Por: Adriana Vasconcelos

Hace unos días, en una reunión de amigos, entre las charlas generales de cómo nos va y qué hacemos después de unos años de no vernos, uno de ellos retomó la conversación que mantuvimos en 2010, cuando como jóvenes a punto de graduarnos nos parecía que podíamos emprender cualquier proyecto.

En aquella ocasión situar empresas en Oaxaca era nuestro fin, él como administrador complementaba mi visión de economista, comentábamos que la inversión a mediano plazo podría ser fructífera y que el entorno de relativa paz social en el estado podría ser garante de que nuestras ideas florecieran.

Ahora, algún tiempo después, la plática volvió a situarse sobre la mesa cuando ambos tenemos perspectivas distintas gracias al entorno laboral en el que nos desarrollamos, nuestra ideología y lo que percibimos de la situación político-social. Por tal motivo, en esta oportunidad, mi amigo me cuestionaba nuevamente sí, dadas las actuales condiciones, sería viable invertir en nuestro Estado; dicha pregunta me hizo detenerme antes de dar una respuesta.

Algunos expertos recomiendan, en esta ciencia, no dar respuestas inmediatas y absolutas, plantean que es necesario respirar profundo y ajustar las ideas y los conceptos posteriores a una rápida evaluación para proceder a contestar. En ese momento, vinieron a mi mente dos enfoques, ya que por un lado hay quién dice que dada la inestabilidad política es inviable pensar en invertir; pero por otro, las características de la misma nos permiten vislumbrar que ante entornos complicados pueden surgir oportunidades.

Además, si partimos del principio de Demanda Agregada, en el que inversión es igual al ahorro,- aunque en este caso visto desde una perspectiva micro-, tenemos una nueva línea que seguir. Por lo que situé mi respuesta en algunos otros puntos que considero básicos, en primera determinar si hablábamos de Inversión Extranjera Directa (IED) o de Inversión local.  En el primer caso, si tomamos en cuenta la IED en Oaxaca, ésta ha tenido un desempeño irregular, sobre todo después de 2006, destacando una entrada extraordinaria en 2009 cuando empresas de Países Bajos introdujeron 21.1 millones de dólares, aunado también a que hace poco se dio el anuncio de que podría darse la llegada de la empresa de origen chino “Hareon Solar Technology”, la cual es posible que instale una fábrica de celdas y paneles solares en la entidad, convirtiéndola en la primera de América Latina.

Por otra parte, si nos enfocamos al aspecto local, en donde los oaxaqueños somos los inversionistas, la situación se vuelve un poco más complicada, ya que la capacidad de instalar empresas de gran tamaño es baja, constituyendo las Pymes un universo de aproximadamente del 90%, aunado a que su esperanza de vida se ve comprometida ante factores como las movilizaciones de distintos sectores de la población y en diversas partes de la entidad, la inexperiencia de los emprendedores, en algunos casos, el conocimiento empírico de su mercado objetivo y la deficiente apuesta por publicidad, el desconocimiento para el manejo del apartado fiscal, entre otros, hacen que la apuesta deba pensarse un tanto más.

Al final de la conversación, después de analizar algunos otros pros y contras, concluimos que invertir siempre será una apuesta riesgosa, pero que vale la pena tomarla, y que, en Oaxaca, hay ejemplos cercanos de personas que han tomado el riesgo y comienzan a desarrollar empresas con un mayor grado de innovación para enfrentar los retos.