Por: Diana Cantellano García / Tierra Adentro

En 1999, en la entrevista que Roberto Bolaño dio a la periodista María Teresa Cárdenas, al preguntársele sobre objetivo de la Literatura, respondió: Y en mi vida, que ha sido más bien nómade y de una pobreza extrema en ocasiones, el leer ha contrapesado esa pobreza y ha sido mi soberanía y ha sido mi elegancia.

Siendo el 2020 un año marcado por el encierro forzado, una actividad introspectiva como la lectura ofrece una posibilidad infinita de asomarse al Otro, aun a pesar de las limitaciones del contacto personal. Este año, mis lecturas cierran en un total de 340 libros, de los cuales comparto los que considero los mejores que he tenido la fortuna de encontrar, en una cartografía por géneros y países de origen de los autores.

NOVELA MEXICANA

La sonorense Sylvia Aguilar-Zéleny y su novela Basura (2018, Nitro/Press) plasma tres historias cruzadas sobre mujeres que definen sus propias vidas a partir de los restos de otros, y que se encuentran en esos grandes territorios de la miseria humana: los basureros del norte del país. Loba de Orfa Alarcón (2019, Alfaguara), sobre la violencia heredada como una enfermedad incurable.

Dos revelaciones de Editorial Almadía: Gilma Luque y su Obra negra (2017), narración sobre la infancia y adolescencia de una mujer marcada por la enfermedad, el desgaste irreversible y la muerte inminente de una madre a la que se ama, pero cuya situación provoca culpa y vergüenza. Y la escritora oaxaqueña Karina Sosa Castañeda con Caballo fantasma (2020), un recorrido introspectivo por la ausencia de los otros, por la permanente sensación de estar solo y nunca pertenecer.

Dos premios Mauricio Achar – Random House Alejandro Carrillo y Adiós a Dylan (2016), novela iniciática sobre la esperanza y la decepción inherentes al crecer; y Entre los rotos (2019) de la veracruzana Alaíde Ventura Medina, quien enumera las heridas incurables provocadas por un padre violento y la frágil y difícil relación fraternal que sobrevive al daño.

NOVELA LATINOAMERICANA

2020 fue para mí un año predominantemente argentino. Leí a Dolores Reyes con Cometierra (2019, Editorial Sigilo), una novela sobre una mujer que puede establecer contacto con mujeres desaparecidas y también una reflexión sobre la violencia feminicida. Claudia Piñero en Elena sabe (2007, Alfaguara), retrato íntimo de una mujer que convive con la enfermedad de Parkinson, pero también un cuestionamiento al machismo y a la maternidad como formas de redención de la familia latinoamericana tradicional.

Rodrigo Fresán y Jardines de Kensington (2003, Mondadori): un tour de force a través de la historia de J. M. Barrie, el creador de Peter Pan, y un escritor inglés inmerso en la psicodelia de los años sesenta.

La favorita de la crítica, Mariana Enríquez y su Como desaparecer completamente (2004, Página12), sobre la vida rota de un sobreviviente de abuso sexual familiar. Camila Sosa Villada logra con Las malas (Tusquets, 2020), uno de los mejores libros del año: un retrato luminoso de la búsqueda de la propia identidad sexual. Del argentino Osvaldo Soriano, No habrá más penas ni olvido (1978, Seix Barral), el relato cinematográfico de un enfrentamiento de peronistas con la policía en búsqueda de justicia.

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Desde Chile, Nona Fernández con La dimensión desconocida (2016, Random House) y Space Invaders (2020, Fondo de Cultura Económica) muestra el peso de la dictadura militar en el construcción de la propia identidad. Lina Meruane, con Sangre en el ojo (2012, Eterna Cadencia), sobre una mujer que pierde la vista en un país extranjero, y la dependencia total y enfermiza de un hombre hacia su cuidado: una prosa diestra y visceral.

El chileno Pedro Lemebel, Tengo miedo, torero (2001, Anagrama), sobre la ternura del enamoramiento imposible entre un perseguido político y la mujer trans que lo protege (con película a estrenarse próximamente en México).

La ecuatoriana Mónica Ojeda con Nefando (2019, Almadía), la historia de un violento y sórdido juego en la red, construido para reflejar la vida de una familia marcada por la más inefable oscuridad; una novela que obliga al lector a mirar en el propio abismo interior.

Pilar Quintana, colombiana y su novela La perra (2019, Random House), la historia de una mujer rota que se empeña en destruir lo que ama.

NOVELA CONTEMPORÁNEA

Dos novelas de escritoras coreanas: de Cho Nam-Joo (1978) Kim Ji-young, nacida en 1982 (2019, Alfaguara), relato sobre la culpa y la vergüenza que genera la condición de ser mujer en la sociedad contemporánea. En la misma línea, La vegetariana, de Han Kang (premio Man Booker Internacional, 2016) , novela en la que a partir de una anécdota aparentemente irrelevante (una mujer que decide súbitamente dejar de comer carne), se logra una profunda reflexión sobre la resistencia ejercida a través del propio cuerpo contra el abuso, el machismo y la misoginia presentes desde la infancia.

