Por José Antonio Mac Gregor C.

Querétaro, Mayo de 2019

 

Martha Toledo Mar es raíz… voz ancestral que emerge de la muerte para gritar a los cuatro vientos, a los cuatro elementos y a los cuatro puntos cardinales… ¡Estoy viva!

Madre portadora de la palabra originaria, canta en zapoteco el lenguaje de lo humano; escudriña los pensamientos más crípticos para descifrar y compartir sus saberes más hondos: lo oscuro de la muerte, del dolor y la ausencia; la alegría del amor, del parir y arrullar una criatura, del mirar la belleza de las flores, olerlas y compartir sus delicias.



Imágenes llenas de ternura, erotismo, frescura, devoción y emoción aparecen una y otra vez en cada canción. Desde nuestra más remota matriz ritual, pasando por el son istmeño, bolero, son cubano, flamenco, trova, banda tradicional, bossa nova, vals, reggae, cumbia, salsa y canciones fuertemente arraigadas a nuestra tercera raíz de origen africano, hasta experimentar con el lenguaje más complejo de la música popular, el jazz.

¡Estoy Viva! Es una obra musical de extraordinaria factura y calidad artística, con formidables arreglos que fueron interpretados por músicos que lograron traducir espléndidamente los desafíos que cada tema imponía, por la enorme versatilidad rítmica y la naturaleza propia del concepto que Martha Toledo fraguó durante más de seis años de trabajo, búsqueda e inspiración.

Obra que en dos discos nos lleva por atmósferas que dan cuenta de la diversidad, profundidad, capacidad descriptiva y complejidad del pensamiento de Martha: uno puede recorrer los mercados de su pueblo, plazas, templos y calles para ver a su gente que canta, reza, sueña, ama, besa, agradece, sufre, ríe, comparte el tequio, respeta a sus mayores y da gracias a la vida en su propio idioma, porque Violeta la compuso para cantarla en todos los idiomas.

Plegarias a la virgen, historias de la abuela, sonrisas a sus hijos, recuerdos de sus amores, sanaciones a través del perdón, reflexiones filosóficas sobre la condición humana, cuentos y relatos de su pueblo, sabrosura rítmica, olor a incienso y códigos que Martha creó para invitarnos a disfrutar la vida con la mayor plenitud posible; y otras que no compuso, pero que en su voz se convierten en nueva creación con nuevos significados.

Finalmente Martha es Toledo, zapoteca, oaxaqueña, mexicana y universal; todo ello se aprecia en cada canción. Es memoria, mujer de maíz, piel de coloridas flores y savia vital que nos recuerda de manera urgente que estamos vivos. Honremos a la vida, seamos conscientes de esa condición que en cualquier momento puede cambiar; disfrutemos el canto y bailemos gozosos; comprendamos que la experiencia del vivir es una bendición de los dioses y de la madre naturaleza que, amorosa, siempre nos cobija a pesar de nuestra terca osadía con que la dañamos.

Este trabajo discográfico de Martha Toledo Mar es un abrazo de generosa luminosidad.