Martí y la Ciencia del Espíritu*

Por: Diego Jorge González Serra

Doctor en Psicología. Profesor Titular del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona de la Habana, Cuba. Vicepresidente de la Sociedad de Psicólogos de Cuba. Correo: diegogonza@infomed.sld.cu

El objetivo central del presente trabajo es demostrar que existe un pensamiento psicológico en José Martí. Nuestra hipótesis es que Martí expresó criterios, formuló aseveraciones u opiniones sobre temáticas que han sido tradicionalmente objetos de la psicología. Ponemos «Ciencia del Espíritu» en nuestro título porque así llamó el Apóstol a la psicología.

Si se lee cuidadosamente la obra de José Martí se apreciará su interés cognoscitivo, reiterado en todo el decurso de su vida, por la psiquis o el «espíritu», como él la llamó. Se nos presenta a través de su obra como un acucioso observador de los fenómenos del espíritu en su propia persona y en los demás, como un descubridor brillante de

ideas generales que utiliza en la comprensión de casos individuales o situaciones colectivas, y como un hombre práctico que empleó tales conocimientos en su batallar político, en su comunicación como orador, periodista, escritor y en su labor como maestro. No publica libros sobre psicología, ni encabeza escritos con esta denominación, pero en su obra expresa muchas ideas psicológicas que, a pesar de estar dispersas y aparentemente inconexas, conservan una constancia y coherencia teóricas.

En la extensa revisión que hemos realizado de la bibliografía pasiva sobre José Martí no hemos encontrado libros ni artículos donde explícitamente se estudien sus ideas psicológicas.

El presente trabajo es resumen de un libro del mismo título i con el cual aspiramos a estimular e iniciar este estudio.



I En el contexto filosófico

En el contexto de sus notas sobre filosofía Martí nos habla del espíritu y de las vías de su conocimiento e investigación.

Ve las fuentes del conocimiento en la unidad de observación y reflexión. Dice: «Razón práctica no quiere decir razón material, sino razón experimental». ii

En el contexto de la práctica no reduce la observación a su aspecto material, sino que incluye también la consideración del espíritu.

Sobre su método de pensamiento dice:

«Método bueno filosófico es aquel que, al juzgar al hombre lo toma en todas las manifestaciones de su ser; y no deja en la observación por secundario y desdeñable lo que, siendo tal vez por su confusa y difícil esencia primaria no le es dado fácilmente observar.» iii

Este enfoque multilateral y sintético del pensamiento martiano se expresa de manera notable en sus concepciones psicológicas. El Apóstol concibe el espíritu como la unidad de los opuestos.

Define el espíritu diciendo: «Lo que no se puede tocar ni ver es invisible e intangible».

Para él: «Naturaleza es todo lo que existe, en toda forma, espíritus y cuerpos;…» v

O sea, el espíritu existe al igual que los cuerpos y ambos forman parte de la naturaleza.

En todo el decurso de su obra se pregunta sobre las relaciones entre el espíritu y el cerebro. Se niega a reducir el espíritu a características anatómicas o fisiológicas, pero a la vez reconoce la necesidad de tener en cuenta al cuerpo y al cerebro en unidad con el espíritu.

Para comprender mejor el concepto martiano de espíritu y la relación de éste con la naturaleza y el cerebro deben tenerse en cuenta las siguientes afirmaciones del Apóstol:

«Que cada grano de materia traiga en sí un grano de espíritu, quiere decir que lo trae, más no que la materia produjo al espíritu: quiere decir que coexisten, no que un elemento de este ser compuesto creó el otro elemento. !Y ese sí es el magnífico fenómeno repetido en todas las obras de la naturaleza: la coexistencia, la interdependencia, la interrelación de la naturaleza y el espíritu.» vi

Y en l888 es partidario de «…lo que la naturaleza enseña en el desarrollo simultáneo y unido de lo corpóreo e incorpóreo del hombre…» vii



II La “Ciencia del Espíritu”

En los momentos en que surgía en el mundo la psicología como disciplina independiente de la filosofía, José Martí planteó y fundamentó la necesidad e importancia de la «ciencia del espíritu» basada en hechos.

