Por: Alberto Campos Sánchez
La llegada y expansión del Covid 19 por todo el planeta, es una muestra palpable de que pese a los avances científicos de gran calado, construidos por el ser humano en los últimos años de avance e innovación tecnológicos, estos no han sido suficientes para contrarrestar esta pandemia, que sin ser la única en la historia de la humanidad mantienen en vilo a las sociedades más desarrolladas, sin importar las cargas ideológicas que pudieran estar inmersas.

La pandemia con toda crudeza hace patente nuestra endeble vulnerabilidad, incluso no exhibe débiles, somos lentamente destruidos por un virus, que causa sus efectos por doquier, destruyendo las estructuras económicas y sociales más poderosas y por ende todavía más aquellas que por razón de su fragilidad han sido avasalladas por el capitalismo neoliberal. 

 


¿Será que estamos en el umbral de cambiar las reglas del juego en lo que concierne a la economía? O quedar sujetos de nueva cuenta en los clásicos empréstitos para “resarcir la economía” que propone el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo; políticas que en la practica han demostrado que solo benefician a los grandes corporativos y el pueblo se convierte en el perdedor, para continuar pagando una deuda que en muchos de los casos viene etiquetada a una generación que aún no ha nacido, cosa totalmente inaudita y grotesca. 

 La circunstancias actuales lo ameritan sin temor a equivocarnos, para construir desde abajo una relación de equilibrio entre pobres y ricos, empezando por la condonación de una deuda externa impagable que arrastran varias naciones del orbe, para que en el mediano plazo sirva para aliviar la carga financiera y ello se traduzca en recursos para la pobreza y pobreza extrema, presente desde hace varias décadas e iniciar un proceso de recomposición social, que aplique a las necesidades más sentidas de cada región, en los campos de la educación, salud, la economía, los vaivenes migratorios sumamente preocupantes, el respeto irrestricto al territorio de los pueblos ancestrales, el cuidado del medio ambiente, etc. El hacernos omisos de esta realidad que desenmascara la inequidad prevaleciente, equivaldría como dejar por asentado el sometimiento condonatorio del que son objeto muchos países en especial de este continente y por supuesto del mundo. 




La presencia inesperada del Covid 19, ha puesto en jaque a los países del primer mundo, China generador, Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, España, Italia, etc. Con una manifiesta incapacidad para contener el virus, que hasta el momento arroja mas de 4 millones de infectados y un alto número de muertos a nivel mundial. 

Con esta panorama nada alentador afectado también por una serie de factores que inciden principalmente en el desarrollo de la economía, valdría la pena repensar en un nuevo modelo más justo y equitativo, sin olvidar la palabras del Dr. Juan Ramón de la Fuente, Ex Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México y actual representante de México ante las Naciones Unidas, que dicen: “El Covid 19 no se va, se queda.”