eloriente.net
6 de septiembre de 2013
Han llegado a la redacción de esta página de internet de Oaxaca, diversos comentarios de trabajadores estatales y municipales a los cuales no se les han pagado sus sueldos mensuales desde hace ya al menos dos o tres meses.
Esta situación, por normal que parezca, es sumamente grave: nada es más inhumano e insensible que privar de su salario a una persona, cuando ésta ha dedicado tiempo, creatividad, esfuerzo y compromiso al trabajo. No abarcamos por supuesto a aquellos que exigen remuneración sin desquitarla, sino a todos aquellos que haciéndolo no reciben la justa retribución por su labor.
Es inhumano, porque la moneda, el sueldo, el salario, como quiera se le quiera llamar, es la llave que abre el sustento para una familia, el pago del colegio de los niños, la luz en el hogar, el gas para la alimentación y la salud. Así funciona.
Por eso, si el empleador le niega esa llave a un trabajador es condenarlo a la preocupación, la realidad dolorosa, inclusive a la violencia por la supervivencia.
Y si el empleador es un gobierno, pues ya estamos en el colmo del absurdo, considerando que el dinero que el gobierno maneja ni siquiera tiene un propietario con nombre y apellido sino que pertenece a la gente. Es común que al ocupar un alto cargo público, el funcionario piense que el presupuesto le pertenece y disponga del mismo a su ánimo, a su gusto, sin que considere lo más básico, en este caso, el pago puntual de la nómina, incluyendo a quienes prestan servicios por honorarios o asimilables en el propio gobierno.
Seguramente los trabajadores que no han cobrado su sueldo, no han hecho públicas sus inconformidades por la cultura disciplinaria que padecemos en ciertas áreas de nuestra vida social; callando la injusticia hasta la indignidad.
Sin embargo, en caso de no haber oídos abiertos y sensibilidad suficiente, estamos convencidos de que los trabajadores impagados se organizarán y reclamarán lo que les corresponde. Entonces, la autoridad se verá rebasada de nueva cuenta, nos sumiremos en una crisis, se querrá componer a toro pasado lo que pudo resolverse de manera elemental.
Finalmente, ¿qué pensarán estos trabajadores, si se acuerda el pago de bonos y salarios caídos al magisterio, tan pronto regresen a Oaxaca, luego de su aventura de protestas en la capital país?
Cómo procesar esas diferencias, más que profundizando la verdad social que padecemos: la desigualdad en casi todos los niveles y la insensibilidad e indiferencias ante las necesidades de la gente.
Escribe: direcciongeneral@eloriente.net
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