En su Cuaderno de Notas # 4 escrito probablemente entre los años l878 y l880 (o sea, cuando W. Wundt fundaba en Leipzig su laboratorio de psicología experimental que marca el inicio de esta ciencia particular) el joven José Martí dice: «La vida humana es una ciencia…» viii

En l882 expresa: «El alma ha de estudiarse como el cuerpo..» ix

En l883 dice: «La ciencia del espíritu, menos perfeccionada que las demás por estar formada de leyes más ocultas y hechos menos visibles, ha de construirse sobre el descubrimiento, clasificación y codificación de los hechos espirituales». x

Esta es la primera vez en sus escritos que Martí habla de «Ciencia del Espíritu», de «leyes» de esta ciencia y de «hechos espirituales».

Es en un breve artículo para La América de Nueva York, en mayo de l884, donde el Maestro nos ofrece su único y más importante trabajo dedicado por entero a su concepción y a su promoción de la psicología científica. Allí dice: «…la filosofía materialista, al extremar sus sistemas, viene a establecer la indispensable necesidad de estudiar las leyes del espíritu.» xi

Exagerando un poco podríamos decir que este es el manifiesto psicológico de José Martí donde plantea la indispensable necesidad de desarrollar la ciencia del espíritu, de descubrir sus leyes, leyes generales que no se contradicen con la originalidad fructífera e individualidad de la persona humana, porque el hombre no es una entidad definitivamente aislada sino que pertenece a tipos, y responde a regularidades. Y nos habla de los egoístas y los altruistas y de esos momentos luminosos en que «hombres acumulados» ponen cada vez más alto la bandera humana, porque ésta es también una «ley del espíritu». Y repite: «La vida espiritual es una ciencia, como la vida física» xii Y a continuación aborda el problema de la herencia de los atributos psicológicos en el hombre, asumiendo un enfoque multilateral, sintético.

Exageramos porque no se trata de un científico, sino de un periodista y un político, pero decimos «manifiesto psicológico» porque aquí Martí se manifiesta partidario de la psicología científica, basada en hechos, y descubridora de leyes, a la vez que le aporta una metodología teórica, una manera de pensar multilateral y sintética.

Y en los hechos del espíritu Martí incluye las vivencias, pero también los datos de la conducta. Dice: «Vive con un hombre; sólo así sabrás quien es.» xiii Pues el Apóstol no separó el espíritu de la actividad del hombre, sino que apreció su unidad, su identidad y continuidad.

III El concepto de hombre

El tema del hombre se encuentra en todo el decurso de la obra del Maestro. Este es un concepto clave pues su esclarecimiento le resultó imprescindible para luchar por el mejoramiento humano, superioridad de unas razas y pueblos sobre otros y plantear la necesidad de forjar el «hombre real» latinoamericano.

El Apóstol apreció la unidad de lo general, lo particular y lo individual en el hombre. Destacó lo general cuando habló de la identidad del hombre. Dice: «Razas, lenguas, historia, religiones, todo eso son vestiduras de quitaipón, debajo de las cuales surge, envolviéndolas y dominándolas, la esencial e invariable naturaleza humana…» xiv

Y si se quiere conocer en qué consiste esta esencial identidad, creemos interpretar fielmente al Apóstol cuando destacamos:

1.- «El hombre es exógeno y endógeno» xv

En su biografía de H.W. Beecher dice: «Nada es un hombre en sí, y lo que es, lo pone en él su pueblo.» «Los hombres son productos, expresiones, reflejos.» xvi

Pero también nos dice: «Fuerza es que cada hombre … se labre a sí propio.» hombre debe realizar su naturaleza». xviii

Así, señaló tanto la determinación externa (o exógena) del hombre, como su carácter activo y creador de sí mismo, su autodeterminación (endógena).

2.- El hombre es “una fiera educada”.

Define: «El hombre, en verdad, no es más, cuando más es, que una fiera educada. Eternamente igual a sí propio… si en lo esencial suyo no cambia, cambia y mejora con el conocimiento de los objetos de la vida y de sus relaciones.» xix De esta manera concibió la unidad en el hombre de lo natural (la fiera) y lo espiritual o superior (su educación). En consecuencia se opone a los criterios puramente biologistas e innatistas e integra la determinación innata con la adquirida. Dice que «…cada hombre es en sí el resumen de los tiempos…» xx . Pues «en el espíritu del hombre están… todas las edades de la Naturaleza» xxi ,»cada hombre lleva en sí todo el mundo animal…» xxii y «la vida individual es un resumen breve de la vida histórica… la vida de un hombre copia la vida de una nacionalidad». xxiii O sea, el Apóstol concibió al hombre como la expresión y el resultado del desarrollo natural e histórico social.

