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22 de diciembre de 2017

Por Vania Rizo

 

Es impresionante la manera en la que el cuerpo se regenera. Desde el nivel celular hasta la posible regeneración de un órgano o del cuerpo entero. El acto regenerativo toca a la mayoría de los seres vivos y ello nos une en común denominador a una vida llena de ciclos.

Regenerar proviene del latín Regenare. Re: hacia atrás, de nuevo; Generare: engendrar, producir. Y que la Real Academia Española (RAE) define como: dar nuevo ser a algo.

Se sugiere que al hablar de regeneración, se hable también de una ruptura, amputación, lesión, daño o destrucción. A partir de ello, se iniciará un proceso complejo a la nueva oportunidad, al cese de algo que no funciona más.

La comunicación grandiosa de la auto regulación es insistir en vivir. La forma en la que nuestros cuerpos llevan el mensaje del límite, es algo divino que debemos aprovechar para mejorar.

En toda vida humana existe un momento en el que se cree que el cuerpo es un accesorio, ese que no se verá afectado por nuestras decisiones. Los humanos se exceden en grasas, azúcares, alcohol, malos pensamientos y emociones. Se creen victoriosos y con mucha savia hasta que colapsan.



Al caer, activando enfermedades, no hay voz más fuerte que la del cuerpo para decir: ¡basta, yo soy tu vehículo sagrado!, ¡cuídame, esta es tu piel!. Y en efecto, nuestro cuerpo va siendo comprendido como el transporte del alma, ese que nos acompañará hasta el final de nuestros días.

Es de humanos comprender y comprenderse como seres cíclicos, pero es decisión de cada uno, elegir cómo experimentarlos. Si de manera serena, puntual, amorosa o de la forma en la que comúnmente se induce a un muerte súbita.

La regeneración está presente en toda vida. Está en las relaciones; la que tenemos con nosotros mismos, con los demás y con nuestro ambiente. La regeneración forma parte de nuestra esencia, pero de nosotros depende, la gran parte de veces, ayudar a ese proceso regenerativo.

Finalmente, si estás viviendo un momento cero, confuso, doloroso, estás o perdiste a un ser querido, enfermaste. Acepta y confía en tu cuerpo, en ti. En la posibilidad democrática que tiene la vida de regenerarse.

Pintura, videocoluma, vania rizo