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Por: DGCS/UNAM

Aunque no sustituyen la relación interpersonal, los medios digitales son las nuevas formas de encontrarnos y a las que debemos adaptarnos

Mañana 30 de julio se conmemora el Día Internacional de la Amistad

Las amistades a distancia, cada vez más estimuladas a través de internet y redes sociales, no sustituyen a las personales, pero sí mitigan la sensación de ansiedad y depresión que vivimos en el mundo actual, especialmente en esta etapa de distanciamiento social por la pandemia, afirmó Hugo Sánchez Castillo, académico de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

Hugo Sánchez Castillo, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM
“Esta nueva forma de interactuar es algo a lo que nos tenemos que adaptar, pues no habrá una realidad como la conocíamos antes. Los humanos hemos soportado otras pandemias y desastres naturales, pero lo que nos permite ser una especie exitosa es nuestra capacidad de adaptación”, subrayó el doctor en Neurociencias.

A propósito del Día Internacional de la Amistad, que se celebra mañana 30 de julio, Sánchez Castillo señaló que aunque las relaciones lejanas no son tan efectivas, ayudan.

“La amistad debería ser una relación física, para compartir momentos y verse a los ojos, pero los medios digitales son las nuevas maneras de encontrarnos y funcionan para disminuir la ansiedad. No es igual que una relación física entre amigos, pero es algo a lo que tenemos que adaptarnos”.

Con las redes sociales hay una percepción de aislamiento, pero   disminuye de manera significativa el hecho de poder ver al otro, aunque sea en pantalla, remarcó.

El universitario recordó que la amistad ayuda a formar vínculos y empieza a tener importancia alrededor de los tres años; entre esa etapa y los ocho años comienzan a consolidarse las primeras relaciones que permiten a un individuo identificarse con otra persona, tener conductas cooperativas y permanecer con lazos que pueden durar toda la vida.

“Hay identificación en cuanto a patrones de comportamiento y de juego. Una amistad entre seres humanos (porque también existe en otras especies) es una relación afectiva no reproductiva y no agresiva que permite tener alianzas, formas de confrontación cuando hay problemas y consuelo en situaciones difíciles”, detalló.

Sánchez Castillo recordó que desde hace mucho tiempo nos volvimos sedentarios y nos establecimos en clanes, en grupos de individuos que hicieron que fuéramos desarrollando estos lazos. “En una amistad se ensayan conductas reforzantes y placenteras, hay una identificación con el otro y afinidad en gustos”.

Hormonas y neurotransmisores

Tras mencionar que las personas aisladas pueden tener mayor cantidad de problemas cardiovasculares, del sistema inmunológico, de ansiedad y depresión, explicó que en el cerebro la amistad tiene que ver con el sistema neurológico, estimula la oxitocina, una hormona que tiene que ver con el apego y con la conducta sexual.

“Los niveles de oxitocina se mantienen elevados cuando hay amistad, pues se siente placer al conversar con un amigo, estar acompañado y relajarse de la presión social”, comentó.

En este proceso también participan dos neurotransmisores: la dopamina, que produce sensación de placer y de lazos reforzantes, se incrementa; mientras que la serotonina, que aumenta la agresividad, disminuye.

Otra hormona importante es el cortisol (que se libera como respuesta al estrés), pero baja sus niveles cuando estamos con un amigo.

“No es posible vivir sin amigos, pues somos animales sociales como los perros, gatos, algunos pájaros, chimpancés, bonobos y gorilas. El confort de los amigos disminuye los niveles de ansiedad”, concluyó.