3.- La interpenetración del espíritu del hombre y el del pueblo en que viene a la vida.

Martí señaló la unidad de individuo y sociedad. El hombre es a la vez una expresión y un determinante activo de su pueblo.

Hasta aquí hemos visto en qué consiste para el Maestro la identidad del hombre, o sea, su naturaleza general, esencial, invariable, pero también señaló lo particular en el ser humano, debido a diferencias hereditarias, raciales, culturales, de personalidad y de circunstancia. En «Nuestra América», teniendo en cuenta las particularidades raciales, étnicas y condiciones geográficas de los hombres de América Latina, planteó el concepto de «hombre natural», o sea, el hombre que constituye un reflejo de dichas particularidades y condiciones. Es necesario crear los métodos, las instituciones, el gobierno y la cultura que se correspondan con estas características. Sólo así surgirá el «hombre real» de Nuestra América. Si las instituciones, si la cultura, son exóticas, tomadas a otras naciones quizás más desarrolladas, no responden al «hombre natural» y éste las rechaza. Así su concepto de hombre orientó al Apóstol en su lucha en favor de nuestra América.

Y, además de señalar lo particular, destacó que «…la individualidad es el distintivo del hombre» xxiv



IV Pensamiento, imaginación e inteligencia

En los años 75 y 76, en México, aparece su primera preocupación por la inteligencia latinoamericana. Durante su larga estancia en Estados Unidos dejó escritas muy diversas observaciones sobre el intelecto humano que denotan su interés permanente por esta temática hasta el último momento de su vida.

Durante sus años de periodista en México y otros países de Latino América vio en las características intelectuales de los pueblos de nuestra América una causa de su estancamiento y atraso.

Expresa en México en julio de l875: «La inteligencia tiene dos fases distintas: la de creación y la de aplicación, cuando aquélla no se une a ésta, hace desventurados y mártires, enfermos incurables del dolor perpetuo de la vida: la de aplicación, con ser menos noble, es más adecuada y necesaria a la existencia: una y otra mezcladas son el germen escondido del bienestar de un país.»

«Mas dadas son a crear que a aplicarse las inteligencias de tierra americana; pero como no tiene medios de realización, su potencia creadora busca en vano lo práctico, vaga por lo único que es suyo, vuela errante por lo improductivo y lo ilímite y hace de la vida oficio de poeta, el que tiene el deber formal de hacerla oficio de hombre.» xxv

En octubre del mismo año plantea una tesis que repite en varias ocasiones:

«La inteligencia y la imaginación tienen cualidades de esencia distinta; el estudio reflexivo, que dañaría a la imaginación, a la inteligencia es necesario y aprovecha.» xxvi

Donde nos parece que ofrece la solución al problema psicológico y a la vez social que plantea es en una nota sin fecha para la preparación de un artículo donde dice: «No hay que rebajar las condiciones que se tienen: sino equilibrarlas por el realce o adquisición de las que no se tienen. Para dar a los pueblos de la América del Sur lo que les falta, no hay que rebanarles la hermosa imaginación, sino levantarla, dotarlos de razón en igual grado. Lo contrario sería mejorar perdiendo… Preservad la imaginación, hermana del corazón… Los pueblos que perduran en la historia son los pueblos imaginativos. Y cread al pueblo sumo, rico sin rival en naturaleza, rico sin rival en imaginación, rico sin igual en razón, …» xxvii

Interpretando al Apóstol entendemos que los pueblos de Latino América son más dados a crear que a aplicar su inteligencia; en ellos, predomina la imaginación no subordinada a la razón y esto los conduce a no resolver los problemas prácticos y desviarse, a hacer vida de poeta y a una improductiva y conflictiva vida político social. La solución está en desarrollar la razón y la aplicación de la inteligencia a la solución de los problemas prácticos. No está en disminuir la imaginación que también tiene un rol fundamental en la vida de los pueblos.

Véase cómo para Martí el esclarecimiento de una problemática psicológica constituye a la vez la búsqueda de una solución a los problemas de nuestra América.

