Whiplash y el problema del ‘Good Job’, por Antonio Hernández #JuevesdeCine

Previo: Recomendación ELORIENTE.NET. SOUNDTRACK ÍNTEGRO DE LA CINTA.

(www.eloriente.net, México, 2 de abril de 2015. Por: Antonio Hernández de Lira*).- Para todos los que disfrutan escuchar música, interiorizarla como un arte y disciplina, seguramente Whiplash puede ser como un postre que satisface por mucho su paladar. Esta cinta inteligente que, a través de pocos escenarios nos ofrece una rica historia cargada de tomas íntimas, buenas actuaciones y momentos de desosiego, nos lleva a profundizar los temas de obsesión, el éxito, la intensa disciplina de las artes y la relación entre estudiante y tutor.

Durante Whiplash el rol de la obsesión y afán por el éxito del protagonista nos lleva en un viaje sobre sus propias inseguridades, su orgullo y excesivo empeño que deja a la perseverancia como un pequeño escalón que se desvanece para dar paso a uno más grande y compulsivo, fuertemente ligado con la relación de su director de orquesta, Terence Fletcher.

Es ahí donde sale al análisis la forma o los métodos en los que se trabaja la enseñanza o alguna disciplina. “No hay dos palabras en el idioma inglés más dañinas que Buen Trabajo (Good Job)” menciona Fletcher en una pequeña línea. Podríamos profundizar en otros aspectos de la película, pero en esta ocasión éste tema es el que puede provocar una discusión que confronte el aprendizaje del siglo XXI.

He escuchado de algunos amigos maestros que temen ahora que sus alumnos se quejen o protesten sus modos de impartir clases y que esto termine con su expulsión. Es verdad, la vieja escuela de la enseñanza estaba cargada de agresiones verbales, gritos y hasta golpes, pero en un intento por llegar a un equilibrio pareciera ser que algunos han optado por complacer más los caprichos de sus alumnos, dejando a un lado el nivel de exigencia.

El aprendizaje es un esfuerzo entre ambos, alumno y tutor. La pregunta que sobre sale y que salta en Whiplash es, como su mismo nombre lo traduce, ¿cómo debe ser aquel látigo ejercido por el guía para impulsar al estudiante a ser quien puede o no llegar a ser? Será mejor mantener al estudiante cómodo o desarrollar un buen nivel de demanda por parte del tutor para que se confronte con su propio futuro.

Fletcher opta por un látigo rudo y violento, cargado de adrenalina, con el afán de descubrir a alguna estrella excelente en su instrumento que pueda ser recordada por el tiempo, y casi hasta el final nos abre un panorama que posiblemente sea Neiman el que lo confronte y lo logre. La preocupación es cuando ese mismo tipo de látigo provoca a la larga, una destrucción en el interior del discípulo, que pocos como Neiman logran sobrellevar.

El problema no es expresar “Buen trabajo”, el problema es que esta misma frase ha dado cabida al conformismo, a un consuelo mediocre, cuando su significado debe estar ligado a un ‘te esforzaste y lo estás logrando’ y llevarnos a un ‘lo puedes hacer mejor’.

Whiplash nos habla de esa vieja escuela, de aquella enseñanza que producía grandes aprendices pero también agudas afectaciones. Nuestra conclusión ahora es qué tipo de látigo queremos ser, uno que sanamente impulse y exija mejorar a las nuevas generaciones o aquel que los mantenga adormecidos en su zona de confort.

*Antonio Hernández de Lira, es un Licenciado en proceso de la carrera en Comunicación en la Universidad Anáhuac Oaxaca. Amante del teatro, cine, foto y radio, Antonio colabora actualmente en el área de Comunicación Institucional de su universidad. Fue integrante del equipo ganador del premio nacional al cortometraje en el Día Q (2013) dado por la asociación A favor de lo mejor. Además de ser parte del equipo de producción del programa radial “El Parlante” y miembro del grupo de diseño y creatividad en su iglesia local.

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