Por: Miguel Carbonell

Estoy convencido de que cada persona tiene el poder de acercarse o alejarse de una vida exitosa. No creo que nada determine qué persona va a triunfar y qué persona va a fracasar en la vida: depende de nosotros y de lo que decidamos hacer con nuestra existencia.

Para que a cada uno le vaya mejor en la vida hay muchos factores a tomar en cuenta. Los que siguen son algunos de los que considero más importantes:

1. Fíjate metas realistas. No hay nada peor que ver a una persona aspirando a lograr metas que, objetivamente, están fuera de su alcance. Examina qué fortalezas y qué debilidades tienes. En función de ese análisis fija tus metas, manteniéndolas dentro de lo alcanzable y realizable.

2. No te preocupes en exceso por los problemas que te aquejan. Ocúpate en resolverlos, identificando los pasos que hay que dar para poder superarlos.

3. Dale a cada problema su justa dimensión. A veces pensamos que hay problemas que son más grandes de lo que verdaderamente son. Tómate el tiempo para valorar correctamente el tamaño de las dificultades que tienes enfrente.

4. Ten la suficiente flexibilidad para ajustar tus planes, según se vayan dando las cosas. Conozco a muchas personas que creen que la inflexibilidad respecto de lo que se proponen las hace mejores. No es cierto. Las personas que logran triunfar son aquellas que mejor se adaptan a su entorno y que tienen la suficiente visión para ver de qué manera es mejor desarrollarse en función de ese mismo entorno.

5. No le tengas miedo a los cambios. La vida moderna (la que nos ha tocado vivir) supone un cambio de grandes dimensiones a muy alta velocidad. Vivimos una “modernidad líquida” (para decirlo con las palabras de Zygmunt Bauman). Cambiar formar parte de nuestra realidad y debemos estar abiertos a lo nuevo que nos va trayendo la vida. Todo cambio debe ser visto como una posibilidad de mejora.

6. Controla los aspectos más relevantes de tu vida. Mucho de lo que nos sucede no depende de nosotros, pero no debes dejar que ningún aspecto importante, verdaderamente trascedente, de tu vida quede en manos de los demás. Nadie puede decidir por ti sobre los temas más decisivos de tu vida. Esas decisiones las debes tomar solamente tú, pues de ellas dependerán tu presente y tu futuro.

7. No intentes quedar bien con todos. Cuando una persona actúa y toma decisiones, genera diversas reacciones en los demás. A veces se producen reacciones positivas y a veces no. No debes preocuparte por ello. Es normal. Una persona solamente puede bien con todos cuando no toma ninguna decisión ni hace nada relevante. Tener opiniones, expresarlas y actuar conforme a las propias convicciones generará adeptos y adversarios. Siempre ha sido así y siempre seguirá siéndolo. Hay que aprender a vivir con ello y seguir adelante sin que las opiniones negativas nos detengan.

8. Toma cada crisis como una oportunidad de mejorar. Nadie está exento de pasar por alguna crisis a lo largo de su vida. A veces se producen por cuestiones afectivas o sentimentales, a veces por importantes pérdidas patrimoniales o a veces por la muerte de un ser querido. No debes dejar que el lamento y el duelo por esos hechos atenace tu vida. Hay que sobreponerse a las crisis y salir adelante habiendo tomado de la experiencia las lecciones que en cada caso correspondan.

9. No vivas con miedo. En nuestra época existen muchos factores para sentirnos angustiados y miedosos. La cantidad de catástrofes que suceden alrededor del mundo (o incluso muy cerca de nuestro entorno) abonan hacia un sentimiento de permanente riesgo para nuestra vida, nuestra integridad física, nuestro entorno profesional o familiar. Todo eso existe y sería irresponsable negarlo. Pero no debes dejar que el miedo guie las decisiones que debes tomar en tu vida. Tampoco el miedo debe dominarte hasta el grado de impedirte disfrutar de todo lo bueno que te ofrece la vida. Hay que tener el valor de vivir sin miedo.

10. Aprende a no mirar atrás. Cada persona tiene un pasado en el que confluyen experiencias positivas y negativas. Hay que valorar todo eso, pero sin dejar que el pasado suponga un peso para ver hacia adelante, para planear adecuadamente lo que sigue en nuestras vidas y, sobre todo, que no te permita disfrutar cada momento. Hay que ser optimistas y pensar que, aunque hayamos tenido muchos momentos felices en nuestra vida (momentos que atesoramos y recordamos con afecto e incluso con nostalgia), lo mejor de todo todavía está por venir. El futuro es una carta que cada uno de nosotros escribe momento a momento. De cada uno depende, en buena medida, que su contenido sea satisfactorio o frustrante.