Debe saberse que el Apóstol habló de los procesos intelectuales conscientes, pero también se interesó por los involuntarios, automáticos e intuitivos.

V Moral y ciencia del espíritu

¿Quién duda que la moral es el centro de gravedad del Ideario Martiano? En su empeño por forjar el patriotismo, construir nuestra república, salvar a Latino América y mejorar al hombre, vio en la formación moral el arma fundamental.

Sin embargo, la educación moral y política requiere imprescindiblemente el esclarecimiento de conceptos y leyes de la ciencia del espíritu, aquellos referentes a la motivación, las necesidades y su dinámica funcional. Por ello pensamos que las ideas psicológicas del Maestro tuvieron su mayor desarrollo en estas temáticas morales y aquí se presentan dispersas e inconexas, como prédica moral, como ideas políticas, como comentarios periodísticos y críticas de arte. Por ello pueden pasar inadvertidas para quien no tenga «olfato» psicológico.

Martí puso en el centro de la educación moral el conflicto entre altruismo y egoísmo (la virtud, la generosidad, el amor a la patria y a la humanidad en conflicto con la ambición personal, el afán de lucro, la irresponsabilidad y el abandono de los deberes). Y a esto añadió otro importante y también decisivo requerimiento moral del hombre: la independencia, la libertad, la creatividad.

En su «manifiesto psicológico» planteó una tipología: «…la división entre egoístas y altruistas, entre aquellos que viven exclusivamente para su propio beneficio…; y aquellos a quienes más que el propio bien, o tanto por lo menos, preocupa el bien de los demás. El avaro es el tipo esencial del egoísta; el héroe es el tipo esencial del altruista.» xxviii

Ya anteriormente había señalado una jerarquía motivacional: «…el hombre por esencia individualista». xxix «En las almas, hay dos huéspedes: el deber, pigmeillo; y el apetito, voraz gigante. Uno es el objeto de los hombres: improvisar riquezas.» xxx

Definió el carácter como «…el denuedo para obrar conforme a la virtud, que tiene como enemigos los consejos del mundo y los afectos más poderosos en el alma.» xxxi E igualmente expresa: «…el desinterés, raíz del carácter.» xxxii

En l880 escribe a Miguel Biondi sobre un libro que ya se preparaba a redactar, pero que debió posponer: «Examinaré en él esa vida falsa que las convenciones humanas ponen en frente de nuestra verdadera naturaleza, torciéndola y afeándola…» xxxiii

El Apóstol dice: «Así es la tierra ahora una vasta morada de enmascarados. Se viene a la vida como cera, y el azar nos vacía en moldes prehechos. Las convenciones creadas deforman la existencia verdadera, y la verdadera vida viene a ser como corriente silenciosa que se desliza invisible bajo la vida aparente, no sentida a veces por el mismo en quien hace su obra cauta…Asegurar el albedrío humano; dejar a los espíritus su seductora forma propia; no deslucir con la imposición de ajenos prejuicios las naturalezas vírgenes; ponerlas en aptitud de tomar, por sí lo útil, sin ofuscarlas, ni impelerlas por una vía marcada. !He ahí el único modo de poblar la tierra de la generación vigorosa y creadora que le falta!». xxxiv

Expresa en otros lugares de su obra: «Fuerza es que cada hombre, con sus manos tenaces se labre a sí propio» xxxv «El hombre debe realizar su naturaleza.» xxxvi La psicología contemporánea ha llamado «auto realización» a esto último.

Así vemos como las exigencias morales del Apóstol, el altruismo y la autodeterminación, lo llevaron a esclarecer conceptos que hoy en día pertenecen a la psicología.

Debe saberse que el Maestro nos habló de la motivación consciente, pero también de la inconsciente, la que apreció sobre todo en lo que llamó «compensación» de necesidades.