Una revelación: el vietnamita Ocean Vuong (1988) con En la Tierra somos fugazmente grandiosos (2019, Anagrama): una historia sobre la fugacidad de la vida y la belleza, sobre resiliencias familiares y personales.

Francia representada en las novelas de Delphine de Vigan, Las horas subterráneas (2010, Suma de Letras), sobre la violencia silenciosa del acoso laboral y la imposibilidad de encontrarse en el Otro; y Las lealtades (2018, Anagrama), seres heridos que guardan fidelidades tóxicas que solamente logran perpetuar escenarios de dolor. De igual manera, el relato biográfico de Évelyne Pisier y Caroline Laurent, De repente, la libertad (2018, Lumen), que ahonda sobre la libertad conseguida por una mujer a mediados del siglo XX. De la escritora Anna Gavalda, Juntos nada más (2004, Seix Barral) y La amaba (2002, Seix Barral); así como una favorita personal: Annie Ernaux con El lugar (2020, Tusquets), un retrato duro y terrible sobre la ternura abstracta del propio padre.

Europa Oriental representada por una oda de suma belleza dedicada a la figura de la madre en la novela de Tatiana Ţȋbuleac, El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes (2016, Impedimenta). Atlas descrito por el cielo (2012, Sexto Piso) del escritor serbio Goran Petrović, en el que delinea a través de 52 pasajes, el descubrimiento del lenguaje para construir mundos donde no existen techos más altos que el cielo. La vida verdadera (2020, Salamandra) de la belga Adeline Dieudonné (1982), recuerdos de una infancia profundamente dolorosa. De la polaca Olga Tokarczuk, premio Nobel de Literatura 2018 con Sobre los huesos de los muertos (2009, Océano), una novela negra que abre la pregunta sobre la ética inherente al maltrato animal.

Algo de literatura anglosajona: Parentesco (1979, Capitán Swing), de la estadounidense Octavia E. Butler: la historia de una mujer afroamericana del siglo XX que enfrenta el periodo de esclavitud de Estados Unidos en 1815, llevándola a los límites de su propia humanidad. También la inglesa Nell Leyshon con Del color de la leche (2013, Sexto Piso), una novela sobre la tragedia de nacer mujer en 1830, y la sublevación de la opresión a través de la apropiación del lenguaje.

Aprender a hablar con las plantas, de la española Marta Orriols (2018, Lumen), una exquisita descripción de la pérdida del ser amado, y el replanteamiento de la propia vida interior a partir de las cenizas. Ray Loriga y la novela distópica Tokio ya no nos quiere (1999, Plaza & Janés), historia sobre la travesía de un hombre que se dedica a borrar recuerdos.

Algunas novelas clásicas, como La hija del optimista, de Eudora Welty (2009, Impedimenta), Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, El paciente inglés (1997, Plaza&Jánes) de Michael Ondaatje, Novecento: la leyenda del pianista en el océano de Alessandro Baricco (1994, Anagrama) y Furia Feroz, de J.G.Ballard (1988, Booket).

CUENTO

Cosas que nunca te dije (2013, Tajamar), de la chilena María José Viera-Gallo, cuentos sobre el exilio, el amor incondicional a los hijos a través de la enfermedad, la desintegración inevitable de la pareja, las noches que hacen que la vida valga la pena y las consecuencias de la tortura inenarrable.

Quiltras (2020, Paraíso Perdido), de Arelis Uribe: personajes de las periferias en los que nadie repara, dueños de una palpable humanidad.

Samanta Schweblin, con Siete casas vacías (2015, Páginas de Espuma): personajes que guardan celosamente la memoria de los que se han ido, que se preservan de la demencia, que comparten algunas aficiones como forma de vengarse del mundo injusto.

El descubrimiento de la prosa de Sam Shepard en El gran sueño del paraíso (2002, Anagrama) quien retrata la vida de los habitantes del Medio Oeste rural norteamericano, de las planicies y del desierto. Raymond Carver y la versión de 1989 de Vintage Books de What we talk about when we talk about love, quien demuestra una maestría en el manejo de un lenguaje sobrio, y de la epifanía como momento revelador de la miseria y luminosidad humanas.De igual manera, el descubrimiento de la finalista del National Book Award, Bonnie Jo Campbell, con American Salvage (2010, Wayne State University Press),con historias de los olvidados, de los consumidos por la pobreza, las drogas y los prejuicios. 497_big



Cuento mexicano: Sylvia Aguilar-Zéleny con Nenitas (2013, Nitro/Press); Esa membrana finísima (2014, Fondo Editorial Tierra Adentro) de Úrsula Fuentesberain: el sentido de extrañeza y el horror en lo que se reconoce como ajeno. Love is love (o de cómo me ato las cintas) (2019, Nitro/Press): sobre las diversas formas de expresión de la identidad sexual.Benjamín Alire Sáenz y su Kentucky Club (2014, Random House): personajes rotos y un Juárez nostálgico y violento. Mi hallazgo de Dios en la Tierra de José Revueltas (2017, Era): cuentos sobre el sufrimiento en carne viva, el olor de la enfermedad y la muerte, el abandono y la desolación, el amor torcido y el honor quebrantado, la degradación moral y la esperanza inútil.

