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3 de abril de 2016

En Oaxaca, son cuatro los candidatos que están en competencia real para llegar a la gubernatura del estado para el periodo 2016-2022. Sí, 4.

Por más que las diversas estrategias de comunicación partidistas se esfuercen en crear la percepción de que la elección está definida, o que hay uno o dos punteros claros, lo cierto es que estas campañas arrancan sin nada para nadie.

Quizá un poco más atrás, eso sí, el candidato de Morena, pero no tanto como para descartarlo a estas alturas del proceso.

Un escenario a 4 inédito en la historia de la entidad y en la inmensa mayoría de las elecciones estatales que inician campaña este mismo fin de semana: Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas. Quizá sólo Tlaxcala se acercaría al caso `multiopción` que comentamos.

El escenario hubiese resultado aún más inédito si algún candidato independiente estuviera en competencia, pero hoy sabemos que ninguno obtuvo el registro final por parte del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca.

Ante esta circunstancia, la materia interesante para el proceso de campañas que hoy inicia es que cada uno de los 4 candidatos tiene retos distintos que superar, de aquí al próximo 5 de junio, para alcanzar la mayoría en los comicios. Caso por caso:

 

Benjamín Robles Montoya (Candidato por el PT)

Convertirse en la opción de quienes ya no quieren más de lo mismo. El reto de Robles es que la ciudadanía tenga claro que la actual administración de Gabino Cué y las anteriores (Ulises Ruiz, José Murat, Diódoro Carrasco) funcionaron de manera casi idéntica, sin grandes diferencias ni buenos resultados para el estado. Y, por lo tanto, es necesario un candidato que rompa sin tregua con esa forma tradicional de hacer las cosas.

Cosa por cierto que no costará mucho a Robles evidenciar, pues al menos en personas las similitudes saltan a la vista: durante la administración de Cué, priístas o expriístas ocupan u ocuparon las principales carteras de su gobierno. Los mismos que gobernaban antes gobiernan ahora.

Por ejemplo, la Secretaría General de Gobierno, ha sido predominantemente encabezada por priístas o expriístas como Alfonso Gómez Sandoval, Carlos Santiago o la propia Irma Piñeyro, al inicio del sexenio.

O bien, el candidato del PRD-PAN, José Antonio Estefan, fue Secretario en los gobiernos de Diódoro, Ulises y Gabino. De igual manera, el hoy candidato del PRI, Alejandro Murat, es hijo del exgobernador del mismo apellido.

Es decir, la política de los últimos 22 años en Oaxaca no ha cambiado casi nada en estilo ni en personajes.

Contra eso, para cambiar eso, se debería ubicar Benjamín Robles por el Partido del Trabajo.






Alejandro Murat Hinojosa (Candidato del PRI)

El gran reto de Murat es conectar con la gente de Oaxaca. A pesar de los meses y recorridos de precampaña, lo cierto es que Alejandro apenas llega a la arena política local.

Esa circunstancia, lo hace depender de otros personajes y estructuras para penetrar socialmente, y éstos no siempre tienen ni todo el prestigio ni toda la confianza de la gente.

Una muestra es el recién nombrado presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, que no en pocas ocasiones ha sido señalado por actuaciones fraudulentas en la designación de candidaturas.

Por lo tanto, Murat deberá encontrar la forma de saltar una especie de cerco, que le ha alcanzado para llegar exitosamente hasta este inicio de campaña pero que difícilmente le ayudará a incrementar sus preferencias en los próximas semanas.

Seguir por el mismo camino, sería tanto como conceder que el escenario electoral en Oaxaca no ha cambiado desde el 1998, y lo cierto es que ha corrido demasiada agua en este río.

Por eso, el handicap para Alejandro Murat es establecer conexión y confianza con el electorado, incluso con el que se dice priísta, «el voto duro», mismo que es tratado por ciertos analistas como un ejército de soldados rasos sin voluntad, que solo obedece y vota por el candidato que se le ordena.

Cuestión esta última absolutamente errónea y que ha llevado a la derrota a no pocos aspirantes tricolores en recientes elecciones estatales, municipales y locales.

Si ese priísta tradicional no se siente representado por Murat, ahora ya tiene otras opciones, desde votar por otro candidato hasta quedarse en casa el 5 de junio.

El voto duro existe solo en el análisis, pero no en la realidad. Lo que sí hay son tendencias, pero éstas cambian si el candidato no convence.

Por eso Murat debe encontrar la clave para crear nexos de confianza, que se le conozca personalmente a profundidad.

 

 

José Antonio Estefan Garfias (Candidato de la Coalición CREO)

Estefan tiene la campaña más complicada pues se queda en medio de los dos polos: no representa el cambio, porque se trata de la coalición que continúa de forma natural lo hecho por el gobierno de Cué, pero tampoco puede ser una continuidad pura y dura, pues la imagen o la popularidad de la administración saliente es de regular a mala y no alcanza para justificar una estrategia enfocada a ello.

Por lo tanto, el gran reto de Estefan no está en Estefan. Está, como en ninguna otra opción, en el apoyo, respaldo, base, que le puedan abonar electoralmente las candidaturas a presidencias municipales y diputaciones locales que también se elegirán el 5 de junio.

Si el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática, logran levantar candidaturas fuertes en las principales ciudades, pueden convertirse en los botes salvavidas que está esperando el aspirante a gobernador por la coalición CREO.

Oaxaca de Juárez, Juchitán, Tuxtepec, Tlaxiaco, y el resto de las ciudades importantes de la entidad, deben contar con candidatos ganadores. De no ser así, resultará muy complicado que el solo impulso gubernamental alcance para llegar a buen puerto.

Porque además, Estefan discursivamente no puede ir demasiado a la izquierda o demasiado a la derecha, lo cual despertaría entusiasmo en uno u otro espectro. Esta impedido de hacerlo, pues la dupla PAN-PRD conlleva ese impedimento en sí mismo, lo cual en anteriores elecciones se ha salvado porque una sola meta los unió: sacar al PRI del gobierno.

Pero ahora, en un escenario pulverizado donde no son la única opción para detener al PRI, se han quedado huérfanos de discurso y de promesa.




 

Salomón Jara (Candidato por Morena)

El reto que deberá superar Jara para convertirse en gobernador es la resistencia. Como esos peleadores que saben que no tienen todo consigo para triunfar, Jara deberá encontrar en la idea de permanecer en la pelea su mejor aliado.

Esperar un error del contrincante, un despiste, una distracción, para capitalizar a su causa.

Así, uno nunca sabe lo que puede pasar en el último tramo.

En 60 días, las circunstancias de campaña, la guerra sucia y los denuestos, las estrategias erróneas, las pifias jurídicas y hasta la salud de algún aspirante, pueden abrir la puerta a una oportunidad impensable para quien parte en el cuarto lugar, pero que puede escalar posiciones si sabe puede capitalizar en el momento correcto el contexto mencionado.

Andrés Manuel López Obrador es otro activo importante para la campaña, pero lo es más no cometer errores, permanecer en competencia y avanzar con discreción, para no provocar que se active alguna estrategia de contención que termine por pulverizar sus posibilidades.

Ésta última sobre todo enfocada a que Jara fue funcionario de Gabino Cué, que está solventando observaciones financieras y que esos procesos siguen en marcha.

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