VI La unidad del conocimiento y el afecto

Por propia convicción filosófica y por ser brújula guiadora de su práctica, el Maestro enfatizó la unidad del conocimiento y el afecto. Veamos sus expresiones: «…se necesita  abrir una campaña de ternura y de ciencia..» xxxvii «No son inútiles la verdad y la ternura» xxxviii «Pero seré mientras viva, en el Cayo como en el monte, fortaleza de verdad y amor. Con la realidad y por el cariño.» xxxix

En sus notas mas tempranas redactadas en su primera deportación, cuando estudiaba en España, expresa: «Al alma pertenecen las facultades volitivas, intelectuales y sentimentales.» xl

En todo el decurso de su obra el Maestro destaca la unidad, la identidad, la penetración recíproca del intelecto y el afecto. Para él la voluntad y la motivación actúan dentro del pensamiento, el genio es una fuerza que mueve, crea o destruye; y a su vez el conocimiento actúa dentro de la voluntad, dentro de la motivación, querer es saber, sin saber no se puede querer.

Igualmente piensa que «la inteligencia da bondad, justicia y hermosura» xli ; y también afirma lo inverso, que «la virtud es un hada benéfica…da a la mente las fuerzas del genio». xlii

Lo dice claramente: «…no hay buena educación sin instrucción. Las cualidades morales suben de precio cuando están realzadas por las cualidades inteligentes.» xliii , «…el cultivo de la inteligencia ennoblece.» xliv

Pero también afirma lo inverso: «…el don de amor, lo que hace fecundo al genio.» xlv ; «…por ser a las claras un hombre bueno, que es la primera condición para ser inteligente de veras…» xlvi ; «…la ley del talento…es el desinterés.» xlvii

En la conclusión de su cuento «Meñique» el Maestro nos legó a los psicólogos una profunda idea que obliga a pensar. Dice: «…el que es estúpido no es bueno; y el que es bueno no es estúpido. Tener talento es tener buen corazón; el que tiene corazón, ése es el que tiene talento.» xlviii

VII El espíritu de los pueblos

¿Se interesó el Apóstol por la psicología social?

En su obra podemos leer observaciones, criterios y análisis psicológicos sobre la unidad de individuo y sociedad. Sobre el espíritu de pueblos, razas y etnias, y sobre la identidad nacional.

El Maestro señaló: «…esa interpenetración misteriosa del espíritu del hombre y el del pueblo en que viene a la vida…» xlix

Para Martí la correcta formación del individuo conduce al esplendor del pueblo; pero también lo inverso es cierto: los individuos son formados por el pueblo, son reflejos del pueblo. El hombre es una manifestación de su pueblo, y este último vive y existe a través de los hombres que lo componen.

Diversos escritos del Maestro abordan las causas subjetivas de las dificultades y limitaciones de los pueblos de nuestra América y del pueblo norteamericano, las características psicológicas de la raza negra, de los indios de América, y el análisis psicológico de la situación de los cubanos en la emigración.

Para un patriota que lucha por la independencia de su tierra el concepto de identidad nacional resulta decisivo. Y este es el caso de José Martí.

Especial atención prestó a la diferencia entre, de un lado, los pueblos de nuestra América, y, del otro, los pueblos de la América que no es nuestra.

Los pueblos latinoamericanos – incluyendo el cubano – vivimos devorados por la persecución infatigable de un ideal de amor o de gloria, sólo amamos lo que nos pone en riesgo y nos agita.

El pueblo norteamericano es turbado sólo por el ansia de posesión de una fortuna, vive vacío de espíritu, no hace cosa sin objeto, quiere vaciar donde lo vean lo que gana donde no lo vean, se vende y cree que todo se compra, la vida no es más que la conquista de la fortuna y se les va en ganar y ostentar. los hombres compran a las mujeres con joyas y vestidos, como juguetes de lujo.

Fruto del análisis de la psicología de ambos pueblos el Apóstol señala lo que considera la sociedad ideal:

«Hay por suerte un equilibrio perpetuo tanto en la naturaleza de los pueblos como en la de los hombres. La fuerza de la pasión esta contrapesada por la fuerza del interés. Un apetito insaciable de gloria lleva a los hombres al sacrificio y a la muerte, pero un instinto innato los lleva al ahorro y a la vida. La nación que descuida una de esas fuerzas, muere. Hay que guiarlas juntas, cual la pareja de caballos de un carruaje. Y ésa es la razón de las desgracias de los países sudamericanos: la fuerza de la pasión ha sido allí hasta hoy más grande que la fuerza del interés. Se desprecia el dinero: se adora a la idea. Ser rico no es allí sino algo secundario. Ser conocido, ser glorioso, es grande: ése es el objetivo de sus esfuerzos.» l

Basado en este mismo criterio se opone al espíritu enmonedado y puramente práctico del pueblo norteamericano.