POESÍA

El mejor libro de poesía leído en 2020: Edith Södergran, Encontraste un alma: Poesía completa (2017, Nørdica). Poeta nacida en Rusia en 1892, muerta prematuramente a los 31 años; dueña de una desbordante sensibilidad, temas como la naturaleza salvaje, el cuestionamiento de Dios, la belleza, el origen y el destino del dolor, la feminidad y la sororidad, la condición de mujer joven y plena, el abandono al amor que todo lo arrasa.

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La faceta poética de Ocean Vuong con Night sky with exit wounds (2016, Canyon Press); una oda al esposo idílico en The beauty of the husband : a fictional essay in 29 tangos (2001, Vintage Books) de Anne Carson; y de la mexicana Elisa Díaz Castelo, Principia (2018, Fondo Editorial Tierra Adentro): sobre el cuerpo como territorio finito.

CRÓNICA

Los libros de crónica desde la cárcel mexicana para mujeres, Mujeres que matan y Las celdas rosas (Nitro/Press, 2013 y 2018) de la sonorense Sylvia Arvizu (1978) en las que descubre en la palabra escrita un cauce para alcanzar la libertad anhelada.

Las memorias del neurocirujano Paul Kalanithi, Recuerda que vas a morir. Vive (2016, Seix Barral): sobre el hallazgo de la Neurocirugía como motivación vital, el diagnóstico de cáncer avanzado y la confrontación con la propia vida que se extingue.

Los diarios del escritor peruano Julio Ramón Ribeyro, La tentación del fracaso (2003, Seix Barral), donde se plasma su pesimismo envolvente, la frustración de la escritura, la desconfianza en las palabras y las dudas sobre la posteridad.

La irlandesa Maggie O´Farrell y Sigo aquí: diecisiete roces con la muerte (2017, Libros del Asteroide), en el que la autora rememora momentos en los que la vida propia pudo haber cesado por el azar.

El músico estadounidense Moby con Porcelain. Mis memorias (2016, Sexto Piso): una larga carta de amor a la Nueva York de los años ochenta. El escritor afroamericano Ta-Nehisi Coates (1975), con un ensayo brutalmente honesto y personal, Entre el mundo y yo (2016, Seix Barral): una carta de amor al hijo que nace en un mundo plagado por la violencia racial, la negación de la Historia negra y el ejercicio de la paternidad a partir de modelos dañinos; ofreciendo un resquicio de esperanza en el hallazgo de uno mismo en el contacto con los otros.

DIVULGACIÓN

Howard Gardner, Verdad, belleza y bondad reformuladas: la enseñanza de las virtudes en el siglo XXI (2011, Paidós).

LIBROS SOBRE FEMINISMO

La estadounidense Kate Bolick (1972) y su búsqueda de la libertad, independencia y soledad a través del ejemplo de vida de otras escritoras en Solterona: la construcción de una vida propia (2015, Malpaso).

Catalina Ruiz-Navarro y Las mujeres que luchan se encuentran: manual de feminismo pop latinoamericano (2019, Grijalbo), sobre seis ejes temáticos: cuerpo, poder, violencia de género, sexo, amor y activismo.

Ya no somos las mismas y aquí sigue la guerra, (2020, Random House), libro del colectivo de periodistas Pie de Página (Daniela Rea, editora), que muestra la escalada de la violencia de género en México, desde el punto de vista de las desplazadas por el narco, los familiares de desaparecidas, pero también de aquéllas que se empeñan en sanar.

La argentina Luciana Peker y La revolución de las hijas (2019, Paidós), semi-manifiesto sobre una revolución feminista, callejera y plural. La serie de Sexto Piso Tsunami (2018, Gabriela Jáuregui, editora) y Tsunami. Miradas feministas (2019, Marta Sanz, editora) y El feminismo lo cambia todo (2018, Paidós) de la española Silvia Clavería.

EL MEJOR LIBRO DEL AÑO LECTOR, 2020

Teoría de la gravedad (2019, Libros del Asteroide), de la periodista argentina Leila Guerriero; en el que, a partir de la narración de hechos cotidianos (como el corte de la primera orquídea del año, la lectura de un libro de Charles Simic), Guerriero reflexiona con una enorme sensibilidad y belleza sobre el estar aquí, sobre la tristeza que nos invade a diario, sobre las preguntas.