eloriente.net

28 de noviembre de 2012

eloriente.net (Oaxaca, Oax. a 28 de noviembre/2012).- Desde muchas aristas, no es menor el anuncio público de las dirigencias del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Partido Acción Nacional (PAN) en Oaxaca, sobre su determinación de competir coaligados en las elecciones locales de 2013.

Por un lado, no es menor que haya sido acompañado de un mensaje más o menos en los siguientes términos, según lo que reporta el periodista Luis Ignacio Velásquez en voz del perredista Rey Morales: «Por tanto no podemos traicionar nuestro acuerdo, nuestro convenio, nuestro pacto, que iniciamos en el 2010; debemos terminarlo de manera conjunta, porque creemos que beneficia a nuestro estado de Oaxaca».

De alguna manera, estas palabras terminan por rehacer un compromiso bi-partidista con la administración del Gobernador Gabino Cué; se atan a los resultados buenos o malos de la misma, asunto al que se había rehuido durante muchos meses mediante posicionamientos críticos extremos, reproches por carteras relevantes en el gabinete o regateos legislativos, entre otras formas de manifestación política.

Con el anuncio de la coalición, PAN-PRD reconocen, traen para sí, la calificación de la administración local que habrán de significar las elecciones locales de 2013.

Si no lo eran, luego de este anuncio es claro que dichos comicios serán decisivos para determinar el grado de contento popular con el actual gobierno, su grado de consenso y margen de acción para la segunda mitad de su término.

De allí que Juan Iván Mendoza por el PAN y Raymundo Carmona por el PRD, comenzaran una carrera sin retorno para sus institutos políticos y también para la administración local. Pero esto que significa un riesgo, también es una extraordinaria oportunidad para los mismos actores, pues las condiciones en las que enfrentan al Partido Revolucionario Institucional han cambiado del todo desde la última elección estatal: hoy PAN y PRD son Gobierno en Oaxaca y el PRI es (a partir del día 1 de diciembre) Gobierno en lo federal; la izquierda cuenta la inmensa mayoría de los escaños federales y el Congreso Local no tiene mayoría absoluta.

Es decir, ahora las cartas y los posicionamientos son, deben ser, inversos.

Pero además abren la oportunidad de ganar.

Por eso, el segundo momento, el de construir una coalición sólida y con candidatos de alta representatividad, se vuelve la clave. Y allí los partidos tendrán que acudir a lo que llamaron «el acuerdo de 2010».

Seguramente, esos mismos partidos y dirigentes hablaron en su momento de posiciones para 2010 pero también para 2013. ¿Respetarán todos los actores los acuerdos de 2010 para 2013 en cuanto a posiciones se trata?

Una pregunta política que no preferimos pero que vale la pena hacer a estas alturas, pues de su respuesta en mucho depende la ‘normalidad’ del proceso de la Coalición.