Véase cómo en el pensamiento del Apóstol los conceptos teóricos acerca de la identidad espiritual de los pueblos sirven de base a empeños independentistas, morales y de progreso social.



VIII Conclusión: Martí y el futuro de la Psicología

Aquí llegamos al final de este artículo.

Nuestro objetivo ha quedado cumplido y nuestra hipótesis ha sido demostrada: José Martí tiene un pensamiento psicológico.

En la historia mundial de esta ciencia podemos distinguir dos grandes etapas: 1ero) el dilatado período filosófico que viene desde la antigüedad en el cual las ideas psicológicas se han desarrollado dentro del pensamiento filosófico; y 2do) un período científico, más reciente y breve, a partir de l879, en que la psicología se separa de la filosofía y se independiza como ciencia particular.

No se puede decir que las ideas psicológicas de Martí pertenezcan al período científico de la psicología cubana. El iniciador de este período científico en Cuba fue Enrique José Varona, el cual pudo reflejar y encarnar en su obra el inicio de la psicología científica en el mundo. li

Martí, como Varela, Luz y otros, pertenece al período filosófico de la psicología cubana pero de todos ellos es uno de los que más se acerca a la psicología científica. Correspondiendo a su época, el Maestro se encuentra en el momento de tránsito de la psicología cubana en un marco filosófico a la psicología como ciencia independiente. Martí es un antecedente inmediato y un promotor de la psicología cubana como ciencia independiente.

¿Qué ha legado el Apóstol a la psicología del futuro, del siglo XXI? Expresemos nuestro punto de vista.

1ero) La fuente del conocimiento: la unidad de observación y reflexión: la práctica y los hechos como base de la ciencia que incluye tanto las vivencias como la observación externa de la conducta.

2do) El método multilateral, que une el análisis con la síntesis, pues «lo verdadero es lo sintético». lii Sus concepciones psicológicas son multilaterales e indican una gran tarea para la psicología del siglo XXI: trabajar por la síntesis de todas las corrientes teóricas que en el siglo XX han sido unilaterales y sólo analíticas, acabar con el sectarismo y el dogmatismo, superar a todas las escuelas para fundar una sola: la Ciencia Psicológica.

3ero) La unidad de lo científico y lo ideológico (la moral, el arte, la política). El Apóstol fue un fervoroso partidario de la verdad científica basada en hechos, pero puso todos sus conocimientos psicológicos al servicio de la moral, los vinculó al arte y los empeñó en la tarea de luchar por la libertad de Cuba, Latino América y todos los pueblos del mundo.

Las ideas psicológicas de José Martí constituyen una parte fundamental de su teoría de la liberación de los pueblos (centrada en Cuba y Latino América) y el fundamento de sus concepciones sobre la formación de un hombre espiritualmente superior que garantice la libertad y la independencia.

Su ejemplo como pensador y hombre de acción nos enseña a ser psicólogos comprometidos con la moral y con la lucha por la libertad, la justicia social y por un hombre nuevo y superior.

El Ideario Martiano plantea tres tareas fundamentales a la psicología del siglo XXI: luchar por un hombre altruista (entregado a la patria y a la humanidad), creador y libre (que no sea víctima de la convención ni del formalismo, que pueda realizar su naturaleza). He aquí el único modo de poblar la tierra de una generación vigorosa y creadora que le falta.

Es increíble la actualidad del pensamiento del Apóstol. La luz de su genio ilumina el presente y el futuro de la humanidad.

Con este artículo (resumen del libro del mismo título), en representación de la psicología cubana, rendimos tributo de infinito reconocimiento a nuestro gran pensador, a uno de los hombres que más hizo por fundar la libertad que tenemos y que, renaciendo de su obra eterna, nos indica el camino.



