Por Guadalupe Zarza Briseño

Queridos lectores, qué grato es cuando  ya te empiezan a decir que influiste en alguna decisión, que tu artículo o tus palabras llegaron en el momento justo a la persona exacta. Muchas gracias, para mí, éste es un nuevo ejercicio que me compromete a dar lo mejor de mi experiencia y a tratar de influir positivamente en sus corazones y desde luego tocar sus vidas.

Para la serie de artículos que tengo pensado escribir considero muy importante el tema que hoy nos ocupa y es el de la pasión.

Desde que somos pequeños tenemos preferencia por algo, algo que se nos da como un regalo, un Don, y es esa actividad la que nos facilita las cosas y con la cual, el tiempo se nos pasa sin sentirlo.

Esa emoción tan intensa por una idea, por un trabajo o por un sentimiento se llama Pasión, engloba entusiasmo y un deseo grandísimo, un vivo interés por alguna propuesta o por alguna acción.

Ese impulso que nace desde lo más profundo de nosotros, lo que nos empuja a buscar nuestras mejores habilidades para ser mejores, eso es pasión.

Es la pimienta de nuestra felicidad, es por lo que damos ese extra que nos hace sublimes, que nos hace trascender, que contagia, que irradia.

Por lo mismo, en un verdadero acto de consciencia y reflexión profunda, les pediría que busquen su pasión, qué los mueve, en qué se les va su tiempo sin sentirlo, porque es ahí de donde van a tomar las fuerzas para dedicar la mejor parte de su vida, al trabajo productivo.

Trabajar sin pasión, se antoja triste, cuando en un pequeño ejercicio de planeación de vida lo podemos visualizar y tomar las acciones necesarias para incrementar nuestras habilidades y por consiguiente nuestra calidad de vida.

Les voy a comentar que tengo un par de hijos, Miguel de 22 años y Pili de 21, ambos con pasiones diferentes, desde que estaban en mi vientre, ya venían etiquetados en cuanto a sus pasiones; Miguel ha sido inquieto, hiperactivo diría yo, su vida es un brinco, no sé exactamente que siente al brincar, lo ha hecho siempre, es súper intrépido y con los brincos, su pasión, ha ido creciendo, lo he visto disciplinarse en gimnasia olímpica, en las barras, en salto de caballo, en tomblin, lo he visto crecer como gimnasta urbano, lo he visto practicar y practicar diariamente por más de cinco horas y pareciera que el cansancio no existe, lo he visto perfeccionarse, tutorear a otros jóvenes, liderear, hacer negocios con ese deporte, estudiar su carrera, combinar vacaciones, viajes de estudios con su pasión. En suma lo veo feliz, pleno y sano.

En cambio mi hija Pili es toda pasividad, es tierna y paciente, le han gustado los niños desde siempre y su pasión son ellos, los pequeñines, creo que nació para eso, trabaja en la sección de maternal y con los pequeñines, van sus sueños y sus motivos, disfruta cada gracia de los niños, cada logro lo hace suyo, es muy feliz.

Espero poder darme a entender, qué los mueve, qué los hace sentirse plenos, qué no los cansa, qué pudieran dedicar su vida entera con todo el entusiasmo que merece la vida, su vida.

Busquen dentro de ustedes, no pongan de pretexto a terceras personas como su pasión, no cometan ese error, porque la vida es individual nos pertenece a cada uno por lo tanto lo que te gusta no necesariamente me debe gustar, busquemos nuestros motivos, nuestras pasiones, entonces podremos decir que realmente la vida es eso un gozo, un regalo.

Va mi cariño.

 

Foto: pasotraspaso, Algunos derechos reservados.