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4 de octubre de 2013

Por: Guadalupe Zarza Briseño

Queridos amigos, que gusto volver a saludarlos y no sé ustedes pero pasó algo singular con mi persona y con varios de mis mejores amigos y amigas durante las semanas pasadas, sencillamente caímos en un desánimo por la situación entre la desgracias por las lluvias, la baja actividad económica, el tremendo conflicto con los maestros y en general el ambiente medio triste que se respiraba con los días nublados y lluviosos.

Lo mas simpático es que sin querer la frase de todos era esa con la que titulo mi columna, estar desanimados y apáticos es un lujo que no nos podemos dar; y no podemos porque simplemente mucha gente nos ve, nos imita, esta pendiente de nuestras actividades y esa mala energía se contagia, como las heridas infectadas, como las frutas echadas a perder en los fruteros, luego se llenan de mosquitos y contaminan a las otras. Ese comportamiento me llevó a fijarme y reflexionar un poco más sobre el lenguaje no verbal el que NO se dice pero al cual estamos todos expuestos del cual somos bombardeados con malas actitudes de las cuales no estamos plenamente conscientes. Dicho de otra manera las palabras convencen pero el ejemplo arrasa, es por ello que TODOS influimos en todas la personas que nos rodean en nuestros hijos, hermanos, padres, amigos, colaboradores, compañeros.

Está comprobado que la mayor parte de la comunicación que recibimos no es precisamente por lo que escuchamos o lo que leemos, sino que percibimos con todos nuestros sentidos; trataré de ser mas clara; cuando decimos a una persona mucho gusto sin mirarla a los ojos, sin una sonrisa y evitamos el toque personal sincero, realmente NO nos da gusto porque hemos aprendido a dar cariño con un buen abrazo, o un apretón de mano firme, respetuoso pero sincero. Entonces a la palabra la acompañamos de la acción y es en ese momento que vamos al cajón de nuestros recuerdos, donde guardamos el sentimiento de seguridad y certeza al recibir un abrazo que nos reconforte, ¿me explico?.

La comunicación es un treinta por ciento verbal consciente y un setenta por ciento no verbal e inconsciente, es decir vamos captando todo y vamos repitiendo inconscientemente exactamente lo que recibimos, vamos haciendo actos repetitivos hasta volverlos costumbres.

Es por ello que las malas actitudes son algo que siendo conscientes de lo contagiosas que son NO las debemos repetir, porque contaminamos a muchas personas, si realmente queremos que el mundo cambie, como decimos que queremos, debemos empezar por cambiar nosotros.

Si queremos que nuestra sociedad se vuelva más emprendedora, empecemos por cumplir los pendientes que tenemos, por ser propositivos, por estar animados, por cantar, por sonreír, por ayudar por procurar que nos vaya bien, que estemos contentos que seamos fuente de inspiración aunque parezcamos loquitos es mas sano ir tejiendo un mundo solidario y respetuoso, de crecimiento que uno desanimado y triste.

Todo se puede somos una gran mezcla de reacciones químicas y eléctricas, debemos cuidarnos, sanar nuestros pensamientos, ya que se vuelven acciones, acciones que contagiamos, entonces contagiemos cosas buenas, acciones buenas que será en beneficio nuestro. Y un secreto extra, de vez en vez un poco de complejo B ayuda a fortalecer nuestro sistema inmunológico, mejora el ánimo, lo juro!!! 

Un abrazo

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