OPINIÓN: México: Entre el norte y el sur. Por Irán Francisco Vázquez

(www.eloriente.net, México, a 8 de marzo de 2017, por Irán Francisco Vázquez*).-  Si México sufre actualmente los embates de Doland Trump es por que en las últimas tres décadas el gobierno mexicano le apostó “todo” al país del norte y no se interesó por trazar rutas alternativas ni en política ni en economía. Sólo hubo un plan A, no un plan B. Hoy ese único plan comienza a fallar y la clase política mexicana muestra cierta resistencia a abandonar ese camino.  

Históricamente hemos sido una nación dependiente de los Estados Unidos. De allá provienen los modelos de vida que el mexicano siempre quiso imitar. Por esta razón Octavio Paz llamaba al país vecino el “espejo indiscreto”, pues reflejaba todo lo que pudimos haber sido como nación pero no llegamos a ser. Quisimos alcanzar la modernidad como ellos y por ello se firmaron acuerdos que a la postre resultaron perjudiciales para nuestro país. Pensamos que la modernidad de los Estados Unidos era el único modelo a seguir. De esta forma México evitó la diversificación económica con otros países y anuló la posibilidad de una modernidad alternativa distinta al paradigma euronorteamericano.

Lo anterior se deriva de un mal histórico. Una vez declarada la independencia en 1821, México volteó los ojos a Europa en aras de ingresar a la modernidad occidental. De Europa —principalmente de Francia— México adoptó el paradigma jurídico y político que subsiste hasta hoy. También adoptó su modelo cultural. Esta estrategia funcionó a finales del siglo XIX e inicios del XX. Luego, las cosas cambiaron. Tras las dos guerras mundiales, México redujo su interés por Europa y dirigió la mirada hacia los Estados Unidos. Desde ahí no ha dejado de estar a la sombra del vecino del norte. O Europa o Estados Unidos. México: nación fluctuante en búsqueda de una modernidad ilusoria.

Pocas veces en su historia la clase política mexicana ha procurado entablar lazos firmes con el Sur, con “Nuestra América”, como le llamaba José Martí a América Latina. Es lamentable. Frente a los ataques de Trump y la incertidumbre política mundial, la redefinición de la identidad nacional y latinoamericana debe ser una obligación moral para el México del siglo XXI. En esta vuelta de siglo, México debería más que nunca tener presente el legado de Bolívar, Martí y el pensamiento latinoamericano en general.

Hasta ahora se han entablado un diálogo mínimo con el sur. La Alianza del pacífico en 2011 es una muestra de ello. Sólo busca el intercambio económico y comercial de México, Chile, Perú y Colombia, pero no avanza hacia una integración mayor, más allá de puramente lo político y económico. No digo que nos abandonemos a un tipo de nacionalismo regional a la manera del siglo XIX. Se trata más bien de crear un bloque que sirva como estrategia de los países marginales de Occidente para hacer frente a la globalización y las embestidas del Norte. Es momento de que México comience a pensar más como latinoamericano.  

Si el país desea hacer algo por sí mismo, no ha de estar a expensas sobre cuál será el próximo movimiento de Trump el día de mañana, sino que ha de debatir acerca de cuál será nuestro proyecto de nación para el siglo XXI. Un proyecto a largo plazo, ya sin la dependencia fuerte hacia los Estados Unidos, estabilizará las decisiones mediáticas que provengan del exterior. México tiene la opción de volver a nacer, de fortalecer su economía interna, de diversificar los acuerdos comerciales, de redefinir su identidad cultural con América Latina y su posición en la República Mundial. En el siglo XIX México dejó de ser una colonia española; el siglo XXI debe ser el tiempo en que México deje de ser una colonia de los Estados Unidos y comience a caminar por sí mismo.

*Irán Francisco Vázquez Hernández es narrador, ensayista y crítico cultural. Ha publicado cuentos, ensayos y artículos en diversas revistas del país (Cantera Verde, Ficticia, UNAM) y en el extranjero (La avispa). También está incluido en la antología Oficio de cantera (Oaxaca) y Cada silencio nace una palabra muerta (Madrid). Actualmente realiza su doctorado en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y prepara una novela.

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