Referencias:

i González, D. J. La Habana, 1999, Martí y la Ciencia del Espíritu. Editorial Si – Mar S.A.

ii José Martí «Juicios sobre Filosofía en Obras Completas Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, l975; (t.l9, p.362) (En lo sucesivo las referencias en textos de José Martí remiten a esta edición, representada por las iniciales O.C., y sólo se indicará tomo y página.

iii Idem, p. 364-365.

iv Idem, p. 36O

v Idem, p. 364

vi J.M. «Sección Constante» l5 de junio de l882 O.C. t.23, p. 3l7..

vii J.M. «Un Congreso Antropológico en los EE.UU.» O.C. t. ll,p.479

viii J.M. «Cuadernos de Apuntes # 4» O.C. t. 2l, p.l37

ix J.M. «Sección Constante: febrero 25,l882», O.C.t.23,p.2l2

x J.M. «Exposición de Electricidad», O.C.,t.8, p.347

xi J.M. «Libro Nuevo y Curioso», O.C.,t.l5,p.395

xii Idem, p. 396

xiii J.M. «Cuadernos de Apuntes # 2» O.C.,t.2l, p. 76

xiv J.M. «Matrimonio del Presidente Clevelland», O.C.,t.l0,p.475

xv J.M. «Fragmento 322», O.C., t.22, p. 225

xvi J.M. «Henry Ward Beecher», O.C., t.. l3,p.34

xvii J.M. «Carta de Nueva York», O.C., t.9, p.272

xviii J.M. «Azcárate», en O.C.,t.4,p.479

xix J.M. «Correspondencia Particular de El Partido Liberal», en Otras Crónicas de Nueva York, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, l983, p.74.

xx J.M. «España», O.C. t,l4, p. 347

xxi J.M. «El hombre antiguo de América y sus artes primitivas» O.C., t. 8, p.333

xxii J.M. «Cartas de Martí», O.C.,t.l0, p.79

xxiii J.M. «Apuntes varios», O.C., t.l9, p. 441-442

xxiv J.M. «Libro Nuevo y Curioso», O.C.,t.l5, p. 398

xxv J.M. «Escasez de noticias electorales…» O.C.,t.6, p. 27O

xxvi J.M. «El proyecto de instrucción pública…», O.C. t.6,p. 35l

xxvii J.M. «Serie de artículos para «La América», O.C.,t.23, p.43-44

xxviii J.M. «Libro Nuevo y Curioso», O.C.,t.l5, p. 396

xxix J.M. «Familias y Pueblos…», O.C.,t.6, p. 277

xxx J.M. «Francia», O.C.,t.l4, p. 49l

xxxi J.M. «Antonio Bachiller y Morales». O.C.,t.5, p. 143

xxxii J.M. «Por la bahía de Nueva York», O.C.,t.l2, p. 27

xxxiii J.M. «Carta a Miguel F. Biondi, 24 de abril de l880»,O.C.p.284

xxxiv J.M. «El Poema del Niágara», O.C.t.7, p.23O

xxxv «Carta de Nueva York», O.C., t.9, p. 272

xxxvi J.M.. «Azcárate», O.C., t.4, p. 474

xxxvii J.M. «Maestros Ambulantes»,O.C. t.8, p. 29l

xxxviii J.M. «A la madre», O.C., t. 20, p. 475

xxxix J.M. «A Gualterio García», O.C., t.2, p. 268

xl J.M. «Cuaderno de Apuntes No. 2», O.C. t. 2l, p. 48

xli J.M. «Cuentos de hoy y de mañana. Prólogo», O.C.,t.5, p. lO8

xlii J.M. «Carta de Nueva York», O.C., t. 9, p.l34

xliii J.M. «Educación Popular», O.C. t. l9, p. 375

xliv J.M. «Función de los meseros….» O.C., t. 6, p. 267

xlv J.M. «Un mastodonte» O.C., t. 8, p. 410

xlvi J.M. «La Pampa», O.C., t.7, p. 37l

xlvii J.M. «En los Estados Unidos», O.C., t. 12, p. 473

xlviii J.M. «Meñique», O.C., t. 18, p. 324

xlix J.M. «Cartas de Martí», O.C., t. l0, p. 62

l J.M. «Un Viaje a Venezuela», O.C., t. l9, p. l54-155

li Véase María Elena Segura Tendencias de la Psicología en Cuba en las Décadas del 40 y el 50 Investigación no publicada. Instituto Superior Pedagógico E. J. Varona. La Habana, l990

lii J.M. «Clases Orales…», O.C., t.6, p. 23

  • publicado originalmente en: González Serra, Diego Jorge. (2010). Marti y la ciencia del espíritu. Revista Electrónica de Psicología Iztacala; Vol 7, No 2. Recuperado de https://repositorio.unam.mx/contenidos/44597

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