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Por: UNAM

Los museos están cuestionando su visión y sus prácticas porque ya no pueden ser sólo lugares que presentan exposiciones y forman audiencias, sino espacios que, además, transformen a su comunidad. Esta es una de las conclusiones a las que llegaron algunos participantes del quinto Coloquio de Estudios Mexicanos Luis Mario Schneider, que con el título Museos, Vanguardias se realizó en sedes universitarias como el Instituto de Investigaciones Bibliográficas y el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC).

“El museo puede transformar a la sociedad y debe de trabajar con los que no tienen voz, con los grupos vulnerables, esa es su obligación. Eso es el museo actualmente: además de hacer exposiciones, de generar conocimiento y de generar experiencia, es capaz de transformar a la sociedad, es un deber”, expresó Graciela de la Torre, directora del MUAC, durante su participación en una de las mesas de diálogo del coloquio.

Desnormalizar al Museo

Fue el título de la charla ofrecida por De la Torre, en la que destacó que estas instituciones deben plantearse como un ente vivo y dialogar con la población.

Explicó la práctica teórica que se sigue en el MUAC, denominada museología crítica. “La nueva museología de los años 70 del siglo pasado descubre que hay público y que es parte del museo, entonces le da voz y lo deja entrar. La museología crítica es otro punto de vista, que sí absorbe los principios de la nueva museología, pero concibe ese recinto como un eje transformador de la sociedad. No son modas ni son invenciones, hay toda una teoría atrás. De hecho nosotros tenemos una cátedra extraordinaria sobre museología crítica y damos un premio a museos o grupos autogestivos que utilizan las herramientas propias del arte para transformar a su comunidad”.

La especialista criticó la visión de algunos académicos que consideran a las comunidades donde están los museos como objeto de estudio cuando lo que se debe de establecer, agregó, es un diálogo en el que ambas partes aprendan una de la otra. “Las comunidades no son objeto de estudio, son nuestros pares. Ese es el problema de la relación hacia una comunidad, que los verdaderos expertos son los integrantes de ésta porque ellos nos enseñan a nosotros la autogestión y una serie de valores y de prácticas que desconocemos”.

De ahí su propuesta de desnormalizar, que implica que estás instituciones cuestionen su visión y sus prácticas, se transformen para salir a buscar a su comunidad, establezcan un diálogo con ésta, aprenda de ella y contribuya al cambio social.

Flexible y plural

En la misma sesión, el director del Museo de la Ciudad de México, José María Espinasa, explicó que dicho recinto tiene una vocación flexible y plural para poner al alcance del público una muestra lo más amplia posible de la expresión artística en la capital, ya que buscan que sea un factor en la activación crítica de la sociedad.

“El Museo de la Ciudad de México se inscribe en una política cultural que busca una sociedad más justa, una convivencia urbana más plena, una conciencia de los desafío de la megalópolis, una reconstrucción de un tejido social muy lesionado (…) Tenemos que sobreponernos con imaginación y con la idea del museo fuera del museo. Esa anormalidad que todos buscamos es en realidad la que nos pide el mundo contemporáneo, donde el museo no es lo que era en el siglo XVIII, el XIX o principios del XX, sino que tiene que ser un ente vivo, que funciona social y contextualmente”, comentó.

Al ser cuestionados sobre la ideologización de esos recintos, ambos directores coincidieron en que esta no sólo es inevitable sino incluso necesaria a fin de jugar el papel de activistas que transforman la realidad.

“Nunca un museo es territorio neutral aunque se lo proponga, porque la neutralidad también es una actitud ideológica. El problema es cuando se presentan las simplificaciones dogmáticas, eso sí es lo que hay que evitar”, finalizó Espinasa.