, reconocemos el disenso para alcanzar los grandes consensos que requiere la educación desde sus diferentes aristas. Ya no más decisiones arbitrarias de corto plazo, no más decisiones de 6 años y no más cabezas de directores por afectar intereses particulares. Necesitamos visión a largo plazo, visión para evaluar el desempeño que permitan reconocer los logros o fracasos.

Considero a la transparencia y la rendición de cuentas como columnas fundamentales en la gestión pública del nuevo instituto. El Derecho de Acceso a la Información consagrado en nuestro Texto Supremo, debe ser la herramienta para proteger el Derecho a la Educación de la niñez y juventud oaxaqueña. Toda decisión debe estar abierta al escrutinio público, en esta tesitura, todas las compras de equipamiento para las escuelas deben conocerse, lastima saber que hay niños que no tienen un pupitre o un pizarrón; todas las obras públicas en infraestructura deben ponerse a la vista, ya no más techos de lámina o cartón, ya no más pisos de tierra; la adquisición de vehículos debe frenarse hasta en tanto se regularicen los miles de vehículos en manos de personas ajenas a la educación.

Un punto muy oscuro del viejo IEEPO nadie lo tocado, su subcomité de adquisiciones, arrendamientos y servicios, en este órgano la opacidad ha sido la regla, ha sido una cepa para la corrupción, ha sido un botín para enriquecer a muchos servidores públicos. En ese sentido, la sociedad civil debe ser convocada en este órgano colegiado, para que pueda informar a los ciudadanos, las adquisiciones que se están realizando. Ya no más recursos echados a la coladera por comprar directas a base de chantajes económicos de sus integrantes, que valga la pena decirlo, son de otras dependencias del gobierno estatal.

El Derecho al Acceso a la Información garantizado por el nuevo IEEPO, permitirá contribuir a nivelar hacia arriba las condiciones de la calidad en la educación, permitiendo que se conozca el destino final de los millonarios recursos que serán asignados a la educación.

La sociedad civil acompañara con una evaluación sumaria, susceptible de análisis y valoración ciudadana de lo que sucede en el nuevo Instituto con la finalidad de consolidar la reforma educativa impulsada desde la federación. El nuevo instituto debe sacudirse del imaginario colectivo, que es un botín de aviadores y abusadores de sus recursos públicos. La visión ciudadana debe cambiar y acompañar al rector de la educación. Hay una tesis que dice: “lo que no se mide, no se puede mejorar”; tendremos que medir su desempeño y su gestión con nuevos indicadores de gestión y estratégicos que sirvan a la sociedad, indicadores que aporten información, para recuperar gradualmente la confianza. Solo así, podremos revertir esta situación.

Como sociedad civil, hay el compromiso de sacar adelante a Oaxaca, ya no más últimos y penúltimos lugares en educación. Varias generaciones se fueron de nuestras manos por estar impávidos y espectadores del tema. Pero esto solo será posible, si y solo si, se acerca una nueva silla a la mesa de las grandes decisiones, la de la sociedad civil.

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